Revista Deportes

Un equipo galáctico

Publicado el 09 julio 2020 por Trescuatrotres @tres4tres

" Los dos mejores no pueden estar en el mismo equipo ".

Esta regla es una de las básicas en el fútbol callejero. Es evidente que para los federados no tiene ningún valor. De hacerlo, algunas competiciones no se habrían podido celebrar.

Una de ellas, sin duda, hubiera sido el Mundial sub 20 disputado en Chile, en el año 1987.

Muchas de las selecciones que participaron incumplirían esa ley al observar sus plantillas.

Alemania Federal, por ejemplo, se presentó con Andreas Moller y el posterior pichichi del torneo, Witeczek, con 7 goles.

En el plantel de Brasil se podían contemplar figuras como Cesar Sampaio o André Cruz.

Sin embargo, de haberle planteado la supuesta posibilidad de prescindir de algunas figuras a Mirko Jozic, la decisión le habría supuesto un enredo mental enorme, aunque no tanto como para mermar en demasía a su selección.

Boban, Suker, Prosinecki o Mijatovic ejercían como primeros espadas. A su lado, escuderos de lujo como Brnovic, Jarni o Stimac, hacían de los yugoslavos una escuadra temible.

La fase de grupos de los plavi fue inmaculada. 4-2 a Chile, 4-1 a Australia y 4-0 a Togo para acceder a las rondas eliminatorias como el gran coco del campeonato. Suker, con 5 dianas, fue el máximo estilete ofensivo de la selección en los tres primeros partidos.

En cuartos esperaba el gran favorito de toda competición futbolística en la que participe, la selección brasileña. Dos genialidades de Mijatovic y Prosinecki dejaban fuera del torneo a la escuadra carioca.

En semifinales, la Alemania del este era su próximo rival, con una estrella como Mathias Sammer amenazando el camino yugoslavo. Esta vez, Stimac y Davor Súker se encargaron de clasificar a su equipo para la gran final.

Gary Lineker comentó en una ocasión que el fútbol es un deporte donde juegan once contra once y siempre gana Alemania.

Precisamente, el enemigo que esperaba en la última ronda era el equipo teutón.

Tras empatar a un gol, los yugoslavos conquistaron el Mundial en los lanzamientos desde el punto de penalti.

Lo hicimos todo para triunfar con Yugoslavia. Cumplí el sueño de mi vida."

Zvonimir Boban

También arrasaron en los trofeos individuales, donde Robert Prosinecki ganó el Balón de Oro y su compañero, Boban, se hizo con el de bronce.

La bota de plata fue para Davor Suker, gracias a sus seis goles marcados.

Por desgracia, el conflicto de la guerra en Yugoslavia desmembró esta fenomenal selección y acabó con la posibilidad de seguir conquistando más campeonatos.

Aquel equipo juvenil que asombró al mundo hubiese ganado, seguramente, incluso aplicando las reglas del fútbol callejero. Y es que muchas estrellas juntas solo pueden formar una maravillosa constelación.


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