Revista Comunicación

un día de pérdidas

Publicado el 27 febrero 2015 por Libretachatarra

un día de pérdidas

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Nos levantamos con la noticia de la muerte del fiscal Julio César Strassera, un hombre fundamental para la democracia argentina, clave en el Juicio a las Juntas Militares cuando con el retorno de la democracia, un grupo de valientes puso en el banquillo de los tribunales a los responsables de la dictadura militar que asoló el país. En esos momentos, no se sabía con certeza si ese juicio iba a terminar o no. Todavía tenían mucho poder en sus manos los que tuvieron el poder hasta unos días antes del 10 de diciembre de 1983. Hablar de un golpe no era una chicana retórica como podemos escuchar en estos días: era una posibilidad fáctica, una opción que se ejercía con las armas y los tanques en la calle. Desde Raúl Alfonsín pasando por todos los juristas que participaron del Juicio y a las personalidades que integraron la CONADEP sabían que podía haber represalías y que ese era un camino con final incierto. Digamos, se jugaba mucho más que bajar un cuadro de Videla.
Como homenaje, cabe recordar el último tramo del alegato del fiscal Strassera en ese histórico Juicio:


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La otra pérdida del día, fue la muerte de Leonard Nimoy, el actor que interpretó al inolvidable Señor Spock, el vulcano hiperracional de la gloriosa Star Trek. Nimoy-Spock (los dos son uno) forma parte de mis recuerdos infantiles que me acompañaron toda la vida.
Recuerdo la impresión de haber visto la primera imagen de Spock, en una propaganda en Canal 13, el tipo de las orejas puntudas. Me enganché con la serie unos años después y me convertí en un Trekkie hecho y derecho. La magia que tenía “Viaje a las estrellas” respecto de las decenas de series de ciencia ficción de esos años que quedaron en el olvido, fue la dinámica dramática del terceto de protagonistas. William Shatner, el Capitán Kirk, mediando entre la lógica racional de Nimoy – Spock y la calentura temperamental humana del Doctor Leonard McCoy – DeForest Kelley. Kirk era una mezcla de ambos extremos, en una diplomacia vaquera apta para afrontar el contacto con nuevas culturas en el espacio. Y el secreto para que esos personajes quedaran en el corazón era verlos cómo cada uno tomaba las características del otro, como fueron mutando con el correr de los capítulos. Como muestra: jamás olvidaremos la expresión de Spock cuando en un capítulo ve vivo a Kirk a quien creía muerto. No era para nada racional, la sonrisa y la emoción en su voz... rápidamente sofocada para volver a la compostura vulcana.
Cuando la serie se relanzó en los '80, con Star Trek: The Next Generation, Nimoy aportó un par de capítulos brillantes, cuando lo vimos en una misión para cambiar el alma de los Romulanos y llevarlos a la lógica no guerrera de los vulcanos. Hay una escena brillante en la que Spock le hace la fusión mental (un caballito de batalla de la serie) al Capitán Jean-Luc Picard (Patrick Stewart) para recuperar las memorias de Sarek, su padre fallecido.
Nimoy-Spock siguió siendo el personaje principal para enlazar las últimas películas de las franquicias, con la conducción de J. J. Abrams, en un tiempo alterno a la serie original y la presencia de un juvenil Spock con un planeta Vulcano destruido.
Nimoy-Spock siempre fue (y será) el símbolo de las mejores cosas que significa Star Trek: un humanidad mejor, audaz, compasiva, justa y con una pasión sin límites por el futuro y lo desconocido.
Nos despedimos de Nimoy (jamás de Spock) con su último tweet del pasado 23 de febrero: “La vida es como un jardín. Se pueden tener momentos perfectos que no pueden ser preservados, excepto en la memoria"
Siempre estará en nuestra memoria, Leonard Nimoy.

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