Revista Solidaridad

Tito pide una rampa para Noe: «en el Ayuntamiento me llegaron a decir que me daban los materiales y que hiciera yo la obra»

Por Aparcamientodiscapacitados
Felipe Rubio Santana, más conocido por Tito en San Mateo, vive dedicado en cuerpo y alma a su familia y, sobre todo, a su hija Noelia. La niña, que ya tiene 37 años, sufre una discapacidad del 100% y requiere del uso de una silla de ruedas. Pero salir de casa es tarea difícil, las fuerzas de Tito comienzan a flaquear y una rampa hecha sin cabeza invita al desánimo.
Tito pide una rampa para Noe: «en el  Ayuntamiento me llegaron a decir que me daban los materiales y que hiciera yo la obra»
La necesidad hace que el ingenio se agudice, y Tito Rubio sabe mucho de eso. En su casa es el pilar, el que limpia, lava, plancha, cocina, cuida de la niña... Pero de nada de eso se queja, «hay que hacerlo». Su esposa está enferma y su hija también. Lo único, señala, es que si puede evitarse un poco de sufrimiento, mucho mejor. «Tampoco pido un chalet o una piscina», se lamenta. Lo único que quiere es que el Ayuntamiento de San Mateo lo atienda, que el alcalde o el concejal de turno lo reciba y que la  rampa de acceso de discapacitados que lleva a su casa sea de verdad eso. «Ahora mismo para lo único que sirve es para que las motos suban y bajen», señala Antonia Vega, otra vecina de Cuatro Caminos y madre también de dos hijos discapacitados. Por lo menos, «que vengan y lo vean, que se interesen».
Hace dos años que Tito Rubio batalla con el Ayuntamiento de San Mateo para que construya un acceso para discapacitados en condiciones. Vive desde hace 20 años en una vivienda de protección oficial en Cuatro Caminos y, dice, es al consistorio a quien corresponde hacer la obra. «En realidad, fue el Ayuntamiento quien construyó esta rampa en su día, pero no cumple con la legalidad». El grado de pendiente hace que sea tarea ardua subir o bajar la silla de ruedas de Noelia. En realidad, la mayoría de las veces Tito o recurre a la ayuda de su vecina Antonia, o se las tiene que ingeniar de mil maneras.
Normalmente, «o bajo primero la silla de ruedas y luego a Noelia; o, si la llevo a ella sobre la silla de ruedas, la bajo de espaldas». Subir es otro cantar, «tres personas empujando la silla y cuesta lo suyo».
Asegura este vecino de San Mateo  que «en el Ayuntamiento me llegaron a decir que me daban los materiales y que hiciera yo la obra». El tema también ha sido motivo de reproches entre gobierno actual y pasado, dice Tito, llegando una concejala a decir que arreglara la rampa quien la hizo. «A mí todo eso no me resuelve nada. La tiene que hacer quien está ahora en el Ayuntamiento. Sólo pido un poco de comodidad para vivir», asegura Tito Rubio a las puertas de su casa.
www.canarias7.es/articulo.cfm?id=362440
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