Revista Opinión

Tres charcos para meter el pie en el barro.

Publicado el 14 julio 2016 por Fran Laviada Francisco Álvarez Arias @FranLaviada

Tres charcos para meter el pie en el barro.

   A)  Problemas.

   Los únicos problemas reales son los que existen hoy, los que se vislumbran en el futuro, todavía no se han producido, por lo tanto es inútil tratar de solucionarlos antes de tiempo, ya que muchas veces ni llegan a suceder y en otras ocasiones se resuelven por sí solos. Otra cosa bien distinta, es ser previsor ante determinadas situaciones problemáticas, que tienen visos de llegar a ocurrir en un tanto por ciento de probabilidades bastante alto.

   B)  Sufrimiento.

   Si te dicen que la grasa saturada, eleva peligrosamente los niveles de colesterol, la decisión de tomar alimentos que la contengan, es solo tuya. Con el sufrimiento ocurre lo mismo, ya que son muchas las personas que continuamente se nutren de pensamientos negativos, que las llevan a pasarlo mal innecesariamente, aunque desde luego, están en su pleno derecho de hacerlo. Pero han de ser siempre consecuentes con su forma de actuar, ya que luego, lo que no pueden hacer es quejarse de las consecuencias adversas de seguir el camino por el que han decidido desplazarse. En lo físico, por la ingesta nada saludable de la grasa anteriormente indicada, que y pone en riesgo la salud del corazón, y en lo mental, por esa forma de pensar en negativo que arremete con saña al cerebro.

   C)   Errores.

   En gran número de ocasiones, cometer errores, se convierte en un hecho habitual en la vida de las personas, y muchas veces, esa repetición continuada de equivocaciones, tiene su origen en algo que atenaza con excesiva frecuencia, la existencia del ser humano, no estamos refiriendo al miedo. En infinidad de ocasiones, las personas a lo largo de su vida, son víctimas de una especie de pánico paralizante, que hace que se les nuble la razón y no sepan acertar, en todas aquellas decisiones que en un momento determinado han de tomar. Y quizás, el auténtico error radica más en el hecho de no hacer nada, que en actuar y equivocarse.

Fran Laviada

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