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Transición Española, acto II : La nueva mesa de debate político (gracias a Salvados)

Por La Cloaca @nohaycloacas

Publicado por Ezequiel L

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Anoche asistíamos al encuentro más deseado, en el ambiente que cualquiera desearía. Ese bar de toda la vida , donde la estética sin finalidad no tiene lugar.

Se encontraron, Albert y Pablo. Dos caminos muy diferentes condenados a entenderse, condenados a cruzarse al menos. Hay varias cosas que se hacían evidentes hasta el hastío, partiendo de que ambos candidatos buscaban la reafirmación de su figura mediática, y no la conquista de nuevos territorios ideológicos.

Por eso, para alguien que nunca ha visto una mínima intervención de Pablo Iglesias, se siente iluminado por su fortaleza política y supuesta firmeza ante los poderes económicos. Pero si has visto la mayoría de sus intervenciones, lo que se siente es un grado de decepción, consciente del potencial de Pablo, que se comporte como un disco rallado a veces. Con argumentos, que aunque aún válidos, necesitan una evolución. Necesitamos ver una evolución, no sólo una moderación en las formas, sino ése sentir que esconden un as en la manga.

De esta manera, los medios de centro otorgan una victoria a Rivera, concibiendo dicha charla como un partido de fútbol más. Sería un error romper barreras en las nuevas formas de debate político y mantener algo como un marcador deportivo a la antigua usanza. Aún así, la impresión en el primer cuarto de entrevista, es que si había algo en juego, lo estaba ganando Rivera sin duda, consiguiendo que Pablo no encontrase la manera de explicitar sus buenas intenciones y voluntades. Con el peso de las promesas frustradas de Tsipras sobre sus hombros.

La impresión es que Pablo en algún momento sintió aquel escalofrío que todos sentimos cuando al principio de un examen vislumbramos la posibilidad de suspenderlo. Por fortuna para el debate, la situación se equilibró cuando pasaron varios minutos.

Rivera se reafirmaba en el producto comercial que se siente a gusto vendiéndose a sí mismo, como esos anuncios de “infalible tecnología alemana” de un frigorífico.  Se mercantiliza la solvencia, el “yo tengo propuestas concretas”, cuando sabemos, siguiendo el ejemplo de Tsipras, que una vez se llega al poder las propuestas se revierten. Sin ir más lejos, recordamos aquel debate en campaña electoral, en el que Rajoy, antes de ser presidente, presumía “tenemos las herramientas listas, el diagnóstico perfecto, sólo nos falta el voto”, y que tanta gente creyó.

Esto hace a Rivera alinearse con la tradicional costumbre de la derecha española desde Aznar, de agenciarse la verdad absoluta en sus herramientas de gestión económica. Sin embargo, como diría Varoufakis, cuyo conocimiento en materia económica está más que contrastado, la economía no es una ciencia. Como mucho es una especie de política con fórmulas (recomiendo ver el Salvados de Varoufakis).

Dicha imagen, de Rivera, que los está catapultando, sirviéndose de la desconfianza en Podemos y el aborrecimiento del antiguo bipartidismo, los puede llevar a terrenos un poco pantanosos, como se vio también ayer. El no-tiene-por-qué incómodo momento en el que Jordi Évole muestra a Rivera un vídeo del presidente del BBVA elogiándolos, y descalificando a Podemos de la competición.

Ésto le vino bien a Pablo para remontar, y colocarse en la tesitura “unos generamos confianza para la gente, como el caso Carmena y Colau; y a otros les interesa generar confianza en los mercados”. Con un Rivera cada vez más ansiado por meter un gol, no dejando a veces terminar la argumentación del contrario. Única cosa reprochable diría yo.

Entre las divergencias, podíamos encontrar la propuesta de contrato único de Rivera más una compensación del gobierno (impuesto negativo) , frente a la subida del salario mínimo de Iglesias. Uno argumenta que el empresario se aprovechará de un contrato único y de unas “subvenciones” el gobierno. El otro, que con una subida del salario mínimo bajará la contratación, “primero hay que generar la riqueza, para después redistribuirla”, exhibía Rivera casi como eslogan para la impronta del espectador. Lo que no sabemos, es si alguien se perderá a mitad de camino del  proceso neoliberal de generar para después repartir.

El intervencionismo del estado, en situaciones en las que una gran empresa no respete los derechos de un ciudadano, sostenido por Iglesias, es visto por Rivera como política de la vieja, comunismo, incluso franquismo económico llega a decir. “Comparaciones” que los medios favorables a Podemos desorbitan. En ese momento, Jordi pone encima de la mesa si son suficientes las megamultas en esos casos. ¿Dinero contra dinero? Es arriesgado confiar en la buena intención de un capitalismo sin corruptelas temporalmente.

Esta opinión también polariza a Ciudadanos dentro del centro derecha, rol que intentan evitar por cualquier medio.

Otra de las divergencias, como vimos hace poco, es el tema Catalán, en esto Ciudadanos parece jugar al “Catalanes, olvidemos este tema a cambio de un par de limosnas políticas”, frente a Iglesias que apuesta por el referéndum, pero favorable al NO a la independencia. A ninguno de los dos se les ocurre decir, Sí al referéndum, pero con una intensa campaña seria y neutral de información para la gente sobre el escenario posterior a la Independencia.

Es decir, votar sin saber no sirve de nada. No hay libertad de voto sin libertad de pensamiento (diría Sampedro, cuyo Salvados también es altamente recomendable). Y no creo que el clima catalán se caracterice por la información neutral.

Sin embargo,  lo más interesante de la entrevista, por fortuna para todos nosotros, es la convergencia. La amplia convergencia en muchos temas importantes, en un tono nada crispado. Que nos da un atisbo de esperanza en la nueva política. En asuntos como Mas, en derogación de políticas del PP, en políticas sociales, en anticorrupción, abolición de las SICAVS, etc.

No me creería si me escuchase, pero la conclusión es que un parlamento con estas dos grandes mayorías, sería algo muy beneficioso para todos. Y sobre todo, no se me ocurre donde se puede colocar el PSOE, que sigue a su bola, intercambiando políticos como si fueran cromos.

¿¿Puede existir una complementación de ambos?? No me atrevo a preguntar esto en voz alta.

¿¿Se hará Iglesias el harakiri político si sigue con un proceso de potabilización de su discurso para todos los públicos como una peli de Pixar??


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