Revista Cultura y Ocio

Tú escribes el final

Publicado el 12 septiembre 2011 por Carmina
Tú escribes el final
Cuando cogí esta novela, lo hice atraída por su titulo, sin leer la contraportada. Pensaba que era una suerte de experimento, una de esas iniciativas que corren por internet entre los amantes de escribir relatos. Hace dos años aproximadamente participé con otros internautas en una experiencia que consistía en continuar escribiendo un texto que te venía dado, a sabiendas que otra persona continuaría la historia después. Nunca se sabía que podía surgir, pero la verdad es que a veces me he sorprendido mucho con el resultado. Ahora como no tengo tiempo para escribir, y las musas se han ido de viaje, pues me contento con ser voyeur de este tipo de historias, y creía que me encontraba ante algo parecido, ante un final tan abierto que podías escribirlo tú.
Pero nada más lejos, Raquel Rodrein una malagueña que estudió derecho en Granada, fascinada por el mundo cinematográfico, ya que le hubiera gustado ser directora de cine y escritora de guiones que luego se plasmaran en la gran pantalla, ha creado una novela romántica con la que ha ganado el IV Premio Terciopelo. Cosmopolita como pocas ha residido en Kansas, Paris, Nueva York, Escocia e Irlanda. Y de esa mezcla ha sabido crear unos personajes entrañables y una ambientación soberbia. Firme defensora de que la realidad más simple puede superar a la más insólita de las ficciones crea una novela cercana, unos personajes con los que es fácil empatizar y una novela romántica sin exceso de almíbar.
La novela se desarrolla en Escocia, en un paraje precioso y descrito con mimo, aunque después se traslada a Nueva York, e incluso mínimamente en Brasil y de vuelta a Escocia. Los personajes principales son Liam Wallace, un chico guapo, licenciado en Derecho, que se revela como un gran actor de teatro (las dos grandes pasiones de la autora), Amy, una chica americana con sangre irlandesa, que se traslada un año a Escocia para estudiar.
Allí conoce la felicidad de la mano de Liam un chico sincero, transparente como el agua que le corresponde, ella ve sus posibilidades y le anima para que se embarque en el mundo del espectáculo. Terminado el año de estudios Amy, tiene que volver al bufete de abogados del que procede. Liam decide abandonarlo todo para ir tras ella y poco a poco va dejando morir su sueño de convertirse en actor. Sin embargo es feliz.
Pero hay alguien que no está dispuesto a perder su gallina de los huevos de oro, alguien que sabe que puede ganar mucho dinero si Liam decide actuar y que ve en su novia un obstáculo insalvable, por lo que le tiende una emboscada para hacerla desaparecer. Y sin duda tiene éxito. Los caminos de ambos se separan, el no entiende como ella ha podido abandonarlo, ella no asimila la traición a la que él la ha sometido.
A pesar de todo ella sigue enamorada de él, y él no es capaz de olvidarla. Sin embargo ambos rehacen su vida. Ella llega a contraer matrimonio y tiene una hija, él es incapaz de tener una pareja fija durante mucho tiempo, aunque una mujer ha conseguido estar lo bastante cerca de él, para descubrir su debilidad.
Liam se consagra como actor, y Amy le sigue la pista, sus caminos se cruzan en más de una ocasión en aeropuertos, pero sin llegar a coincidir. Pero suficiente para reavivar la llama del dolor.
Cuando desaparece la mujer de su vida, Liam corta lazos con todo aquello que la recuerda, y con su familia. La enfermedad de su madre le obliga a volver a la casa familiar y antes de morir le entrega un manuscrito… se titula Tu escribes el final, lo ha escrito ella y allí está reflejada toda su historia de amor.
Liam está dispuesto a encontrarla, y a que vuelva con él, no sabe que la hizo huir de su lado, pero puede y quiere perdonarlo todo. El acercamiento no va a ser fácil porque un accidente destruye su vida. No recuerda nada de su pasado y la tragedia se ha cernido sobre ella al perder lo que más le importaba. Liam con sus dotes de actor y con su infinito amor deberá luchar para sacarla de ese mundo de sombras, para juntos escribir ese final.
El punto culminante se sitúa cuando ambos descubren que han sido víctima de una manipulación, que han perdido diez años de su vida por culpa de un engaño. Años en los que Liam ha conseguido ser el actor más cotizado, pero que ha vivido en un caos anímico.
Cómo toda novela romántica quizás han forzado un poco el final, con ese serán felices y comerán perdices, puesto que lo único que les faltaba para que la felicidad fuera completa se les presenta en bandeja de plata.
Hubo un fragmento en esta novela que disfrute muchísimo por no considerarla la típica novela rosa, que me impactó:
“Aprendí algo muy importante de mi padre. Siempre dijo que los seres humanos éramos como pequeños puzles. Los había de mayor o menor dificultad como había vidas felices e infelices. Los afortunados eran aquellos a los que la vida brindaba la posibilidad de que todas las piezas encajaran a la perfección desde el principio y con un solo movimiento. Los desafortunados tropezaban una y otra vez hasta encontrar el hueco perfecto para encajar la pieza. Otros sencillamente, jamás logran terminar el puzle”
Una metáfora preciosa para explicar el mundo de pareja, tan complicado unas veces como sencillo otras.
Disfruté con la ambientación de la novela, con los personajes, tanto los principales como los secundarios, con el desarrollo de la novela que en ningún momento me empachó, ni siquiera con ese final algo manido, pero que entraba dentro de las posibilidades. Sin duda me enamoré un poco de Liam, el hombre perfecto, el que toda mujer desearía encontrar. Y vencí mis prejuicios hacia este género que confieso había tenido un poco abandonado, y en el que es posible encontrar obras de calidad.
Las dos novelas de corte romántico que he leído este año han sido dos equivocaciones, pensaba que me encontraba ante otro tipo de novela y sin embargo me han sorprendido muy gratamente, tanto que no me importaría equivocarme más a menudo.

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