Revista Opinión

Tyler vs. auggie

Publicado el 10 octubre 2011 por Mario
Mis dos películas favoritas de la década de los noventa son El Club de la Lucha y Smoke (y amabas entrarían en la lista de mis diez favoritas de todos los tiempos). Casi daría un brazo por ser capaz firmar un guión tan perfecto, capaz de atrapar con palabras e imágenes un haz de condición humana, tal como lo lograron Chuck Palahniuk y Paul Auster en sus respectivos libretos.
Una película golpea, la otra acaricia pero ambas dibujan para la posteridad el estado de las cosas del ser humano de finales del siglo veinte. Ambas son un tratado sobre el dolor y cómo nos enfrentamos con él.
El dolor es ese sentimiento que aqueja nuestro ser cuando percibimos que las cosas no son como desearíamos. Y uno de los signos del suicidio hedonista que estamos practicando es la incapacidad de enfrentarlo, cuando es una de las lecciones básicas que estamos aquí para aprender. Lo negamos, lo anestesiamos, lo esquivamos, lo proyectamos… cualquier cosa menos enterarnos que la vida puede doler, que las cosas no siempre salen como queremos y que, en ocasiones, la chica elige al malo, o la enfermedad nos escoge a nosotros. A este respecto, amo la secuencia de El Club de la Lucha en que el personaje de Tyler, tras provocarle una quemadura química, increpa a su alter ego: “¡Es el momento más importante de tu vida y tú decides perdértelo!”. En otro tono, en Smoke el escritor Paul Benjamin también debe enfrentarse al más terrible de los dolores: el de retomar su vida después de que un crimen absurdo le arrebatara a su familia.
Que suframos el dolor es la prueba evidente de nuestra naturaleza gozosa; de que existe una tendencia natural al disfrute. Ahora, ello no puede llevar a pertrecharnos en una jaula de oro. Porque el dolor es incorpóreo y nadie está a resguardo. Y las soluciones narcóticas en sus mil envoltorios, desde el sexo hasta la morfina, desembocan al final en estados terminales. Enfrentémoslo. Ambas películas ofrecen respuestas, ambas presentan maneras de plantarle cara y pelear contra aquello que nos aleja de una existencia plena. Bien a hostias como Tyler, bien pactando como el personaje de Auggie Wren. Eso es elección de cada cual.

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Revistas