Revista Decoración

Tu blog, tu emprendimiento.

Por Paula Lesina
Tu blog, tu emprendimiento.
Mirá quién apareció... No. No estaba de parranda. Tuve una de esas gripes persistentes y poco felices que te invitan a experimentar una hermosa colección de síntomas: fiebre, desgano, oídos tapados y una voz nasal sospechosamente parecida a la de la Nana Fain. Además, honestamente, necesitaba tomar distancia del proceso de escritura desmesurado por distintos motivos:
a- Porque me enojé conmigo misma.
b- Porque organizar el proceso de prueba del Programa Bloguera Pro me reveló el "lado oscuro" de profesionalizar mi blog.
c- Porque tuve un encontronazo con la era de hielo del emprendimiento.
Ni corta ni perezosa, quiero contarte sobre cada una de estas situaciones porque, como mencioné antes, uno de mis reparos respecto a los informes del mundo emprendedor (especialmente si es online) es que no relatan el proceso. Y mucho menos los fallos. Excepción hecha del extenso post que publicó Javier Pastor respecto a su experimento con un blog de moda, en general, los ejemplos disponibles son de proyectos redituables que escriben desde el aprendizaje que deja el éxito, nunca desde la experiencia incierta de comenzar en un mundo desconocido.
Sobre estos tres aspectos de emprender online que me mantuvieron en silencio por algunos días trata este post.

Errar es humano. Escribir un blog es divino.


¿Sos lectora regular de este blog? Entonces sabrás que desde hace algunas semanas, estoy anunciando un cambio de propósito -no de estilo- y por lo tanto, probando estrategias que transformen La Desmesurada en un blog profesional a su manera. A mi manera. Por eso estoy leyendo mucho sobre el tema, participando de un proceso de mentoría con otras nueve mujeres que emprenden online y llevando a la práctica algunos de los contenidos teóricos que voy aprendiendo para testear si me siento cómoda con ellos.
No es que sea un proceso complejo pero sin duda es agotador. Es agotadora la incertidumbre, especialmente para mí, que hasta el momento tenía un trabajo "estatal" con todos los beneficios y la certeza de la función pública. Es agotadora la búsqueda del estilo personal y por lo tanto, el constante "ensayo y error". 
No tengo reparos en escribir que en estos últimos dos meses cometí más errores de los que desearía. Errores que forman parte del camino que empiezo a recorrer. Por ejemplo: no me avergüenza decir que las funciones operativas me complican la vida. Desde tramitar una tarjeta de crédito a gestionar una cuenta en Pay Pal, me generararon un tipo de ansiedad que reconozco claramente como un paso fuera de mi zona de confort. Especialmente porque elegí un tipo de tarjeta que consideré la más acorde al estilo de vida frugal de mi familia y claro... tiene sus propias reglas. Así que de buenas a primeras, me desayuné de las características propias de las tarjetas internacionales pre-pagas. Y me equivoqué con ellas.
¿Qué es una tarjeta internacional pre-paga? Una tarjeta de crédito sin límite de compra porque está supeditada a que deposites el monto que pensás utilizar. No tiene un cargo mensual sino bianual y permite abrir una cuenta propia en Pay Pal. En mi proyecto de realizar una prueba interna del Programa Bloguera Pro necesitaba implementar una forma de pago, por lo tanto, tener una cuenta Pay Pal era un paso obligado. También lo era para adquirir algunos cursos y productos digitales que quería leer yo misma porque ¿cómo ofrecer infoproductos si no contrasto lo que puedo producir con la oferta existente?
Como mis planes son para el 2016, decidí que este último trimestre del año era el momento de implementar estos "detalles" técnicos. Y claro. Me equivoqué por desconocimiento y por ansiedad. Afortunadamente, tengo las suscriptoras más amables del mundo mundial, de lo contrario, me habrían dejado sola en la mitad del viaje.
En primer lugar, me equivoqué por desconocimiento. Por no saber cuáles son las preguntas que se deben hacer, por desconocer las entidades de apoyo en las cuales consultar, porque era la primera vez que manejaba mis cuentas bancarias de forma digital y porque también era la primera vez que creaba una cuenta en Pay Pal.
¿Querés saber porque me enojé tanto conmigo misma? Porque despúes de esperar por días el código de verificación de mi cuenta, consultando obsesivamente en línea desde el celular,  la madrugada de un viernes (a las dos de la mañana) descubrí que ya tenía los dichosos cuatro numeritos. Sí. Sé lo que estás pensando. ¿Qué hacía despierta consultando mis registros en línea un viernes a las dos de la mañana?  Bueno, creo que ahora entendés un poco mejor el nombre del blog. Por eso. Porque soy desmesurada. Una mujer sensata, habría apagado el celular, se habría dispuesto a dormir y en la mañana, descansada y sin apuro habría verificado su cuenta. Porque después de esperar diez días, esperar unas horas más no mata a nadie, Pero ese tipo de acciones prudentes no son las que me caracterizan. Yo me levanté de un salto para ir a la computadora y, entre la ansiedad y el sueño, en lugar de verificar mi cuenta, generé un nuevo proceso de identificación que invalidó el código que acababa de recibir.  Me sentí la mujer más tonta del mundo. Confirmando el extendido mito sobre las rubias, había cometido el error más incomprensible por pura ansiedad.  Por no preguntar. Por no leer con atención. La palabra "frustración" no describe cabalmente la forma en la que me sentí. Después de tanto esperar, tenía que postergar toda mi planificación por un impulso que no supe dominar.
Sé que sea cual sea el resultado de mi experiencia emprendiendo con un blog, cuando realice el balance anual de mi experiencia, este error va a ser simplemente una anécdota y un paso más en el proceso de aprendizaje. Sé también que los equivocarme es una de las posibles formas de aprender, al igual que decidirme por participar de una mentoría para mejorar mi experiencia y ofrecer los mejores productos del conocimiento que sea capaz de crear. En general, suelo superar con rapidez este tipo de situaciones. Esta vez, el comienzo de la gripe más larga en mi vida confabuló en contra y me costó un poco más reponerme de la sensación de ser incompetente.
Como verán, nada es insuperable. Acá estoy, vivita y coleando diría mi abuela. Los obstáculos son oportunidades y quizás tuviste la ocasión de comprobar que el Programa para blogueras profesionales tiene una página de "lanzamiento" en la cual hay un poco elegante pero efectivo botón de compra Pay Pal.

El lado oscuro de emprender online.


Por otro lado, me encontré con las sombras de emprender. No me refiero a las sombras propias sino a esa parte que no había previsto: los comentarios externos. Francamente, nunca me cuestioné respecto a la respuesta ajena a mi proyecto porque, como actitud vital, prefiero concentrarme en ofrecer lo mejor de mí sin especular sobre qué pensarán o no pensarán otras personas de lo que estoy haciendo. Suelo ser cuidadosa de no ofender y si algo resulta molesto y me lo notifican, rectifico porque me parece de rigor el respeto. Siendo cauta con mis expectativas para esta primera etapa, elegí realizar una prueba interna del Programa. Una versión informal, sin gran inversión económica, solo para suscriptoras. De modo que, cuando llegara la presentación del ofrecimiento pago, quienes lo recibieran fueran solo el núcleo de mujeres que eligieron  seguir el curso gratuito. Un grupo bastante seleccionado por cierto, ya que al no hacer promoción ni lanzamiento tal como se debe, la difusión del curso gratuito fue muy moderada.
De acuerdo a las variantes de los lanzamientos en línea, lo que hice no fue promocionar sino anunciar mi proyecto. Y aún así, hubo momentos que me sentí incómoda con lo que yo considero insistencia y entre las pautas de lanzamiento de infoproductos es mera reseña informativa. En fin...lo cierto es que el grupo de suscriptoras es muy modesto, con lo cual:
1- Mi proyección de venta es escasa.
2- En general, está formado por lectoras de La Desmesurada, que me siguen por amabilidad y simpatía aunque no tengan intenciones de comprar nada que ofrezca.
Estos dos hechos estaban muy asumidos en mi planteo. Claro. Hubo otros que no logré visualizar. Como, por ejemplo, recibir comentario aparentemente bienintencionados pero ciertamente maliciosos que, quieras o no quieras, te descolocan por horas. Bueno. Al menos a mí, este tipo de mensaje me descoloca. Logran lo que no deberían: pierdo todo tipo de incentivo y productividad en el día que los recibo.A pesar de ser desmesurada, no me provocan indignación o furia sino desconcierto. Cuando el desconcierto se diluye, comprendo la lección y sigo adelante. Pero, sin duda, recibir este tipo de mensajes es para mí, el lado oscuro de emprender online.

La era del hielo del emprendimiento.


Llegamos a la última de mis experiencias como emprendedora en las últimas semanas. Esta no es en el mundo online sino en mi proyecto como organizadora de eventos. Sin embargo, puede aplicarse perfectamente a la situación de emprender en línea.
¿Alguna vez te planteaste el tema de "la competencia" o "la copia"? Te cuento algo: yo no. No considero la competencia más que referencialmente y la copia no me desvela. De hecho, puede ser indignante, supongo, pero no forma parte de mis pensamientos.
Hace un par de semanas, fui con una de las novias Ciruela a visitar el salón donde va a realizar su boda. El objetivo de la visita era dimensionar el espacio y sus posibilidades. Especialmente las posibilidades de decoración en altura. Discutir aspectos básicos de organización del espacio, realizar mediciones y retirarnos sin más trámite.
Nuestra visita, coincidió con la preparación de una ambientación de boda para esa misma noche. Un gran despliegue a decir verdad. Con un equipo de cuatro decoradoras, una coordinadora y dos electricistas trabajando en la colocación de una red de luces decorativas en el exterior. Al ingresar al salón, saludamos y nos dispusimos a observar los detalles que nos interesaban a Caro, la novia y a mí. Aunque confío en mi memoria visual, suelo tomar fotos de los espacios y de los detalles específicos del salón que los novios quieren destacar. Por lo tanto, registro mis visitas en fotos.
Luego del quinto disparo fotográfico, la encargada del salón nos comunicó la molestia de la decoradora trabajando por las imágenes y juro, que me tomó desprevenida. Totalmente. Porque:
- No lo consideré ético ni anti-ético porque no estaba focalizada en su trabajo sino en la ambientación del casamiento de Carolina. Estaba proyectando, no observando.
- En todo caso, alguien que realiza un despliegue tan importante de medios, no debería preocuparse por mí y mucho menos, de que le copie. Si tenés tu sello personal, no hay forma de imitarlo sin caer en la vulgaridad.
- Pensar en la copia, me parece una actitud de otra época. Post Pinterest no hay imagen que no esté en línea. De hecho, nada de lo que había era especialmente original o nunca visto.
Evidentemente, me disculpé y garanticé que iba a borrar las imágenes, volviendo en otro momento en el cual no hubiese un equipo trabajando. Pero fue como un balde de agua fría. A veces me cuestiono si con mi actitud desmesurada, esto de emprender no es una misión kamikaze. Queda claro que mis reglas de funcionamiento no están acompasadas con las del medio. Por lo visto ni online ni offline. No porque me considere especial sino porque, claramente, no comparto ciertos patrones de conducta.
Esto no quiere decir que sea una santa con perspectivas de futura canonización. Mil veces observo propuestas que no me gustan o me parecen inadecuadas de alguna forma. La envidia no es una emoción para mí. Nunca lo fue. Pero sí siento mucha curiosidad sobre los mecanismos que conducen a logros académicos o de difusión a personas que para mí, no tienen méritos reales. Lo dicho: no soy una santa.
Jamás de los jamases, haría un comentario negativo al respecto. Y mucho menos un comentario devastador que se disfraza de halago. Tampoco me da vértigo pensar que me plagien, porque no hay nada nuevo bajo el sol y porque quien necesita hacer algo de esta índole, tarde o temprano cae por su propio peso. Quizás obtiene algunos beneficios inmediatos y fáciles pero sin duda no va a prosperar. Confío en los lectores y en el hecho de que cada emprendedor tiene su estilo y por ende, el tipo de público sensible a sus características.
Mi blog, por ejemplo, es para lectoras. Por lo tanto, quienes llegan a buscar soluciones rápidas, huyen despavoridas. Soy consciente además, que el cambio que estoy realizando supone el alejamiento de muchas lectoras que lo seguían y disfrutaban en su forma original. No me encanta esta situación pero respeto la postura de quien no quiere volver a un blog que se está "profesionalizando". También me incomoda el aspecto móvil de la comunidad de lectura de un blog profesional. No te voy a mentir: sufro una desilusión cada vez que alguien anula su suscripción. Comprendo que así funciona en esta etapa inicial: alguien que llegó casualmente por el curso gratuito, luego del segundo mail de promoción del Programa pago, se aburre y se retira. Lamento que no tenga en cuenta que el 80% del contenido futuro es de valor e igualmente gratuito pero puedo comprender que de esta forma va a ser hasta que me consolide. Y por el momento, detengo por aquí la reflexión porque sé que sos lectora pero tampoco quiero abusar...

De inicios y despedidas.


Como verán, no estaba de parranda. Estaba trabajando. En mis proyectos y mis emociones, mientras mi cuerpo trabajaba contra la gripe. Espero que en el proceso de cinco días, no se haya olvidado de mí mucha gente y que hoy obtengas de este post una visión de cómo estoy viviendo la experiencia de emprender. Porque la experiencia enriquece y si bien no te libra de cometer los mismos errores, te ayuda a enfrentarlos de mejor forma, con estrategias ya validadas o con la flexibilidad para adaptarte a una situación que te suena familiar.
Por lo pronto, mañana empieza el Programa Bloguera Pro, en el cual quiero comunicar mi experiencia sobre organización de contenidos y escritura a quienes van a participar de él. Desde ya, infinitas gracias a todas las que participaron del curso gratuito y tuvieron la paciencia de sobrellevar los mail de promoción de la última semana. Serán recompensadas chicas. Serán recompensadas.
Mientras tanto, me despido pero no sin antes preguntarte cuál es tu opinión sobre los tres temas que están planteados en este post: sobrellevar los propios errores, la postura frente a la crítica -la que tiene buenas o malas intenciones- y la visión respecto a la copia o el plagio. Nada menos. Pero espero y confío en tu respuesta.

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