Revista Cultura y Ocio

Titanic II (Construcción)

Por Alejandropumarino

Titanic II (Construcción)

Titanic II (Construcción)

Titanic II (Construcción)

Titanic II (Construcción)

Las fotografías no se corresponden con el film de Cameron, sino con la verdadera construcción del buque más famoso por su naufragio, aunque la vista de las hélices, podría haber sido la de su hermano gemelo el Olympic. Entonces, en un símil extraordinario con nuestra situación actual, se encontraba próximo el descubrimiento de la bombilla eléctrica; la segunda revolución industrial, las máquinas de vapor, todo ello hacía ver con optimismo un futuro que se hundió con el Titanic dos años antes de la Primera Guerra Mundial. Europa y el mundo, se tiñeron de sangre antes de sufrir la primera gran depresión del pasado siglo, sin aprender de los errores cometidos, para repetirlos apenas tres décadas más tarde y vivirlos de nuevo a día de hoy, sin que hayamos sufrido el devastador efecto de la destrucción que supone una guerra. El Titanic fue el paradigma de la tecnología en aquellos años, mientras ahora no determinamos todavía con precisión la dichosa velocidad de los impertinentes neutrinos y no estamos menos orgullosos de nuestro acelerador de partículas que el Sr. Ismay de su criatura gigante, ignorando entonces que el acero no flotaba por sí solo. La historia debería servir para aprender de los errores pasados, aunque parece que insistimos en repetir idénticas equivocaciones por un empecinamiento absurdo. De niño, recuerdo que mi padre me llevó a conocer el “Afovos” un mercante griego de setenta y cinco mil toneladas, que estableció una nueva marca en El Musel; hoy en día nadie visita los graneleros que descargan doscientas y pico mil toneladas de mineral de hierro o de carbón en nuestro puerto local. La curiosidad interesa lo novedoso, pero disfrutar de lo cotidiano encierra el mayor placer: Alcanzar la felicidad con lo que nos queda al alcance de la mano, más la guinda que supone lo imprevisible. Que el Titanic nos espere muchos años en su profundo y oscuro sueño en el fondo del Atlántico Norte en el que duermen también tantas vanas esperanzas de pensar que ya hemos llegado a alguna parte.


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