Revista Opinión

Transnistria, un país en el limbo

Publicado el 11 septiembre 2016 por Miguel García Vega @in_albis68
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tiraspol_portadaAyer, víspera del 11 de septiembre, unos amigos arreglábamos el mundo en la terraza de una de ellas, que celebraba su cumpleaños. Con buenas vistas de Barcelona, entre bourbons y gintonics y con el hilo musical de las fiestas del barrio de Vallcarca, ultimábamos detalles para enviar a toda la población mundial a la isla de Jamaica, donde –con ciertas estrecheces– parece ser que cabemos todos.

Era ya el final de fiesta, de hecho hacía horas que el reloj nos situaba oficialmente en la Diada, y solo quedábamos los irreductibles, gente con respeto a los sentimientos ajenos pero poco apego a las banderas nacionales, tengan los colores que tengan.

Y alguien sugirió un viaje a Transnistria.

Aunque el nombre les sugiera un reino de cuento, un lugar inventado, no se dejen llevar por las apariencias. El país existe; aunque poco, como verán después. Por cierto, Transnistria es el nombre moldavo, ya que los rusos prefieren llamarlo Pridnestrovia, que sigue pareciendo sacado de Sopa de Ganso, de los Hermanos Marx.

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La República Moldava Pridnestroviana (muchos nombres para poco territorio) es una delgada franja de terreno a orillas del río Dniester, entre Moldavia y Ucrania, que proclamó su independencia del resto de los moldavos en 1990. Tiene 4.000 kmy su capital es Tiraspol. El poco más de medio millón de habitantes es población mayoritariamente ruso-ucraniana, así que cuando Moldavia, en 1989, proclamó el moldavo como lengua oficial e inició conversaciones para  su reunificación con Rumanía, ellos dijeron prou, iniciaremos nuestro propio camino.

Organizaron un referéndum sin pausa pero sin prisa, que duró un par de meses: desde diciembre de 1989 a enero de 1990. Quienes estén cansados de campañas electorales y votaciones que tomen nota, la independencia exige sacrificios. El 95% votó a favor y Transnistria se convirtió en un nuevo estado aunque, como decía antes, poco, ya que el resto del mundo no se dio por enterado. A día de hoy solo otros tres países: Abjasia, Osetia del Sur y Nagorno Karabaj han reconocido su independencia. Ninguno de los tres, como Transnistria, están reconocidos como tales por la ONU.

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Pero los transnistrios siguen adelante y tienen su propia moneda, parlamento, himno, ejército, policía y servicio postal. Si llegas a su frontera necesitas un visado que debes tener mucho cuidado en no perder para poder salir. Imaginen ser un sinpapeles en un país que no existe para nadie, una situación burocrática peliaguda, de esas de las que solo se puede salir por sentido común, algo poco común si hablamos de burocracia.

Pero no piensen que la independencia fue un camino de rosas para los transnistrios, un asunto de marchas festivas y cadenas humanas con la familia. Las autoridades moldavas no estaban dispuestas a que se rompiera su recién estrenada república (ya saben, todos los moldavos somos iguales y todos debemos decidir), lo que llevó a una guerra civil en 1992 que duró un par de meses y dejó unos 4.000 muertos (según wikipedia) lo que saca todo esto del sainete político y lo convierte en tragedia. Los transnistrios recibieron la ayuda militar rusa y se llegó a un alto el fuego que dejaba las cosas como estaban, con la bandera transnistria (se debería decir pridnestroviana, en este caso) ondeando en Tiraspol, fuera del control de Moldavia. En 2006 otro referéndum ratificaba su independencia, con un 96% de votos favorables.

Puesto fronterizo en Transnistria Credit Image: © Amos Chapple/zReportage.com via ZUMA Press (Feb. 12, 2013)
Puesto fronterizo en Transnistria Credit Image: © Amos Chapple/zReportage.com via ZUMA Press (Feb. 12, 2013)

Pero que permanezcan fuera del control de Moldavia no es del todo exacto. Solo hasta cierto punto. Los transnistrios tienen su pasaporte propio pero deben conservar el moldavo para ir a cualquier parte y sus empresas necesitan tener el domicilio social en Moldavia para operar fuera.

Un país congelado

Porque, a pesar de su apoyo tanto militar como económico –los trasnistrios reciben el gas ruso subvencionado, por ejemplo– Moscú no acaba de reconocer ni anexionar su territorio, a la espera de nuevos movimientos en la partida de ajedrez que se juega en esa zona caliente del planeta, con el asunto de Ucrania de por medio. Transnistria es un país a la espera, congelado. La guerra de 1992 parece que aplacó los ánimos patrióticos de ambos bandos, así que ahora mismo  la mayoría de gente pasa del tema, lo que ayuda a la estabilidad de la zona.

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Pero lo que avivó nuestra curiosidad sobre Transnistria no fue solo su proceso de independencia y su limbo legal. Es que también parece congelado en el tiempo. Antes hice trampas con el nombre oficial, ya que debería haberle llamado República Socialista Soviética Moldava Pridnestroviana. La URSS desapareció pero esta pequeña república vive aún, al menos en sus símbolos, como si eso no hubiera pasado, en un Good bye Lenin! colectivo.

Su primer presidente lo heredaron del régimen anterior y el soviet supremo que gobierna el país ha mantenido la iconografía pasada: desde su bandera con la hoz y el martillo hasta la estatua de Lenin frente al palacio presidencial de Tiraspol. ¿El gatopardiano cambio sensato?

Calle de Tiraspol, capital de Transnistria. cc flickr.com/photos/minamie
Calle de Tiraspol, capital de Transnistria. cc flickr.com/photos/minamie

La posibilidad de un viaje al pasado avivó los ánimos en la terraza barcelonesa, y nos pusimos a hacer planes para un visita. Averiguamos que Tiraspol no tiene aeropuerto, pero podemos coger un vuelo directo de Barcelona a Chisináu (capital de Moldavia) por unos 200 € y desde allí un autobús.

Pero google nos dio mucho juego y otra posibilidad: ir andando desde la casa de nuestra amiga (veníamos de colocar toda la población mundial en Jamaica, recuerden). Desde donde estábamos, unos 2.600 Km, 428 horas sin pausas. Nos quedaba bien, solo un par de giros y directos al ferry hasta Génova. A partir de ahí, camino al andar. Con esa precisión enternecedora de la máquinas estaba clarísima la ruta, ya sabíamos que había que girar ligeramente a la derecha hacia Varos, luego otra vez a la derecha hacia Strug y continuar por Stopno (para los frikis, es Eslovenia). Y así.

Si alguien se anima, estamos abiertos a incorporaciones. Com més siguen més riurem.

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