Revista Belleza

Todo lo que ella quiera ser.

Por Patlawmakeup @PatLawmakeup

Acabo de leer un interesante artículo de Berta González de Vega, "Demasiado pequeñas para tanto rosa". Me ha hecho pensar, recordar y hablar. Algo le he comentado en su Twitter, pero más debo decir. 


He pintado de rosa y puesto purpurina a niñas que casi no sabían hablar, pequeñas, recién cumplidos los tres años (mi edad mínima). He pintado mariposas en chicos y zombies en chicas. Así son ellos. 


El problema no es el color, el problema es que pensemos que un color es más de lo que es o es algo que no es, que las obliguemos a ser sólo eso, un color, que etiquetemos a las personas, que no podamos ser lo que queramos, de rosa, de rojo o de amarillo pollo. Nos gusta presumir, juzgar, excluir... obligarnos a elegir ser sólo una cosa, teorizar sobre por qué algunos quieren y pueden ser todo lo que quieran, por qué hacen esto siendo aquéllo o por qué son esto y hacen lo otro. Tiempo perdido, teorías inútiles. 


Horrores me costaba en las "reuniones de maquillaje" que hacía en casa, años atrás, que mis amigas, mujeres hechas y derechas, se pintaras los labios rojos. El rojo significa "algo" para ellas, también para los demás, van a llamar la atención, va a parecer que... ¿qué va a parecer? ¿que eres tú quien decide qué quieres ser? ¿tú eres lo que los demás creen que eres por tu color de labios? ¿el problema está en el color de tus labios o en la cabeza de quien los mira? ¿el rojo implica algo y así es y debe ser?

Todo lo que ella quiera ser.
Conozco una chica preciosa, no supera los dieciséis. La he pintado varias veces (por cierto, saben los que me han visto pintar, que mi color de labios, entonces, es siempre rojo o fucsia). Me dijo hace poco que quiere estudiar Derecho, pero también continuar participando en eventos como modelo. Tenía miedo, miedo de que la gente pensara que no puede ser las dos cosas, de que la juzgaran. Creía que debía elegir, una u otra vida. "Pero he pensado que, bueno, después de conocerte, como tú lo haces, pintas y eso... pues yo también puedo hacerlo". Por eso, y por más cosas, el problema no está en el color, está en lo que le decimos y mostramos que el color significa, en el ejemplo que le damos.

La hija de una buena amiga mía, un huracán, lista como ella sola, despierta, resuelta, divertida, ingeniosa, debe contar poco más de ocho años. Desde bien pequeñita, aún andaba con dificultad, jamás salió de casa sin ropa de calle, nunca en pijama, por nada del mundo. No dominaba aún la lengua y ya le decía a su mamá qué ropa quería llevar, siempre conjuntada y, casi en toda ocasión, rosa. Un prodigio, un prodigio rosa que no permite que nadie le dé órdenes (todo un desafío para mi amiga, hay que decirlo :)


El problema no lo tiene la niña de rosa, la hija de amiga o la modelo que sueña con ser abogada, lo tiene aquél que piensa que son "sólo es eso", un color, una imagen. Craso error. La princesa puede ser reina, reina y mucho más, todo lo que ella quiera ser. 


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