Revista Coaching

Un burro volando!

Por Candreu
Un burro volando!
Mañana sábado 28 estaré en Oporto impartiendo una sesión para la Associaçao de Proffisionais da Saúde Espanhóis em Portugal. Celebraremos "donde muere el Duero" la festividad de Santo Tomás de Aquino.
El martes, en Valencia, después de la sesión en la presentación a clientes de la ampliación del Palacio de Congresos comentamos con un par de asistentes algunos aspectos sobre las técnicas de hablar en público, especialmente lo que tenía que ver con cómo interpretar los gestos y reacciones que tiene la audiencia ante nuestras palabras. Muchas veces encuentras caras amables y sonrientes, miradas limpias en las que pararte, pero otras veces encuentras caras duras y miradas desafiantes. Me preguntaban qué pensar de ellos.
Cuando Tomás de Aquino llegó como novicio a su primer convento sorprendió a todos por lo poco hablador y súmamente estudioso que era. Eso, unido a su físico regordete y bajito hizo que algunos de sus compañeros de promoción en el noviciado se burlaran de él considerándolo muy inocente.
Un día quisieron gastarle una broma y desde el centro del patio al que daba su celda donde se encontraba trabajando le gritaron: "¡Tomás!, ¡Tomás!, mira, mira, un burro volando".
Tomás dejó su estudio, se levantó de la mesa, se asomó a la ventana y miró al cielo en la misma dirección en la que sus hermanos señalaban. Cuando estos lo vieron rompieron a reír a carcajada limpia burlándose de él.
"¡¡Pero como puedes ser tan inocente hombre de Dios!!"
A lo que Tomás les respondió:
“Entre que un burro vuele y que un dominico se burle así de otro dominico, me parece más imposible lo segundo que lo primero”.
Sus compañeros agacharon la cabeza, se disculparon y se escabulleron cada uno a su labor, sin volver a reírse nunca más del santo Aquinate.
Y es que no debemos juzgar a las personas antes de tiempo ya que si lo hacemos, es muy posible que seamos injustos. Si hacemos de la caridad el valor supremo de nuestra vida aprenderemos a no prejuzgar, a no etiquetar a nadie antes de conocerlo de verdad. Siempre es mejor equivocarse alguna vez por haber pensado bien, que pensando mal acertar… Dice el Evangelio que con la misma medida que midáis, se os medirá.

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