Porque el último será el primero, les dejo el minicuento que inaugura el año.
Última orden
—No hay otra opción —dijo el piloto.
El comandante apretó los labios y asintió.
—Listos para el descenso. Ingresando en la atmósfera en tres…dos…
«Esto no debería estar pasando», pensó el comandante.
Poco después, aterrizaban.
—Informe —pidió el comandante.
—No podemos volver a despegar.
—¿Radio?
—Activa, poco alcance.
—¿Provisiones?
—Para dos meses.
El comandante volvió a mirar la última orden que todavía titilaba en su comunicador personal. Lo apagó.
—¿Señor?
—Prepara el campamento. Primero: agua y comida; después: aumentar la potencia de la radio.
Jamás debían descubrir qué causó el accidente. Era necesario comenzar una colonia. A cualquier costo.
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