Tinta Secuencial (23): Jazz Maynard, el noir llega a Barna

 Portada española del primer álbum
Aunque a veces cueste mucho de creer, no todas las historias españolas tratan de la guerra civil, la homosexualidad o la prostitución (jackpot si consigues aunarlo todo). Donde más patente se hace este hecho es en el mundo de la cuatricomía, y es que la libertad que te da el cómic en el mercado europeo es inabarcable, prácticamente.
Así se dibuja la historia de Jazz Maynard, un chaval que vuelve del otro lado del charco para reencontrarse con viejos fantasmas en su Barcelona natal a ritmo de la más pura música negra, para confrontar viejos desaguisados que se están cobrando las deudas en las carnes de su familia.
En este primer volumen apenas se perfila lo que, tal y como se deja entrever, será un carrusel vertiginoso de desventuras al más puro estilo del cinema noir, mezclados en un particular ambiente pulp que incluso bebe en algunos puntos del cine asiático de artes marciales.
Sí, a priori puede sonar descabellado, pero en su factura resulta todo tan natural y bien hilado que apenas te das cuenta de ello, sólo cuando cierras el álbum y cavilas sobre lo que has leído. ¿Una especie de tríada en las Ramblas? Efectivamente, y, como dirían muchos, “mola que te cagas”.
 Una muestra del arte interior
A todo esto le acompaña un dibujo tan personal como delicioso, a caballo entre el cartoon más caricaturesco y ese particular estilo sucio del dibujante Leinil Francis Yu, resulta excesivamente difícil de describir, y es una auténtica dulzura para los ojos.
Las líneas perfectamente nítidas, de grosor ondulante, sirven lo mismo para quitar hierro al asunto, como para exacerbar la violencia y visceralidad que se está mostrando, con esa maestría están utilizadas.
Remata la faena un coloreado a base de distintas tintas planas que, solapadas unas con otras, acaban conformando un mural de colores que entonan ambientalmente la escena que estás leyendo, facilitando empatizar con los sentimientos de los personajes.
 Otra muestra del arte interior
El conjunto es una auténtica maravilla, una de esas compras de las que no te arrepientes nunca y vas recomendando a todo el mundo que te cruzas. Sirva de aliciente que, al contrario que muchas otras series europeas, ésta ya ha finalizado y son únicamente cuatro volúmenes, de precio más o menos asequible.
Es más, ahora que se acercan festividades en los que los regalos son el pan de cada día, si alguna vez te quedas sin ideas para ese amigo tuyo al que le gustan tanto los cómics, pero no hay manera de saber en qué número de Patrulla-X se quedó, la obra al completo también ha sido editada en un integral, con lo que quedarás como un auténtico profesional si se lo encuentra al desenvolver el papel de envolver de colores chillones.