Revista Opinión

Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Maduro

Publicado el 15 abril 2014 por Clarena Roux @clarenaroux
Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Nicolás Maduro Luis Alfonso de Borbón, bisnieto de Franco y Alfonso XIII y sobrino del Rey Juan Carlos, está en el centro de una nueva aristocracia: la bolivariana. Es el yerno de Víctor Vargas, dueño del Banco Occidental de Descuento, el banquero que acrecienta su fortuna con sus negocios con el gobierno venezolano. Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Maduro
Suele ser bastante habitual ver a Luis Alfonso de Borbón atravesar los pasillos de la T1. El vuelo proveniente de Caracas que aterriza los sábados en el aeropuerto madrileño viene casi siempre lleno. Él sale rápido y sin equipaje, apenas lleva un bolso de mano; se pierde, a paso veloz, entre los pasillos de la terminal, apenas visible entre la multitud y camuflado con unos vaqueros y un simple jersey. El duque de Anjou, bisnieto de Franco y Alfonso XIII, sobrino del Rey Juan Carlos y pretendiente legitimista al trono de Francia vive así: a caballo entre Madrid –allí vive su esposaMargarita Vargas con sus hijos- y la capital venezolana, la segunda ciudad más violenta del mundo después de San Pedro de Sula (Honduras) y en la que trabaja junto a su suegro, Víctor Vargas, dueño del BOD (Banco Occidental de Descuento), una entidad financiera que se fortalece en el círculo de negocios con el gobierno Bolivariano. La relación de Vargas con el chavismo,valga decir, se torna cada vez menos fría, a juzgar por la reciente compra de La Cadena Capriles.
La operación en sí misma es elocuente: lo que se compra y cómo se compra habla de la posición actual de Vargas. La ley venezolana prohíbe a los bancos la adquisición de un medio de comunicación. Así que esta se ha hecho a través de un préstamo del BOD a un fondo internacional con sede en Estados Unidos para hacerse finalmente con la Cadena Capriles, grupo editorial que conservaba todavía una relativa independencia informativa en un país minado por la prensa oficial, la autocensura y la persecución gubernamental contra la libertad de información. Tras la operación en la que Vargas ha conseguido hacerse con el grupo, sus dos principales cabeceras –Últimas noticias y El mundo- experimentan una transformación editorial acaso demasiado complaciente –más de 60 periodistas de la plantilla han criticado el hecho- en un país en el que las libertades civiles se vuelven inexistentes, la inflación galopa y la escasez azota a la población mientras una pequeña burguesía –boli burgueses les llaman- se consolida alrededor de los herederos del chavismo.
Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Maduro
En el equipo financiero de Víctor Vargas, Luis Alfonso de Borbón, su yerno, aportó la prestancia de la Flor de Lis a una fortuna que ya era considerable. De Banif y BNP-Paribas, pasó a ser elresponsable de Relaciones Internacionales del BOD, cargo que ocupa tras su boda con Margarita Vargas, nueve años menor que él y heredera de la fortuna de Vargas. Alto y dueño de un cuerpo de armario que machaca con larguísimas sesiones de ejercicio, el bisnieto de Alfonso XIII vivió el divorcio de sus padres a los seis años; a los 10 perdió a su hermano mayor Francisco en un accidente de tráfico y a los 15 quedó huérfano de padre; de ahí que algunos periodistas se hayan hecho eco de una versión tan empalagosa como relativa según la cualLuis Alfonso de Borbón ha encontrado en el banquero venezolano a un padre, de la misma forma en que este habría visto en su yerno al primogénito perdido –el único hijo varón de Vargas murió a los 18 años-. Existen, sin embargo, otras versiones al respecto.
Mientras algunos ven en Luis Alfonso de Borbón una figura cercana e importante en el equipo del BOD y el entorno de Vargas, otras fuentes aseguran que se trata de una relación cordial, no decisiva. Vargas ni necesita ni acepta consejeros ni apoyos. Él hace lo que quiere. “Yo he presenciado esa relación entre Vargas y el Borbón y puedo dar fe de que Vargas controla todo y lo trata como un empleado más. Si hace algunas transacciones estoy segurísima que son a plena vista de su suegro”, dice una fuente cercana al mundo financiero quien asegura que el duque de Anjou es, en todo caso, una pieza dócil comparado con su otro yerno: Francisco D’Agostino, esposo de la hija mayor de Vargas y accionista de Derwick, una empresa venezolana de ingeniería especializada en la construcción de plantas de generación de electricidad que cuenta con una oficina en España desde 2010. “Sé que Vargas tiene serias diferencias con su yerno”.
Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Maduro
El motivo de los desencuentros comienza con una querella en Miami en la que, según un exempleado de la empresa Derwick, señaló una operación de lavado de dinero que involucraba a Diosdado Cabello, hombre fuerte del chavismo, acaso un magnate socialista que se ha hecho con una amplia cartera de empresas –que producen para el gobierno- y detenta un oscuro poder como presidente de la Asamblea Nacional, desde cuya silla ordena apalear a los diputados opositores, así lo hizo en 2013.
Según aquella demanda, Diosdado Cabello recibió 50 millones de dólares "en sobornos" a cambio de "un contrato público que los funcionarios sabían que permitiría a los demandados sobrefacturar". Esos pagos ilegales tenían por objeto "facilitar el lavado de dinero y la sobrefacturación" por parte de los demandados: la empresa derwick y sus propietarios: Leopoldo Alejandro Betancourt-López, Pedro Trebbau-López y Francisco D'Agostino Casado. Este ha sido un juicio polémico en el que han intervenido –no sin insultos ni desavenecias- el banquero Juan Carlos Escotet, presidente de Banesco –entidad que controla el Banco Etchevarría y se ha hecho con el control de Novagalicia-, y Óscar García Mendoza, titular del Banco Venezolano de Crédito (BVC).
Víctor Vargas, un hombre ambicioso y con un sentido de la mímesis muy potente, no tiene relaciones del todo fluidas con el chavismo, a su manera atomizado en distintos islotes en los que cada quien intenta. Ha ido trabajándolas de a poco. En el año 2002, Víctor Vargas ofreció su apoyo a un entonces vivo Hugo Chávez, quien afrontaba una huelga petrolera con la que el chavismo aceleró su viraje hacia el autoritarismo. Chávez sin embargo no veía con muy buenos ojos a Vargas, que intentó entonces adquirir el Banco de Venezuela, en aquel entonces perteneciente al grupo Santander y que Hugo Chávez quería controlar como un banco del Estado –cosa que finalmente hizo-. ¿De dónde sale entonces este acercamiento reciente con la Revolución Bolivariana?
Un Borbón y un ‘boliburgués’ en la corte de Maduro
“Para entender el reciente acercamiento de Vargas con el gobierno, la clave está en el pacto logrado para comprar la Cadena Capriles a través de una triangulación financiera a cambio de la fusión del BOD con Corpbanca”, explica una fuente, refiriéndose al proceso por el cual la entidad financiera chilena entró finalmente en la cartera de Vargas, una operación que el organismo regulador de la banca en Venezuela había retrasado y que solo en 2014 se hizo efectiva. “Sin embargo, Vargas no era un banquero favorito de Chávez sino. Sus vinculaciones con José Vicente Rangel –periodista y mano derecha de Hugo Chávez en cargos claves: vicepresidente, ministro de relaciones exteriores y ministro de la Defensa- le permitieron navegar sobre aguas turbulentas. De hecho, cuando fue presidente de la Asociación Bancaria de Venezuela fue mucho el lobby que tuvo que hacer Vargas”, comenta una fuente que prefiere, también, mantenerse en el anonimato.
Mientras Venezuela vive uno de sus momentos políticos más dramáticos –desde febrero el país vive protestas ciudadanas brutalmente reprimidas por el gobierno, con 40 muertos casi como centenares de heridos, torturados y desaparecidos, además de una inflación del 56%-, una nueva burguesía fortalece sus vinculaciones y negocios con los delfines y herederos del chavismo, sin duda una corte revolucionaria en la que el banquero Víctor Vargas se abre paso junto a Luis Alfonso de Borbón. El asunto es un ganar-ganar: Vargas agrega a las tarjetas de visita de su banco lustrosos apellidos reales, mientras su yerno mantiene vivas sus pretensiones dinásticas con los millones de la familia política.

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