Un corazón roto: la franquicia de Spider-Man y Andrew Garfield

El problema del cine comercial es que tiene un propósito muy bien establecido: hacer dinero. Bajo esta postura es complicado encontrar proyectos que tengan un balance adecuado entre la libertad creativa de sus desarrolladores y los estudios que ponen su dinero en la mesa.
Con Spider-Man las cosas siempre han sido así, por lo menos desde que el personaje demostró ser la gallina de los huevos de oro. Toda producción cinematográfica ha antepuesto el negocio antes que el material final.
Para Andrew Garfield, un actor que gusta de hacer películas con libertad creativa, este siempre fue un problema. El actor acepta que fue difícil tener que interpretar al personaje de su vida teniendo las manos tan atadas.

“Hay algo que ocurrió con esa experiencia, donde la historia y el personaje al final no estaban en lo más alto de la lista de prioridades. Y descubrí que es realmente difícil. Firmé para servir a la historia y para servir a este personaje increíble del que me he estado disfrazando desde que tenía 3 años. Después se vio comprometido y eso me rompe el corazón. Me rompió el corazón un poco”.

Estas palabras también vienen muy apegadas a aquel negocio entre estudios que lo terminó dejando fuera. Solo hay que tener presente que fue Marvel Studios quien no quiso que continuara con el personaje.