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Treinta y cuatro primaveras para Iker Casillas

Publicado el 20 mayo 2015 por Davidmaldini @ConDdeDeporte

En el minuto 78 del partido de vuelta de semifinales de Champions el tiempo se detuvo por unos instantes. Andrea Pirlo se marchaba del terreno de juego ovacionado por el Santiago Bernabeu tras un nuevo despliegue de clase sobre el césped, algo que por cierto ya le ocurrió en la eliminatoria de 2013 y a Alessandro Del Piero en 2008. El feudo madridista parecía una vez más que sabe honrar a los jugadores con una trayectoria brillante. O quizá no…

Ante todo, feliz cumpleaños Iker. A bote pronto parece que lleva toda una vida en esto del fútbol. Y sin el “parece” porque la lleva. Santo (nunca mejor dicho) y seña de la portería del Real Madrid durante dieciocho años y más de setecientos partidos a su espalda. Ahí es nada. Sin embargo, a sus treinta y cuatro años recién cumplidos no parece que Casillas este con demasiadas ganas de soplar las velas (Deportivamente hablando, claro).

¿Cómo es posible que el considerado mejor portero del mundo entre 2008 y 2012 de forma ininterrumpida se encuentre en una situación semejante? Aunque sea una cuestión compleja el detonante podría situarse un 22 de diciembre de 2012, momento en el que sorpresivamente Mourinho dejaba a Iker en el banquillo en favor de Antonio Adán por supuesto bajo rendimiento. Aunque no exista certeza absoluta certeza del por qué, la conversación mantenida entre Xavi Hernández y el propio Casillas meses antes buscando aplacar la enorme tensión que se estaba acumulando entre Real Madrid y F.C Barcelona, no debió sentar nada bien al entrenador luso y Casillas dio con sus huesos en el banquillo. Para más inri, en enero de 2013, Arbeloa le fracturaba la mano en un despeje fortuito. Al dique seco. Era el pistoletazo de salida a una rocambolesca situación que lleva instalada en Concha Espina estos últimos años. Con Iker fuera de juego, llegó Diego López en su sustitución. En pocas semanas se hicieron patentes varias cuestiones: primero, que la Directiva no apoyaba (Y sigue sin hacerlo) a Casillas, y segundo que, en la guerra desatada en el madridismo, o estabas con Mou, o sólo podías estar contra él. Justo ese madridismo pro Mou fue el primero en olvidar a Iker, en olvidar al capitán y figura de la portería para convertirlo literalmente en un enemigo del status quo establecido.

Desde entonces, los fantasmas le han perseguido sistemáticamente hasta que finalmente la semana pasada algo se quebró en su interior y salió a la superficie su desencanto con la afición. Pese a las reiteradas palabras de tranquilidad, pese a la insistencia en su futuro de blanco, el “A tomar por culo ya” tras ser silbado por parte de la grada fue el símbolo definitivo de su divorcio con el Real Madrid, lo cual obliga a preguntarse de nuevo, ¿qué ha ocurrido? Ocurre que la gente ha olvidado lo que es Iker, madridismo en la más pura y básica de sus acepciones, con casi dos décadas al servicio de un equipo que ahora le da la espalda igual que una afición que reconoce los méritos de grandes figuras como Pirlo o Del Piero, tan merecidos como ajenos al madridismo, pero olvida lo de casa. olvida las tres paradas de gloria en aquella Novena de Zidane y compañía, la parada a Robben en la final del Mundial y un largo etcétera. Casillas lleva tiempo enfilando el mismo camino que tuvo que recorrer Raúl al que olvidaron sus mejores momentos para finalmente obligarle a salir por la puerta de atrás y sólo un partido de homenaje tres años después, le devolvió el calor que no le dieron en el momento que merecía.

La situación actual de Iker es desde luego compleja. A nadie se le escapa que De Gea está detrás, pues lleva meses deshojando la margarita con el Manchester United. Y mientras, Ancelotti gestiona los últimos partidos de la temporada. Keylor Navas jugó en Cornellá la semana pasada y presumiblemente Casillas lo hará este fin de semana en el Bernabeu. Huele a despedida, si bien las últimas informaciones lo desmienten. Evidentemente no se puede exigir a un jugador de treinta y cuatro años rendir igual que alguien de veinticuatro ni aun siendo portero, (a los que pese a todo, por demarcación se les supone una carrera más longeva). Pero lo cierto es que el rendimiento de Iker se encuentra visiblemente marcado por el ambiente que le rodea: afición, prensa, directiva etc. siendo seguramente uno de los jugadores más señalados de España si no el que más. Su última actuación frente a la Juventus fue, para variar, objeto de críticas por encajar el gol y realizar la falta de saque al final del partido.

A Casillas ya no se le juzga desde el prisma deportivo lo cual, aparte de injusto, se ha convertido en algo difícil de corregir. El antaño “Santo” ahora sólo es “topo”. Demasiado tranquilo para alzarse contra su club, demasiado madridista para poner los puntos sobre las íes. Obligado a tomar una decisión que no tendría que tomar, o abandona el equipo o asume un rol secundario forzado. De cualquiera de las maneras él pierde y el Real Madrid pierde. En unos tiempos llenos de ídolos de barro, los jugadores como Iker Casillas definen la imagen de un club y de aquellos que forman parte de él. Si no está para jugar que no juegue, como es obvio, pero que recupere el sitio y el respeto que le pertenece y merece. Feliz cumpleaños Iker.

DAVID ABELLÁN FERNÁNDEZ


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