Magazine

Tres son Multitud. FINAL

Publicado el 16 febrero 2014 por Pfroche @RochePF
Tres son Multitud. FINAL
      EPÍLOGO 


Este cuento se ha acabado
6 MESES DESPUÉS

Me encuentro en el pasillo del ala de maternidad del hospital. Estaba en la oficina de empleo, renovando por enésima vez la tarjeta del paro, cuando he recibido la llamada. Nerea está de parto. De pronto veo aparecer a Hana corriendo desde las escaleras con el atuendo más extraño que jamás ha llevado. Viste una especie de kimono chino de color rojo y lleva una peluca también roja. A decir verdad, es un atuendo mucho más discreto del que suele llevar, pero tal vez por eso me resulta tan extraño.

Tras ella veo que aparece su novio, Luis, que va vestido igual, solo que lleva una peluca negra. Al llegar a mi lado, ambos se quitan las pelucas, lo cual me alegra bastante. -¿Ya ha nacido? -inquiere Hana.-No, estas cosas llevan su tiempo.-¿No nos dejan entrar? -Nerea ha dicho, y cito textualemente: Por encima de mi cadáver, no dejaré que esas chismosas me vean gritando y sangrando como un cerdo en el matadero.-Ah...Es lo único que Hana responde. Creo que ha comprendido lo que Nerea quería decir.-Por cierto ¿De qué vais vestidos? -quiero saber.-De Ranma -contesta Hana, como si yo debiera saber qué demonios es eso.-Es el festival del cómic y nos hemos presentado al concurso de disfraces por parejas -explica Luis -Ranma es un personaje de anime que es un chico pero a veces se convierte en chica, y por eso nos hemos disfrazado de él, y ella.Luis se ríe. Por lo general es bastante tímido, al principio apenas hablaba cuando Hana lo invitaba a casa a cenar o salíamos a tomar algo, pero poco a poco ha ido cogiendo confianza. A Hana le costó mucho admitir que Luis era su novio, siempre lo llamaba “amigo con derecho a roce” pero al fin parece que ha accedido a llamar las cosas por su nombre. De hecho, no creo que exista una pareja más armoniosa que ellos, son perfectos el uno para el otro, incluso más perfectos de lo que somos Abel y yo.Nos sentamos ahí a esperar y, por fin, un par de horas más tarde el doctor Márquez, el ginecólogo de Nerea, sale para anunciarnos que la pequeña Clara ha llegado a este mundo perfectamente sana.Tanto Hana como yo nos abalanzamos al interior de la habitación. Queremos conocerla cuanto antes y la encontramos en una pequeña cuna metálica, envuelta en sábanas junto a la cama donde Nerea se repone del parto.Para ser sincera, la niña parece una uva pasa, morena y arrugada, pero resulta graciosa cuando intenta abrir los ojos y la luz del fluorescente la molesta, o cuando se lleva el puño a la boca y lo chupa. Es asombroso lo rápido que pasa el tiempo cuando estoy mirando babear a Clara. En cuanto quiero darme cuenta, son las ocho y el teléfono vibra en mi bolsillo. Es Abel.Acaba de salir de la oficina -ahora trabaja en el departamento de contabilidad de una empresa extranjera bastante importante- y quiere saber en qué habitación está Nerea.Yo salgo al pasillo para hablar con él y, justo entonces, veo que entra el doctor Márquez para revisar a Nerea y a la niña. Hana y Luis salen también.-Nosotros nos vamos -anuncia Hana cuando cuelgo el teléfono -Tenemos que estar presentes en la entrega de premios que es dentro de una hora, pero mañana volveré a verlas. ¿Tú qué vas a hacer?-Yo me quedaré un rato -respondo -Luego Abel y yo iremos a cenar, es viernes.-Sí, claro... Cena todos los viernes -se burla Hana -Sois un poco predecibles.-¿Qué pasa? A mí me gusta saber que voy a cenar con él todos los viernes.-Vale, pues pásalo bien.Y sin más, Hana se marcha de la mano de Luis.El doctor Márquez todavía está dentro de la habitación y, aunque sé que es de mala educación, no puedo evitar apoyarme en la pared junto a la puerta, y agudizar el oído un poco. -La analítica está perfecta, Clara está estupendamente pero ya sabes que hay que quedarse un par de días en observación -dice el doctor.-Sí, lo sé -responde Nerea -Tampoco es que me muera por volver a casa, aquí al menos las enfermeras me ayudan.-No te agobies, Nerea -le anima el doctor -No estás sola, tienes a tus compañeras. -Ellas tienen su propia vida, Fran -replica ella. Me pregunto desde cuándo trata al doctor Márquez con tanta familiaridad. -Yo también puedo echarte una mano... Si quieres.Un tenso silencio reina en la habitación tras la declaración del doctor. Me siento intrigada. ¿Acaso es normal que los médicos se ofrezcan a ayudar a todas sus pacientes? ¿Qué me he perdido?-Deberíamos hablar de eso ¿No crees? -oigo que dice Nerea.¿Qué diablos es “eso”?-Sí, nos besamos... -contesta el doctor -¿Qué hay que hablar? Ya te he dicho que me gustas y que no me importa que tengas una hija. -No te importa ahora, pero si te digo que sí y me enamoro de ti, puede que algún día te arrepientas y me dejes -balbucea Nerea -Y eso no podría soportarlo.En ese momento escucho el sonido del colchón, imagino que el doctor se ha sentado junto a ella. No los veo, pero espero que él le esté acariciando el pelo y le esté mirando a los ojos, como en una romántica escena de Anatomía de Grey.-Ya hace tiempo que nos conocemos, sabes que yo jamás te haría algo así -dice el doctor -Sé que lo has pasado mal y que no te fías de los hombres, pero te pido que me des una oportunidad. ¡Por Dios, Nerea! ¡Dale una oportunidad!” Grito para mí misma, ansiosa por saber la conclusión de tan intrigante momento.-Está bien -accede Nerea.Tengo que controlarme para no saltar de alegría, pero lo que me resulta imposible es aplacar la curiosidad que me empuja a inclinarme un poco más hacia la puerta y espiar a través de la rendija que ha quedado abierta. Ahogo un gemido emocionado cuando veo que el doctor (sentado en la cama, tal y como yo imaginaba) está besando a Nerea delicadamente en la boca. ¡Qué bonito!Y de pronto, algo me toca en el hombro. Sorprendida, doy un respingo tan pronunciado que pierdo el equilibrio y caigo contra la puerta que se abre de par en par con un sonoro golpe. Mi trasero da de bruces contra el suelo y así, la pareja que compartía un romántico beso en la habitación, se ve interrumpida por una espía torpe: Yo.La persona que me había tocado el hombro, por supuesto, es Abel. Por desgracia, no sólo he descubierto el tórrido romance de Nerea con el ginecólogo, dejándola avergonzada, sino que además he hecho llorar a Clara con el ruido de mi estrepitosa caída. ¡Empezamos bien!Media hora después y tras haberme disculpado con Nerea y el doctor de todas las maneras posibles, Abel y yo nos dirigimos al restaurante donde vamos a cenar esa noche.Nada más llegar lo reconozco como el mismo establecimiento donde tuvimos nuestra primera cita oficial -sin contar la vez que quedamos en mi casa y me quedé dormida viendo una película-. El restaurante pijo.-¿A qué se debe el honor? -quiero saber.-No sé si te habrás dado cuenta pero da la casualidad de que hoy es nuestro aniversario -dice Abel -Lo de Nerea ha sido un agradable extra.Yo lo miro, confusa.-¿Nuestro aniversario? -dudo -Pero todavía quedan un par de meses...-No, hoy hace un año exactamente del día en que nos quedamos atrapados en aquel ascensor y empezó todo.-¿Lo cuentas desde lo del ascensor? -inquiero, sorprendida -¿Por qué?Recuerdo que, después de ese incidente, comenzamos a hablar y nos hicimos amigos. Pero durante un tiempo fuimos solo eso, amigos. -Porque fue entonces cuando tú empezaste a fijarte en mí -responde.-¿Sí? Pues no entiendo cómo es posible que tú te fijaras en mí, con la cara desencajada por el pánico y dando golpes a una pared de cemento como una loca.-Tuvo su encanto -bromea él y ambos nos reímos.-Así que ya hace un año de eso... -suspiro -¡Cómo pasa el tiempo!En ese momento, los camareros nos traen nuestro primer plato y ambos comenzamos a comer. Me doy cuenta de que Abel parece un poco más distraído que de costumbre, podría decirse que incluso nervioso. Yo no dejo de mirarle con el ceño fruncido y, cada vez que sus ojos azules se posan en los míos, me sonríe. Es sospechoso...-¿Qué te pasa? -quiero saber.-Nada...-Abel, sabes que tengo tendencia a la paranoia -le advierto.-Bueno, está bien -accede -Sé que es un tópico pero... ¿Por qué no usas la servilleta?Durante un breve instante, su sugerencia me parece tan absurda que pienso que está tomándome el pelo, pero entonces lo comprendo... Y mi corazón se detiene. Mi temblorosa mano levanta la servilleta de tela que alguien había colocado junto a mi plato y descubro una pequeña cajita azul.Estoy tan asombrada que no reacciono. Abel coge la caja y la abre. De ella saca un anillo sencillo pero brillante y me pregunta.-Sara, ¿Quieres casarte conmigo?Tengo muy clara la respuesta, pero no sé por qué no soy capaz de decirlo. La gente empieza a volverse hacia nosotros, curiosos y yo me pongo cada vez más nerviosa. La sonrisa de Abel empieza a desvanecerse.¡Sí, claro que quiero casarme con él! ¡Sí, sí! ¡Sara, dí que sí!En lugar de eso. Rompo a llorar. -¡Eh! ¿Qué te pasa? -inquiere Abel. Seguro que está avergonzado, o confundido, o ambas cosas.-¿Se encuentra bien, señorita? -pregunta un camarero, preocupado.-S... sí -consigo responder.-¿Y por qué lloras? -quiere saber Abel.-Porque... Soy muy... Feliz -balbuceo, entre hipos.-Entonces ¿Te casarás conmigo?-Pues... claro que sí... tonto.-¿Y por qué demonios no puedes decirlo sin montar una escena? -Es culpa tuya, por tu proposición de película -le recrimino -Sabes que tengo tendencia al dramatismo.-Sí, lo sé -acepta él, pero se ríe y yo también.-Soy un desastre.-Pero eres mí desastre.* * *Dos días después, Nerea regresa a casa con Clara.Hana y yo hemos pasado toda la mañana preparando todo para su fiesta de bienvenida, hemos preparado una comida de chuparse los dedos -bueno, Hana la ha preparado, yo he ayudado un poco- y hemos invitado a Abel, a Luis y al doctor Márquez también. Pensaba aprovechar el momento para anunciar que Abel y yo nos hemos comprometido. La noche de la proposición, cuando salimos del restaurante, comenzamos a planearlo todo. Hasta ese momento nunca le había dicho a Abel que aquella vez en Chicago, durante la boda de su hermana, decidí que quería casarme igual que ella, a orillas de un lago con un arco hecho de flores y música de violín. -Veré qué se puede hacer -respondió él.No sé si al final mi boda será como me la imaginé, pero en realidad tampoco es importante dónde o cómo me case, siempre que el novio sea él.La comida se sucede de un modo agradable. Todos charlamos con todos. Abel y Luis -que ya son amigos desde hace tiempo- están acogiendo al doctor Márquez muy bien, los tres charlan en una esquina de la mesa mientras Hana y yo observamos con adoración a la pequeña Clara mientras Nerea le da de mamar. Es tan bonita.-¿Y bien? -le pregunto a Nerea en un murmullo -¿Cómo te va con Fran, el doctor?Las mejillas de Nerea se colorean de rojo. Está especialmente guapa hoy.-Es como un sueño -nos revela -A veces pienso que si todo lo que he pasado en esta vida me ha llevado hasta él, ha merecido la pena.Hana ahoga una risita, y yo decido que es el momento de anunciar mi compromiso. Pero se me adelantan.-Tengo que deciros algo -declara Hana -Y espero que no os enfadéis.-Suéltalo -replica Nerea.-Voy a irme a vivir con Luis. Juntos, solos... ya sabéis.-¡Es genial! -exclamo, contenta.-¡Oh, Dios mío! ¿Significa eso que vamos a tener que dejar esta casa? -inquiere Nerea.Durante un instante, me quedo helada. Las vidas de Hana y Nerea se cruzaron con la mía porque no quería marcharme de la casa donde me había criado, y ahora ellas también aman esta casa. -Yo no quiero irme de aquí -insiste Nerea -Quiero que mi hija crezca aquí, como tú, Sara. Con un poco de suerte cuando sea mayor se parecerá un poco a ti.En ese momento, le lanzo a Nerea una mirada confusa.-¿Estás segura de que quieres que Clara se parezca a mí? -le pregunto. Ella se encoge de hombros y las tres reímos.-Está bien, encontraremos un modo de conservar esta casa para Clara -añado.-Tal vez puedas pedir un crédito y comprarla -dice Hana -Y si al final te casas con el Doctor-Magnífico este será un precioso nidito de amor.El rubor vuelve a aparecer en las mejillas de Nerea.Justo en ese momento, mi teléfono comienza a sonar y lo cojo al tercer tono.-¿Diga?Una voz femenina pregunta por mí desde el otro lado de la línea, le respondo, y lo que viene a continuación me deja atónita.-Hemos leído el manuscrito de su novela que envió a nuestra editorial y nos interesa mucho publicarla. Si sigue usted interesada, nos gustaría que pasara mañana por nuestras oficinas para hablar del contrato y de las condiciones.Unos minutos después, cuando cuelgo el aparato, me quedo mirando la escena que se desarrolla en mi salón mientras pienso. Nerea acuesta a Clara en la cuna, Hana abraza a Luis y Abel se ríe de algo que el doctor Márquez, Fran, acaba de decir.Al final, cojo una copa de las muchas que hay esparcidas sobre la mesa y la golpeo suavemente con un tenedor para llamar la atención de mis amigos. Todos ellos se quedan entonces en silencio y me miran.-Sabéis, hace poco más de un año entré en un foro de internet donde había un concurso de esos estúpidos para encontrar a la persona más fracasada de la red. Yo me presenté porque... Bueno, porque me sentía una fracasada. Tenía un trabajo que no me gustaba, mis padres se habían marchado a vivir la vida y mis amigos tenían vidas en las que cada vez me incluían menos. Me sentía sola. -declaro -Resulta que gané el concurso.Todos se ríen y aplauden, yo también me río ahora.-Es increíble lo mucho que pueden cambiar las cosas en tan poco tiempo -continúo -De pronto conocí a dos chicas que se han convertido en mis mejores amigas, en mi familia. Me han ayudado a superar momentos difíciles y han compartido conmigo sus alegrías y sus penas. Hana sonríe.-Qué cursi eres -murmura Nerea por lo bajo, pero puedo ver que no levanta la mirada del mantel. No quiere que vea que está emocionada.Yo la ignoro y sigo con mi discurso.-También conocí al amor de mi vida -señalo a Abel y entonces saco del bolsillo de mi pantalón el anillo de compromiso. Lo tenía guardado para dar a todos una sorpresa, pero lo cierto es que desde que Abel me lo puso en el dedo, no me lo he quitado ni un instante. -Y ahora me voy a casar con él -concluyo mi anuncio.Tanto Hana como Nerea sueltan un alarido conmocionado.-Pero eso no es todo -sigo hablando -Acaban de decirme que voy a publicar mi novela. Lo que significa que ahora mismo todo lo que siempre he soñado se está haciendo realidad. Por eso quiero brindar por todos los que estáis aquí hoy y que habéis convertido a la mayor fracasada de la red, en la persona más feliz de la Tierra.Y nuestras copas chocan unas con otras emitiendo ese sonido característico que celebra siempre algo bueno.

>>Anuncio que hoy y definitivamente, renuncio al título de Fracasada Nº1 de Colgados en la Red. Se abre la convocatoria para mi sustitución. ¡Hagan sus apuestas!Atentamente, FracaSara.<<---------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Bien, este es el FINAL de TRES SON MULTITUD.
A quienes han estado leyendo capítulo tras capítulo de esta blog-novela conforme la he ido publicando, ¡¡Mil gracias!! Y a todos aquellos que la lean a partir de ahora, también Gracias de antemano.
Espero que las andanzas de estas tres chicas alocadas os hayan arrancado alguna que otra sonrisa.
Sé que la novela no es perfecta, tiene fallos (bastantes) y voy a trabajar para corregirlos. Pero es un pedacito de mí que he querido compartir y agradezco los comentarios que podáis hacer para ayudarme a mejorar. 
Sara, Hana y Nerea os dicen ADIÓS... ^_^

Volver a la Portada de Logo Paperblog