Revista Deportes

“Un fraude que entra por derecho”

Por Malagatoro

Cuerno partido

Foto: Juan Pelegrín (Las ventas.com)

“Contar lo que se pudo ver, es una materia arriesgada. Tanto como aventurarse en los pormenores de las mayoristas mediáticas. Y es que fue todo horripilante. Los toros -con mucha apariencia y bien presentados- dieron muestras del mayor fraude que se está cometiendo en las intimidades de las dehesas. A los animales más soberbios de la creación animal, a los cuales el hombre intenta a toda costa de preservar su condición salvaje en un peculiar proceso de domesticación, se les coloca en muecos, incluso les lanzan dardos adormecedores, y les colocan tocados en forma de vainas de silicona o vendajes enyesados, para luego quitárselos con el mismo procedimiento, resultando de esta acción delictiva protuberancias con formas de pitones finitos como platanitos, irregulares de morfología en crecimiento, abruptamente terminados en puntas extrafinas, con superficies raspadas a cuchilladas, afilados como si se sacaba punta a los lápices con el filo de una navaja. En el trasiego, los animales aprenden las maldades humanas, se le pone el carácter imposible y asustadizo, se les quedan las mencionadas protuberancias que dan el pego para la inspección ocular de los veterinarios. Algo así, como cuando va a la amantísima madre de tu marido a casa. Se recoge por encima, lo suficiente para superar la fiscalización, pues es sabido que las suegras son muy suyas, pero ven menos que un gato de escayola. Y en los corrales se puede ver mucho. En el ruedo, mucho más. Pitones que se resquebrajan al bies, de consistencia de mantequilla, de rotundidad frágil, como su fueran capullitos que se abren en formas de pétalos de hojalata, como brochas que ofrecen las entrañas sangrantes y nerviosas de tanto carácter indómito en forma de córneas defensas desnaturalizadas.

El afeitado ha entrado en la era moderna, en ese estado tan reclamado por los demagogos actuales de tres al cuarto que pretender escribir la historia a su imagen y semejanza absolutamente vanguardista. Ahora, en este cacareado Estado de Derecho, el fraude en el mundo de los toros está permitido por todos, a la vista de todos, al beneplácito de todos, a la impunidad de todos. ¡Maldita sea! Un fraude que entra por derecho, y nunca mejor dijo.”

De la crónica de Paz Domingo


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