Revista Coaching

Tú mandas

Por Bitacorarh

Tú mandas

¡Esto de trabajar con gente es maravilloso!. Las personas es lo que tenemos, que cada uno somos de nuestro padre y nuestra madre, y este dicho no sólo está hecho para ser leído al pie de la letra, esconde algo más.

Somos nuestro pensamiento y este se forma en aquel lugar en el que crecemos y nos formamos como personas. Ahí nacen nuestras creencias, esas que dan forma al mundo personal que cada uno construimos. Lo que vemos y nos sucede comienza a conformar nuestro pensamiento, es como si el paisaje que nos rodea diese forma a esos dogmas de fe que guían nuestro comportamiento. Así han nacido y conformado las civilizaciones, grupos de personas que comparten un ideario que fija modelos de comportamiento comúnmente aceptados. Pero si hacemos zoom en cada una de estas civilizaciones encontraremos personas diferentes. Cada calle, cada barrio, cada vecindario, cada casa conforman un crisol de características humanas con bases comunes.

 

La mecánica cuántica, aquella que estudia la materia subatómica, esta mostrándonos un mundo interconectado, donde la submateria que mueve el universo también nos mueve a nosotros. Una armonía perfecta que hace que la sincronización con nuestro entorno siga un ritmo uniforme. Las personas estamos conectadas con todo lo que nos rodea. Somos víctimas de lo impredecible del universo, presas del cambio al que está sometido todo nuestro mundo; asumir esto es algo que nos resulta complicado porque nuestras creencias nos atan a un único lugar dentro de un basto universo, donde todo cambia a otro ritmo. Este modo de concebir la realidad nos conduce hacia la inevitable limitación de nuestras capacidades. Atar las creencias a nuestro entorno impide concebir todas las opciones que tenemos ante nuestros ojos.

 

Cambiar significa asumir el ritmo de lo que nos rodea, cuanto más se aleja el zoom de lo cotidiano, mayor es la perspectiva y mejor la capacidad para decidir. Viajar resulta realmente enriquecedor por este efecto, el de ver cosas nuevas, el de escuchar otras lenguas y otras formas de hacer.

Las opciones son casi infinitas, éstas tienen el límite que determine nuestro raciocinio, y si hay algo sobre lo que podemos influir, eso es el pensamiento. Nuestro pensamiento nos pertenece, somos nosotros los que lo concebimos y por tanto también depende de nosotros el tipo de pensamiento que desarrollemos. ¿Opciones o limitaciones?.

 

Me sorprende la de veces que escucho mensajes apocalípticos: la crisis, el paro, la prima de riesgo,... Me suenan a límites, a un zoom totalmente orientado a lo que tenemos delante de nuestro ojos. La prensa, las tele y otros mucho medios se encargan de dirigir nuestras atención. Nos atan a ese lugar en el que vivimos y no nos deja ver que el mundo se mueve a otro ritmo, que los cambios se suceden y que la vida es un ciclo que va y viene. Entenderlo y observarlo te permite estar donde tienes que estar, nada de la esclavitud de depender de lo que sólo pasa en “mi zona”.

Estamos llenos de opciones, debemos quitarnos la venda de delante de los ojos, abrir un poco más nuestra mente para permitir que el ángulo de percepción se amplíe y se deje influenciar por otras formas de pensar. Éstas son fruto de otras experiencias, en ellas hay lógica y razones, sincronizar esos hechos con los míos y movernos a un mismo ritmo es algo parecido a eso que ahora llamamos empatía.

La solución a tus problemas la tienes tú. Debemos aceptar la propiedad de nuestros actos y asumir que los resultados de su acción dependen de nuestro pensamiento. Y ya sabes: cambiarlo depende de ti.  


Volver a la Portada de Logo Paperblog

Dossier Paperblog

Revistas