Revista Historia

“Tomar las de Villadiego”

Por Exprimehistorias

Polvorosa en Germania significa calle y poner pies en polvorosa es huir o escapar. “Coger las de Villadiego” o “las calzas de Villadiego” Fernando de Rojas escribe este dicho en la Celestina, cuando trataba de huir del peligro.

Semprónio y Parmeno en el Acto II, cuando acompañaban a su amo Calisto, en Calisto y melibea, dice el primero:

“apercibeté a la primera voz que oyeres, a tomar calzas de Villadiego,

Y responde el otro:

leído has donde yo; en un corazón estamos”.

Miguel de Cervantes también lo cita en el Quijote en el Capítulo XXI de la Iª Parte cuando escribe que el barbero después que fue derribado de su asno por Don Quijote, “puso los pies en polvorosa y cogió las de Villadiego”.

En la Gran Sultana hace decir a Madrigal:”Pondré pies en polvorosa y tomaré las calzas de Villadiego”.

León Tolstoi cita la frase en el capítulo sexto de la quinta parte en Guerra y paz cuando dice: “él había tomado las de Villadiego, pero ella ha venido a echarle el lazo otra vez”

Se cree que esta expresión la habían leído los criados en algún libro de cuentos de Villadiego olvidado en alguna casa. En tiempo de Sebastián de covarrubias el artículo calza dice que no se sabe el origen de esta expresión.

Sospechaba que un tal Villadiego se debió de ver en algún aprieto y sin tiempo, con las calzas en la mano, se fue huyendo.

Juan Eugenio Hartzenbusch llegó a decir que en realidad el dicho no aludiría al pueblo de Villadiego ni tampoco a ningún hombre llamado Villadiego que hubiera salido corriendo, sino a los «villariegos» como «andariegos» de cualquier parte.

Quevedo en su Visita a los chistes refiere que Vargas el de “averigüelo Vargas” se encontró con Villadiego y este le dijo: “Señor Vargas, pués v.m. lo averigua todo, hágame merced de averiguar quién fueron las de Villadiego, que todos las toman; porque yo soi Villadiego, y en tantos años no lo he podido saber, ni las echo de menos, y querría salir de este encanto”.

Vargas, que tampoco sabía de donde venía la expresión se excusó evitando contestar…

Los refranes del viejo celoso. D. Fco. de Quevedo y Villegas. (1580-1645)

VEJETE: ¡Ah, mujer! ¡Ah, mujer mía!
¿Dónde os vais? No quiero oíllo.
Tomo las de Villadiego,
voy tras ella.
(Sale VILLADIEGO).
VILLAD.: Viejecito,
yo soy ese Villadiego.
En mis calzas, ¿qué habéis visto
para decir que las toman
los que huyen? Antes son grillos
unas calzas atacadas,
y para ir su camino,
no tomallas, qu’el soltallas

V. Con las palabras,los hechos. Por Juan Ruiz de Alarcón. (1580-1639)

Culpa a un bravo bigotudo

rostriamargo y hombriterto,

que en sacando la de Juanes

toma las de Villadiego;

culpa a un viejo avellanado

tan verde, que al mismo tiempo

que está aforrado de martas

anda haciendo Magdalenos;

EL Capitán Alatriste. Por Arturo Pérez Reverte. (1951)

Capítulo 5, Los dos ingleses

Tanto despertó aquello la curiosidad de Alatriste que, en vez de tomar las de Villadiego, como pedía a gritos su sentido común, se quedó allí quieto junto a los dos ingleses a quienes había estado a punto de enviar al otro barrio.

La reliquia de San Marcelo

El profesor Carlos Javier Taranilla reúne en un libro los cientos de reliquias existentes en la provincia leonesa, entre ellos el fémur de San Froilán o los cabellos de la Virgen.
Y en relación a la reliquia de San Marcelo dice lo siguiente:

Y sobre todo la del propio San Marcelo, uno de los patronos de la ciudad, que está situada bajo dicho altar y que solo se expone el 29 de octubre, día de su festividad.

Precisamente en torno a los restos de san Marcelo recuerda Taranilla una simpática leyenda: «Dicen que cuando se trajeron sus restos desde Tánger, donde había sido martirizado, en 1493, con presencia de Fernando el Católico, se organizó una solemne procesión a la que acudieron muchos enfermos; uno de ellos, tullido y natural de Villadiego, se curó rezando; entonces se levantó y se fue para su pueblo; y justo de ahí viene aquello de ‘tomar las de Villadiego’.

Villadiego

Villadiego era y es una importante población castellana de la actual provincia de Burgos.

Fue fundada por el Conde Don Diego Rodríguez Porcelos, Señor de Amaya, en la segunda mitad del siglo IX, todo ello algunos años antes de que el mismo emprendiera la gran obra de la fundación o repoblación de la ciudad de Burgos en el 884 por mandato del Rey Alfonso III el Magno. Así se tituló esta Villa, bien porque el Conde Diego la fundara o bien porque fuera su dueño y señor.

Anteriormente se llamó Las Siete Villas de Diego. En la antigüedad hubo siete barrios con sus iglesias, de los que sólo subsiste el primero.

Eran: Barruelo, San Esteban, San Cristóbal, Tudanca de Arriba, Tudanca de Abajo, Mora y el primitivo villorrio de Villadiego.

Hay varias teorías sobre el origen de esta frase:

  • algunos afirman que allí se fabricaban unas alforjas que eran muy utilizadas para salir de viaje en aquellos tiempos.
  • También se cree que aludía a las alpargatas, cómodas y fáciles de poner para salir por patas si es menester, confeccionadas en Villadiego.
  • Otros hablan de un aventurero de esta población, que durante la conquista de América tuvo que salir precipitadamente de algún lugar, o fue enviado a una misión de la que no regresó, haciéndose famosa su hazaña.
  • O varios aluden a un tipo de calzones que se confeccionaban por entonces en el pueblo burgalés muy utilizados para salir de viaje.

La explicación más creíble es la de las persecuciones de los judíos durante la Edad Media:

El rey Fernando III ‘El Santo’ (1199-1252) promulgó un decreto prohibiendo que se persiguiese a los judíos de Villadiego, poniéndoles bajo su protección y custodia. Por eso, los judíos consideraban a esta villa como su santuario.

Cuando se sentían amenazados “tomaban las de Villadiego”… o sea, que se apresuraban a buscar refugio y seguridad en dicha población.

Allí debían vestir una especie de calzas amarillas, que los identificaban como judíos protegidos del monarca, y por lo tanto no eran sometidos a humillaciones o maltratos.

Esta pragmática fue confirmada por Alfonso X El Sabio en 1255- Otorgaba protección a los judíos de las constantes persecuciones de que eran objeto. «Sepades que yo recibo en mi comienda, et en mio defendimiento los judíos de Villadiego», señalaba el mandato del monarca «et ninguno que mal les ficiese a ellos», según recogen las «Memorias para la vida del Santo Rey…».

En relación a este dicho, en una de las columnas de entrada al Ayuntamiento de Villadiego existe una imagen en piedra de San Pedro encarcelado junto a un soldado (Villadiego) y al lado la siguiente inscripción:

Villadiego era un soldado
que a San Pedro en ocasión
de estar en dura prisión
nunca le faltó del lado.
Vino el espíritu alado,
y lleno de vivo fuego
le dice a Pedro: Sal luego
toma las calzas. No arguyas
Pedro por tomar las suyas,
tomó las de Villadiego.

Al otro lado, un relieve del burgalés Andrés Martínez Abelenda representa al ángel liberador ordenando a San Pedro que se calce presto para salir de la prisión y a éste con tanta prisa que por error toma las calzas del soldado Villadiego, que duerme profundamente.

«La plaza mayor porticada con portales dobles de Villadiego es un vestigio del pasado judío del pueblo», asegura Antonio Martínez, autor del libro «El dichoso dicho: Tomar las de Villadiego» (Ediciones Balnea).

Los judíos protestaron y esto motivó la construcción de un segundo soportal para que pudieran deambular sus posibles clientes en caso de lluvia. Estos datos los da un funcionario que ha pasado ocho años investigando el origen del dicho sobre Villadiego.

En la puerta de atrás de la iglesia parroquial de San Lorenzo de Villadiego, una tablilla recuerda el privilegio real para con los judíos con su inscripción de «Iglesia de asilo». El investigador de la localidad relata que «los judíos llegados a Villadiego entraban por esa puerta y salían por la principal ya con las calzas».

Las calzas de Villadiego «Todo el mundo las llevaba. Eran como unos pantys. Las de los curas, por ejemplo, eran de color bermejo y los judíos tenían que llevarlas amarillas».  Martínez, en su libro detalla este atuendo y cómo «hoy se sigue utilizando la palabra “medias” por las medias calzas que tapaban hasta la rodilla».

Hay muy poca documentación debido a las tropas francesas de la invasión napoleónica ya que quemaron los archivos del pueblo.

Derrota de Alfonso VIII rey de Castilla en la Batalla de Alarcos

Otra historia cuenta que en el siglo XII, en plena reconquista peninsular, cuando el 19 de julio de 1195 Alfonso VIII, rey de Castilla, fue derrotado por el ejército Almohade de Yusuf II en la batalla de Alarcos.

El rey castellano se encontró en peligro después de la derrita cristiana y tuvo que abandonar el castillo de Alarcos (Ciudad Real) con unos pocos leales. Huyó por el camino de Villadiego hacia el castillo de Manzanares. En el castillo de Alarcos quedó Don Diego López de Haro al mando del resto del ejército Cristiano.

Desde entonces se usa la expresión “tomar las de Villadiego” cuando se huye a toda prisa de un lugar…

Ver Vídeo de Villadiego

http://www.cuatrovillas.es/descubre-las-4-villas/villadiego#

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