Revista Cultura y Ocio

Toda una vida. Robert Seethaler

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Toda una vida. Robert Seethaler
     "Una mañana de febrero de 1933, Andreas Egger encontró moribundo a Johannes Kalischka, el cabrero conocido por los habitantes del valle como Hannes el Corneta, lo levantó agarrándolo por el jergón de paja empapado, que desprendía un olor un tanto agrio, y lo arrastró durante tres kilómetros por un sendero cubierto con una gruesa capa de nieve."
 
     Vi este libro en twitter y creo que tardé apenas un minuto en decidir que me interesaba. Y mucho. Menos de una semana después, hoy traigo a mi estantería virtual, Toda una vida.
     Conocemos a Andreas Egger, abandonado en la puerta de su tío con unos pocos billetes metidos en un saco que llevaba al cuello, en un pueblo de las montañas. Son los años treinta y Egger comienza una vida como sobrino bastardo en una familia con hijos que lo trata como a un animal de carga. Seguiremos su vida y sus pasos hasta su muerte con más de setenta años, en ese mismo pueblo que lo viera llegar siendo un niño.
     En toda una vida siete décadas de historia son condensadas en su protagonista, Egger. Un hombre tranquilo, que ve como la vida pasa por delante de sus ojos mientras él camina cojeando en busca de un nuevo empleo; tal vez colocando cables del teleférico, tal vez enseñando el lugar a los turistas que poco a poco comienzan a llegar.. lo mismo da. Él busca un empleo, lo consigue y lo lleva a cabo. el mundo, mientras tanto, cambia a su alrededor. Y Egger mira. Porque esta es su novela. La de un hombre sencillo que descubre las durezas de su existencia desde sus primeros años cuando su tío, al pegarle, termina por provocarle la lesión que le dejará la cojera como recuerdo. La de un hombre que mira las montañas, capaz casi de ver su silencio y su grandeza y que mide los días en el tiempo que tarda el sol en esconderse tras ellas. Un hombre lento, casi calmo, del que Seethaler no hace una víctima en ningún caso, que no se sorprende por la vida, casi ni por la guerra. Porque la guerra llegó también a sus montañas, y Egger pasa ocho años en campamentos rusos. Y no hay drama. Solo el relato de una vida. Una vida que, cuando terminamos el libro, ha pasado por muchos momentos, aunque durante el camino apenas hayamos sido conscientes, porque, a fin de cuentas, y esta es una de las reflexiones a las que nos conduce esta lectura: la vida es eso que nos va sucediendo a medida que cumplimos años. Y no, no es una reflexión tan sencilla como puede parecer en un primer momento.
     Quizás lo que más sorprende de la novela de Seethaler es la sencillez con la que relata una época llena de avances y cambios que vivieron varias generaciones. No necesita ochocientas páginas, porque Egger nunca hubiera sido capaz de llenar tantas páginas con lo que sentía. Y eso lo convierte en un personaje entrañable para un lector que no duda en acompañarle. Toda una vida es una novela de un personaje que termina siendo para nosotros una persona. Quizás no hemos conocido a alguien como Egger, pero todos nos hemos tropezado con algún tipo de Egger en la vida. Y ese es el hilo que nos une a este estupendo libro que lejos de perderse en descripciones, te consigue llenar de sensaciones. La primera de ellas, la paz.
     Me ha gustado. Merece la pena su lectura.
     Y vosotros, ¿con qué libro comenzáis la semana?
     Gracias.

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