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Travesía por el Valle del Urbión

Por Sextohombredigital
Travesía por el Valle del Urbión
En SextoHombreDigital, además de melómanos y cinéfilos confesos, también somos amantes de la naturaleza, y como tales, de vez en cuando os recomendaremos algunas rutas y paseos por la montaña, que siempre viene bien respirar aire puro. Esta vez os voy a hablar de la subida al Urbión, un pico de 2228 metros de la sierra que lleva su mismo nombre y sirve de frontera entre La Rioja y Soria. Su relieve, modelado por glaciares, ha originado el nacimiento de algunas lagunas como la de Urbión o la más conocida Laguna Negra, un lugar mágico sobre el que se cuentan cientos de leyendas.
La Laguna Negra se encuentra a 1700 metros de altitud, y la manera más fácil de alcanzarla (así como de subir al pico Urbión) es llegando desde el norte de Soria, pero nosotros, por cercanía, lo hicimos empezando desde la localidad riojana de Viniegra de Abajo, en la confluencia de los ríos Urbión y Ormazabal. Aunque arrancamos con la intención de llegar al menos a alguna de las lagunas, pronto nos dimos cuenta de que para hacerlo teníamos que haber madrugado más o montar la tienda de campaña, y es que aunque el cartel diga que se encuentran a cuatro horas, que no os engañen, es muy difícil hacerlo en menos de siete.
Travesía por el Valle del UrbiónDesde el momento en que entras en las entrañas del valle del Urbión te sumerges en otro mundo, un mundo alejado de cualquier atisbo de civilización. La senda, bien marcada y nada exigente, discurre de manera paralela al río Urbión y en su primer tramo, de alrededor de 9 kilómetros, se llega al refugio de Hoyo Bellido. En el camino tendremos la oportunidad de parar a echar un trago en la Ermita de San Millán, pararnos a mirar una preciosa cascada que surge de manera salvaje entre las rocas o, lo más curioso, saludar al ermitaño que vive en un refugio al lado del río. El hombre, joven, vive a unas dos horas de la carretera, tiene una placa solar que le da la electricidad necesaria y una huerta ecológica, lo demás se lo da la madre tierra. Él mismo se ha encargado de poner bancos en algunos sitios donde merece la pena sentarse a descansar y contemplar las imponentes vistas, ha puestro nombre a manantiales y ha llenado el camino de señales y mensajes de amor a la naturaleza. A lo largo de este primer tramo que se completa en alrededor deTravesía por el Valle del Urbión dos horas y media o tres se empieza a ver ganado abundante, especialmente vacas que, a menudo, tienes que ahuyentar para poder proseguir el camino. Es curiosa también la gran cantidad de cadáveres de animales que nos fuimos encontrando, pero por lo visto hace algún tiempo que los lobos merodean estos parajes y, visto lo visto, se ponen las botas. Si tenéis suerte como nosotros, quizá tengáis la oportunidad de ver algún corzo, jabalí, zorro o conejo, animales que llenan de vida al valle y disfrutan de una vida que sólo se ve amenazada por los cazadores furtivos.
Travesía por el Valle del UrbiónDespués de comer y beber algo en el refugio, nos dispusimos a seguir el camino hacia el Urbión, conscientes ya de la imposibilidad de alcanzarlo al divisarlo a lo lejos. El siguiente tramo consta de unos dos kilometros y medio, pero el terreno se va volviendo más empinado y dificultoso. Nuestro siguiente objetivo son los dos tejos centenarios que emergen poderosos a una altura de más de 1500 metros, la vegetación cada vez escasea más y empieza a abundar la nieve pese a encontrarnos en pleno mes de abril. El río Urbión, compañero inseparable durante todo el camino, ruge más furioso que nunca chocando contra las rocas y advirtiendo de la cercanía de las lagunas que lo nutren. Es maravilloso sentarse a la sombra de los tejos y observar el largo camino que has ido dejando a tus espaldas, así como el majestuoso pico Urbión, que domina imponente el valle y el cielo.
A partir de este momento el camino se hace más duro, el desnivel mayor y además, si no tienes los medios adecuados para atravesar las espesas paredes de nieve, inaccesible. Sin raquetas es difícil (y peligroso) seguir ascendiendo, así que después de caminar alrededor de una hora más decidimos parar, disfrutar del sol junto al río y volver de vuelta al coche. Al final nos quedamos sin llegar a ver la Laguna Negra, pero volveremos, seguro, más temprano o más entrenados. ;)
En total, entre la ida y la vuelta, caminamos alrededor de ocho horas, y aunque lógicamente llegamos con la lengua fuera, todos coincidimos en las ganas de volver muy pronto. El valle del Urbión es un lugar perfecto para olvidarte de todo, perder la cobertura y respirar la pureza y la belleza de uno de los parajes naturales más bonitos que haya visitado en los últimos tiempos. Más que recomendable, de visita obligada para todo aquel que tenga la oportunidad de perderse en corazón del Urbión.
Si queréis tener información más completa y detallada, visitad esta página, donde además encontraréis algunos útiles mapas.

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