Revista Cultura y Ocio

"Todo lo que muere" de John Connolly (1999)

Publicado el 12 septiembre 2013 por Tomas

Hola a todos. En la actualidad, los expertos en autoayuda y coaching hablan mucho de la "zona de confort", ese espacio mental en el que tenemos todo bajo nuestro control y del que no salimos por encontrarnos seguros, tranquilos y a salvo de imprevistos y sobresaltos. Igualmente, nos animan a aventurarnos fuera de dicha zona para superarnos como personas y vivir experiencias nuevas y excitantes. Por ejemplo yo mismo, sin ir más lejos, he cambiado de marca de infusiones. También me apunté al reto "Leer 12 novelas negras" del blog "los relatos de Patri", por ser un género con en el que nunca me había atrevido antes. Así que me he leído mi primera novela negra propiamente dicha, y el resultado ha sido bastante satisfactorio, tanto que os voy a contar mis impresiones en la entrada de hoy. Vamos allá:

Título: Todo lo que muere (Every Dead Thing)

Autor: John Connolly, periodista y escritor irlandés afincado en los Estados Unidos, autor de 16 libros desde 1999.

Lo leemos...: En digital, en el Kindle.

Sinopsis: La vida del policía Charlie "Bird" Parker toca fondo cuando su mujer e hija son asesinadas brutalmente mientras él está bebiendo en un bar. Apartado del cuerpo y luchando contra su alcoholismo, se embarcará en la persecución de el Viajante, autor de la muerte de su familia, un enigmático asesino en serie, que le llevará desde los bajos fondos de Nueva York, a través de la profunda América rural, hasta los pantanos de la pecaminosa Nueva Orleans.

¿Cómo lo podemos definir?: Como una novela negra que combina todos los lugares comunes de la literatura policíaca clásica con los elementos de los modernos thrillers de intriga y suspense.

¿Qué podemos destacar de él?: Que supone el debut literario de su autor, y la presentación de Charlie "Bird" Parker, protagonista de una serie de la que ya existen doce novelas, de su entorno y de los personajes secundarios que lo rodean.

Lo primero que me llamó la atención de esta obra es su alto grado de violencia. Lectores avezados me han explicado que es algo característico del género noir, y si le sumamos la presencia de un psicópata asesino en serie, tendremos gran número de muertes de lo más truculento, de las que Connolly no ahorra detalle con su estilo gráfico y descriptivo. Pero la citada violencia no se limita a la figura del serial killer, sino que impregna toda la novela y cada escenario.

Así, "Todo lo que muere" cumple con los lugares comunes del género: Parker es un antihéroe, el policía alcohólico con su vida personal destrozada, que intenta huir de su pasado ejerciendo como detective de métodos expeditivos y que no se detiene ante nada en su investigación. Obsesionado con encontrar al asesino de su mujer e hija, se mueve por los bajos fondos y trata con mafiosos, dueños de gimnasios, soplones, criminales de poca monta... sus mejores amigos son un ladrón de alto nivel y su novio asesino retirado. Conserva amigos en la policía que se juegan el puesto por ayudarlo, y no faltará el interés romántico. Hay que resaltar que es un buen policía, es decir, es muy observador, tiene un gran olfato, es un tipo muy duro y con sólo 34 años es todo un veterano que sorprende por su aplomo y por su experiencia.

A todos los clichés que permiten disfrutar y reconocer el estilo, Connolly suma elementos más modernos, como el citado serial killer, la presencia del FBI, el uso de perfiles psicológicos en la investigación, las acostumbradas tensiones entre Federales y policías, escenas adrenalínicas de acción desbordante, y ciertos tintes sobrenaturales, que no revelaré.

Si bien la novela tiene cuatro partes, yo distinguiría entre dos bloques principales. Narrada en toda su extensión en primera persona por Parker, el libro tendría un primer bloque más clásico, conteniendo incluso capítulos narrados en presente, y casi me parece estar viéndola en blanco y negro con música de jazz de fondo, mientras que el segundo bloque concede mayor peso a los citados elementos "modernos".

Otro punto fuerte de la obra es su ambientación, que se ve beneficiada por el citado estilo gráfico de Connolly. Tanto Nueva York, el deprimente y asfixiante poblacho de Haven, Virginia, o la sensual Nueva Orleans y los pantanos de su entorno, así como las dependencias policiales, las mansiones de los mafiosos, los bares, las calles y los diferentes barrios, están recreados con gran expresividad, transmitiendo el calor sofocante, el ambiente enrarecido, la tensión, la incomodidad e incluso el olor fétido que corresponda a cada localización.

En cuanto a los personajes secundarios, sorprenden por su gran número y por lo elaborados que los presenta el autor, que cuida cada detalle de ellos, tanto físico como de personalidad, con especial hincapié en el vestuario como muestra del carácter y el status del personaje. Cada uno usa además su propio vocabulario y se observa como Connolly los emplea para tratar temas como el racismo, los prejuicios o los tabús sociales.

Entre estos secundarios, además de Ángel y Louis, la pareja de delincuentes homosexuales amigos de Parker, por quienes el autor no puede ocultar su cariño, destaca el Viajante como villano de la historia y terrible némesis del protagonista. Connolly retrata a un asesino frío, calculador, paciente y carente de sentimientos, que ni comete el mínimo fallo ni deja pista alguna para su captura. Ni que decir tiene que su identidad no se conocerá hasta el final, manteniéndonos en ascuas durante toda la trama.

No podemos pasar por alto el sólido trabajo de documentación del autor, en lo referido al armamento, tanto armas blancas como de fuego, donde detalla marcas, fabricantes, calibres, retrocesos o número de balas de los cargadores, como el que concierne a métodos policiales, trucos usados por los ladrones, consecuencias de golpes y lesiones, y efectos de diversas drogas en el organismo (lo que permite alejarse de la "fantasmada" y hacer todo mucho más creíble). En especial destacaría lo detalladas (y escabrosas) que resultan las descripciones de las actuaciones del Viajante sobre sus víctimas.

Se puede concluir por tanto que este "Todo lo que muere" es una más que adecuada tarjeta de presentación tanto para Mr. Connolly como para Parker, un verdadero antihéroe, un hermoso vencido por el que acabas sintiendo lástima y por quien al menos yo no me cambiaría.

¿Hemos subrayado algún párrafo?: Sí. Sobre los serial killer y su desorbitada presencia en los EE.UU.:

"[...]Esos individuos se propagan como bacterias y este país no es más que un enorme caldo de cultivo para ellos. Según estimaciones del FBI, podrían estar cobrándose unas dos mil víctimas al año. [..] En estos momentos hay al menos doscientos asesinos de este tipo en activo. Como mínimo doscientos. -Recitaba cifra tras cifra y subrayaba cada dato estadístico señalándome con la botella-. Nueve de cada diez son hombres; ocho de cada diez son blancos, y a uno de cada cinco nunca lo cogen. Nunca. "¿Y sabes qué es lo más raro? Que en este país hay más que en ninguna otra parte. Nuestro querido Estados Unidos de América produce a esos hijos de puta como muñecos de los personajes de Barrio Sésamo. Tres cuartas partes de ellos viven y trabajan aquí. Somos el principal productor mundial de asesinos en serie. Es un síntoma de enfermedad, eso es. Estamos enfermos y débiles, y esos asesinos son como un cáncer dentro de nosotros: cuanto más deprisa crecemos, más rápido se multiplican ellos.[...]"

A poco de comenzar la novela, reflexiones con las que se atormenta Parker:

"Tenía la coartada de un borracho: mientras alguien me arrebataba a mi esposa y a mi hija, yo bebía bourbon en un bar. Pero aún aparecen en mis sueños, a veces sonrientes y hermosas como eran en vida y a veces sin rostro y ensangrentadas como las dejó la muerte; me hacen señas para que me adentre aún más en una oscuridad donde se oculta el mal y no hay lugar para el amor, adornada con millares de ojos ciegos y los rostros desollados de los muertos."


Y por último, una muestra del tono violento de la novela, del estilo descriptivo del autor y del tono general de la novela:

"Según lo previsto, Ollie, más corto que las mangas de un chaleco, abrió la puerta del 2317 unos cuatro minutos después de mi llamada, asomó la cabeza y, a continuación, bajó con paso torpe los peldaños hasta la acera. Era un personaje absurdo: mechones de pelo alisados a través de la calva, la cinturilla elástica del pantalón marrón claro dilatada sobre aquel vientre de proporciones descomunales. Monica Mulrane debía de quererlo mucho, porque él no tenía dinero y, desde luego, tampoco buena presencia. Curiosamente, Ollie Watts, el Gordo, me inspiró cierta simpatía."
"Ollie acababa de poner el pie en la acera cuando un hombre que hacía jogging, vestido con una sudadera y con la capucha subida, corrió hacia él y le descerrajó tres tiros con una pistola que tenía el silenciador puesto. De pronto, la camisa blanca de Ollie se llenó de lunares rojos y él se desplomó. El hombre que hacía jogging era zurdo, se detuvo junto a él y le disparó una vez más en la cabeza."

¿Más datos de interés?: Tuvo una gran acogida de crítica y público por igual. En el año 2000 estuvo nominado al Premio Bram Stoker a la mejor primera novela, y ganó el Premio Shamus a la mejor primera novela negra.

Y por supuesto, recordar que el protagonista comparte nombre y apodo con Charlie "Bird" Parker, el legendario saxofonista de jazz y pionero del bebop, quien padeció también una vida trágica y atormentada. El libro contiene bromas al respecto, como que el padre de Parker no escuchaba jazz y no conocía al músico, simplemente le gustaba el nombre. Curiosamente, Parker (el músico) murió a los 34 años, la misma edad que tiene Parker (el protagonista) en la novela.

En conclusión, esta salida de la "zona de confort" ha sido de lo más fructífera, y ya tengo marcadas mis próximas novelas negras para leer. Si buscáis una historia de este género para acercaros a él, o simplemente una lectura atractiva y "atrapante", yo os recomendaría "Todo lo que muere". Os aviso que es adictiva, por si luego sentís la necesidad de leerlos las siguientes. Ahora me vuelvo a mi guarida a hacerme un té, porque fuera de la "zona de confort" está oscuro y hace frío. Nos leemos!


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