Revista Cultura y Ocio

Túpac Katari o Julián Apaza

Por Enrique @asurza

Túpac Katari o Julián Apaza, caudillo aymara, nacido hacia 1750 en el pueblo de Ayo Ayo, provincia de Sicasica (actual departamento de La Paz en Bolivia). Se desempeña en modestos oficios, dada su condición de huérfano desde muy niño: sacristán, obrero minero, panadero, comerciante. Su constante relación con los sectores más empobrecidos le permite conocer las humillaciones y explotación que padecían indios y mestizos de parte de los españoles. Al estallar en 1780 la rebelión de Gabriel Condorcanqui o Tupac Amaru II, se contacta con él y con el cacique Tomás Catari que lo apoyaba. Combinando los nombres de ambos caudillos, adopta el de Túpac Catari y pretende ser virrey del Perú. Dispone el destierro de los españoles en el territorio bajo su mando, adopta el aymara como lengua oficial y restablece el culto al Sol. Por ser analfabeto, es asesorado por el mestizo Bonifacio Chuquimamani, quien se encarga de redactar las proclamas y manifiestos de la rebelión. Durante los primeros seis meses de 1781 encabeza el levantamiento más importante en la zona del Alto Perú, realizando dos sitios a la ciudad de La Paz, siguiendo las órdenes de Diego Cristóbal Túpac Amaru, quien había reemplazado a su primo José Gabriel Condorcanqui en la dirección del movimiento insurgente.
El 13 de marzo de 1781, a la cabeza de cuarenta mil indios, cerca la ciudad de La Paz exigiendo la entrega de los corregidores. A pesar de lo prolongado del sitio (más de cien días) y de la muerte de no menos de diez mil españoles, los indios no pueden tomar la ciudad por falta de armamento adecuado; debiendo retirarse el 1 de julio, ante la inminente llegada de una división comandada por el general Ignacio Flores, a la sazón presidente de la audiencia de Charcas. No obstante, inexplicablemente, sin haber aniquilado totalmente a los rebeldes, el general Flores deja la ciudad bajo la custodia de ochenta hombres, al mando de Sebastián Segurola. Naturalmente, Túpac Katari reúne nuevas huestes, logra estrechar otra vez el cerco y, en una maniobra similar a la utilizada el 5 de agosto por Andrés Túpac Amaru II en la toma de Sorata, provoca una inundación que por poco destruye la ciudad. Sin embargo debe retirarse nuevamente el 17 de octubre, ante la proximidad de tropas enviadas por el virreinato de Buenos Aires al mando de José Reseguín. Se repliega a los cerros de Pampajasi, desde donde continúa las acciones hostiles. Reseguín recupera La Paz y emprende una feroz campaña contra Túpac Katari, quien luego de una tenaz resistencia se ve obligado a refugiarse en el santuario de Nuestra Señora de las Peñas, donde se hallaban las fuerzas de reserva de Miguel Bastidas, no sin antes padecer la captura de su esposa Bartolina Sisa.
En ese momento llegan las órdenes de Diego Cristóbal Túpac Amaru, desde su cuartel general en Azángaro (Puno), en el sentido de acogerse al indulto concedido por el virrey Jáuregui, quien a través de un bando había prometido perdón general. Tanto Miguel Bastidas como Túpac Katari se muestran de acuerdo, pero este último decide solicitar a Reseguín, como una muestra de buena voluntad, la liberación de su compañera. Ante la negativa realista, se da cuenta de que el ofrecimiento de perdón es tan sólo una trampa, por lo que no se acoge al indulto y, en cambio, marcha hacia la localidad de Achacachi, a orillas del lago Titicaca, con el fin de reorganizar las dispersas fuerzas rebeldes. No obstante es traicionado y entregado a las autoridades realistas el 10 de noviembre, en Chinchaya. Juzgado por el cruel oidor de la audiencia de Chile Francisco Tadeo Diez de Medina, se le condena a ser descuartizado por cuatro caballos, sentencia que se cumple el 15 de noviembre de 1781. Su cabeza y sus extremidades son expuestas en diferentes lugares para escarmiento de los insurgentes. Su esposa y su hermana Gregoria son sentenciadas a la horca y ejecutadas el 5 de setiembre de 1782.


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