Revista Salud y Bienestar

Todos los medicamentos que se ensayan para combatir la enfermedad del virus del ébola

Por Miguel @MiguelJaraBlog

El objetivo de detener la fiebre hemorrágica del Ébola está moviendo a varios laboratorios y agencias estatales de investigación sanitaria. Son diversos los proyectos de investigación que se llevan a cabo y que con motivo de la epidemia actual (o mejor escrito por su salto a occidentales) ahora conocemos. La muerte del sacerdote Miguel Pajares deja algunas incógnitas sobre el ZMapp.

Como comentamos el “suero milagroso”, como se llamaba hasta ahora a ZMapp, se ha probado en dos cooperantes estadounidenses y en el español fallecido. Sobre si hizo algún efecto o incluso contribuyó a la muerte del padre no vamos a saberlo me temo.

El estricto protocolo de intervención cuando fallece una persona que supone un riesgo sanitario, obliga a la sellación del féretro y su pronta cremación. Se desconoce si alguien llevó algún tipo de control y registro sobre la aplicación del fármaco experimental (se supone que sí pues además del uso compasivo del medicamento es claro que se utilizaba al padre en un ensayo abierto, se probaba en él).

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De momento y pese a que en la Organización Mundial de la Salud (OMS) se enteraron por los medios de comunicación del fallecimiento del cura toledano, ZMapp y cualquier fármaco en fase de experimentación podrá usarse en caso de situación sanitaria extraordinaria, como la actual del ébola.

Así lo ha avalado el comité de ética de la OMS reunido a principios de esta semana en Ginebra. Hay que seguir muy atentos al recorrido del ZMapp que como explicábamos hace unos días presenta evidentes claros y oscuros.

La siguiente opción medicamentosa para intentar atajar una epidemia de ébola está en el promocionado posible remedio de Tekmira, TKM-Ébola. Ésta compañía farmacéutica y Biocryst Pharmaceuticals han recibido fondos del Departamento de Agencia de Reducción de Amenazas a la Defensa de la Defensa de Estados Unidos y tienen candidatos terapéuticos para el Ébola en el desarrollo temprano.

Tras conocerse el acuerdo con el Gobierno estadounidense las acciones en Bolsa de la compañía Tekmira se dispararon. BioCryst, con el apoyo de los Institutos Nacionales de Salud (NIH), está trabajando para desarrollar un medicamento antiviral para tratar el virus del ébola que se espera que comience la fase 1 de pruebas a finales de este año.

También lo comentábamos en el post sobre ZMapp, el Gobierno de EE.UU. a través de entidades militares están tras la “cura” de ébola. El Departamento de Defensa está trabajando con una compañía llamada Newlink para desarrollar una vacuna candidata contra el Ébola.

Por otra parte, el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. (NIAID/NIH) está apoyando a la compañía biofarmacéutica Crucell (propiedad de la multinacional del gran consumo Johnson & Johnson) en el desarrollo de una vacuna contra los virus ébola/Marburg, ya probada en seres humanos, según afirma el laboratorio. Esperan llevar a cabo el estudio con voluntarios sanos a finales de 2015 o principios de 2016, ha indicado NIAID.

Dicha institución también financia a la empresa norteamericana Profectus Biosciences, que desarrolla otra vacuna preventiva. El NIH y la Universidad Thomas Jefferson colaboran en el desarrollo de una vacuna contra el ébola sobre la base de una vacuna contra la rabia, que podría servir para prevenir esas dos enfermedades. Todavía se está probando esta vacuna con animales.

También el laboratorio farmacéutico británico GlaxoSmithKline está trabajando junto a USA para empezar próximamente un ensayo clínico de una vacuna candidata a combatir el ébola. Las pruebas en humanos comenzarán en septiembre primero en el país norteamericano y luego con probabilidad en uno africano, según un responsable de la compañías.

En España, un equipo internacional de investigadores con el Hospital 12 de Octubre de Madrid a la cabeza publicó en 2013 en la revista Nature Communications un estudio sobre una molécula que consigue bloquear de forma eficaz la entrada del VIH y del virus del Ébola en un tipo de células del sistema inmunitario de los mamíferos presentes en las mucosas.

Aunque no lo parezca en estos días de sobre información en los medios de comunicación, el ébola es una enfermedad muy poco frecuente y también  muy difícil de abordar. La web clinicaltrials.gov recoge todos los ensayos clínicos de productos que se pretende comercializar en EE.UU. Todos están en sus primeras fases. Dos fueron suspendidos o retirados, lo que indica que los efectos adversos impidieron acabarlos. Ninguno de los demás ha llegado a publicar los resultados. El otoño se presenta interesante pero si hay resultados no servirán para los ya infectados.

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Como podéis ver, la crisis del ébola ha avivado la búsqueda de un remedio. Algunos de estos proyectos estaban comenzados. Otros aparcados y han reaparecido en escena. Otros han acelerado en vista de las expectativas.

Casi todos están cortados por el mismo patrón: Acuerdos entre compañías farmacéuticas privadas y entidades públicas para conseguir medicamentos sujetos a patente. Me sorprendería si los intereses sanitarios de las poblaciones afectadas se antepusieran a los del mercado (ya se ha publicado que el fármaco experimental contra el ábola ZMapp no llegará a África o al menos en la medida necesitada).

Éste se ha creado estos días con el miedo al virus del ébola desatado. Desde mediados de los años setenta del siglo pasado que se produjo el primer brote de ébola no nos han preocupado tanto estas crisis. Si esta nos alarma es porque además de ser la más grave registrada -las muertes superan ya las 1.000 personas- es la primera vez que “salpica” a los occidentales e incluso tenemos un compatriota muerto por ello, el primero de Europa.

Los acuerdos público-privados para el desarrollo de fármacos son una buena solución siempre que las administraciones públicas lleven el control del asunto y lo hagan con transparencia.

Y además, lo más importante, que además de asegurar a las empresas que investigan una justa remuneración por su trabajo (si el medicamento hallado es eficaz y seguro) se garantice que los remedios llegarán a las poblaciones afectadas.


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