Revista Infancia

Un animador, miles de recursos

Por Pasa La Risa Pasa La Risa C.b. @PasaLaRisa
Un animador, miles de recursos

Los animadores de Pasa La Risa somos como una navaja multiusos, que lo mismo sirve para descorchar una botella de champán que para salvarte la vida en medio del bosque.

Padecemos lo que nosotros denominamos el síndrome de 'Mary Poppins'. Si la cantarina niñera de la famosa peli de Disney empezaba a sacar chismes de su bolso y los niños a los que cuidaba se quedaban ojipláticos, cuando nosotros empezamos a sacar ideas de nuestra cabeza y ya nos podemos parar.

He aquí un pequeño decálogo de lo que somos capaces. Además de ayudarnos a subir la autoestima y a sacar pecho, nos ha servido para echarnos unas risas en el equipo:

10 cosas que un animador es capaz de hacer:

    Sacar los pinceles y el alma de artista...

y pintar la cara de un niño para que se transforme en lo que desee durante el resto de la tarde. No importa si quiere convertirse en superheroína, fiero animal o un ser fantástico que nadie ha visto nunca antes...

darle forma de espada, sombrero o conejo en menos de lo que dura un pestañeo. Sin perder el aliento. Y echarse unas carreras después si hace falta. Pulmones de acero.

    Entonar una cancioncilla...

sin desafinar, con coreografía incluida, y lograr que acabe bailando desde el más pequeño de la casa hasta el abuelo amarrado a la garrota. Y seguir encadenando grandes éxitos durante horas.

    Pasar las tardes libres fabricando marionetas...

porque los títeres y los cuentacuentos nos tienen enganchados tanto a Pasa La Risa como a nuestro pequeño público, que sigue la trama de estas historias con más pasión que mi madre viendo la telenovela.

    Llevarse a un grupo de niños urbanitas de excursión al campo...

y enseñarles que la leche no sale de los tetabricks, que los pájaros tienen 1001 nombres y que los bocatas saber mucho más ricos después de una larga caminata. ¡Ah! y saberse al dedillo todas las rutas aptas para niños de su región y parte del extranjero.

    Organizar una fiesta en un cole, un cumple o una BBC (bodas, bautizos y comuniones)...

y parecer un pulpo con mil manos que le sirve para: tener todo el papeleo a punto, hacer piña con el equipo educativo, inventar dinámicas originales, traer el hinchable de tus sueños si hace falta, y conseguir que ese sea el mejor día del mundo para los chavales.

    Montar un campamento en una urba o en medio del bosque...

y tener dinámicas planificadas para jugar día, tarde y la noche; para la hora del desayuno, la comida y la cena, para enseñarles a los chavales a ser más autónomos, para amenizar veladas y crear talleres de manualidades. Para todo.

    Dar clases extraescolares que pasan de tostón a fascinante ...

Porque muchos animadores tiene formación superior y saben mucho de lo suyo, pero también de educación y desarrollo del niño. Y eso se nota en sus clases.

    Curar, aconsejar y proteger...

... del frío, el hambre y el miedo. Mimarles con el amor de una gallina hacia sus pollitos. Y, sobre todo, seguir aprendiendo siempre de ellos.

Estas son solo los primeros 10 superpoderes de la lista (casi se nos cae la lagrimilla de risa y emoción). Pero hay más. ¿Nos ayudas a recogerlos?


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