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Tres historias

Publicado el 27 marzo 2017 por Angeles

Doble contabilidad
Todo lo que sé lo aprendí de mi marido.Decía que entre él y yo debía haber plena confianza. Y que al igual que yo estaba al tanto de sus artimañas contables, él tenía derecho a leer mi diario.Durante un tiempo me negué a dejárselo, como es lógico, y él empezó a sospechar que le ocultaba algo. Y cuando sus sospechas empezaron a acercarse mucho a la realidad, me decidí.Abrí la caja con llave en la que guardaba mis diarios y se lo di. El cuaderno azul.Se fue a su estudio para leerlo, y al cabo de una hora salió. Vino hacia mí, con el cuaderno en la mano y la mirada borrosa.-Qué tonto he sido –me dijo-. Perdóname. Un diario como éste es la prueba de amor más grande que un marido puede recibir de su esposa.
Sí, he aprendido mucho de él.
***
Qué felicidad
-Si yo me pusiera enferma me hundiría.-No, eso crees ahora, pero las personas que tienen algún padecimiento se vuelven muy fuertes. Parece que con la enfermedad se desarrolla una gran capacidad de superación, una fortaleza y una presencia de ánimo que no tenemos cuando estamos bien.-No sé, creo que yo no podría…-Yo estoy segura de que es así. En la consulta veo a diario a personas a las que el dolor y los achaques  no les impiden ser felices. Al contrario, porque son más conscientes de  las cosas buenas, las aprecian más y las disfrutan...-¿Qué te pasa, te duele la espalda?-Sí, cada vez más, pero es que además últimamente me está dando la lata el estómago.-Qué bien, qué feliz vas a ser.
***El bucle de los deseos
Poco antes de su cumpleaños, Mario se enteró de que podía pedir un deseo antes de soplar las velas. Y de que si las apagaba todas de un solo soplido, el deseo se cumpliría.Llegó el día, llegó la merienda, llegaron los regalos. Y llegó la tarta con sus cinco velas encendidas.Mario se colocó nervioso ante la tarta, cerró los ojos para pedir su deseo y sopló. Las cinco velas se apagaron a la vez bajo el huracán que salió de sus mofletes. Mientras todos festejaban el exitoso soplido, el niño exclamaba:-¡Se ha cumplido, se ha cumplido!-Pero cariño –dijo la madre-, todavía no ha podido cumplirse el deseo. ¿Qué has pedido?-¡Que se apagaran todas las velas! –respondió Mario con los ojos brillantes.
*Tres historias

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