Revista Toros

Un ganado de saldo echa por tierra el festejo taurino de la feria de san marcos en priego

Por SubbÉtica Taurina
UN GANADO DE SALDO ECHA POR TIERRA EL FESTEJO TAURINO DE LA FERIA DE SAN MARCOS EN PRIEGOUN GANADO DE SALDO ECHA POR TIERRA EL FESTEJO TAURINO DE LA FERIA DE SAN MARCOS EN PRIEGOUN GANADO DE SALDO ECHA POR TIERRA EL FESTEJO TAURINO DE LA FERIA DE SAN MARCOS EN PRIEGOUN GANADO DE SALDO ECHA POR TIERRA EL FESTEJO TAURINO DE LA FERIA DE SAN MARCOS EN PRIEGOUN GANADO DE SALDO ECHA POR TIERRA EL FESTEJO TAURINO DE LA FERIA DE SAN MARCOS EN PRIEGOFICHA DEL FESTEJO:
Ganado: tres erales y un utrero, este último para rejones, de Manuela Patón Selas y un eral de El Campillo de la Solana, misma casa ganadera, pésimamente presentados, chicos e inválidos.
Eduardo Jurado: estocada caída (una oreja); y estocada pescuecera que asoma, estocada muy caída y trasera, y tres descabellos (silencio).
Miguel Ángel Serrano: estocada muy caída y contraria que asoma (dos orejas), y estocada muy caída (una oreja).
Luis Valdenebro: rejón casi entero y un descabello (una oreja).
 Plaza: Las Canteras (Priego). Más de un cuarto de entrada en tarde de temperatura agradable. El festejo dio comienzo con 10 minutos de retraso sobre el horario anunciado.
La pésima presentación del ganado lidiado esta tarde en Priego ensombreció de manera notable el desarrollo del festival mixto sin picadores celebrado con motivo de la recuperada feria de San Marcos.
Los en teoría "erales" que saltaron al ruedo de Las Canteras, tenían apariencia de añojitos, escurridos de kilos de una manera escandalosa, al igual que el ¿utrero? para rejones, los cinco con menor presencia que muchas de las vaquillas que se lidian en fiestas privadas o capeas. Una auténtica vergüenza para una plaza como la de Priego que en el aspecto ganadero ha tocado esta tarde fondo de una manera escandalosa, gracias a la jugada de la empresa, que en seis días cambió en tres ocasiones de ganadería.
La última casi rocambolesca ya que hasta las seis de la tarde de ayer sábado, en La Valdivia, finca donde pastan las reses de Julio de la Puerta, se esperaba el camión para embarcar, cuando media hora más tarde llegaban a Priego las reses, por llamarlas de alguna manera, que han protagonizado el bochorno de hoy. El cáncer de la Fiesta sigue dentro, muy dentro, y así no hay manera de que ésto cambie de una vez. O el Ayuntamiento de Priego, como propietario de Las Canteras, toma cartas en el asunto de manera seria o en dos años ni las águilas rondarán el centenario coso. Aviso para navegantes…
Así que, con tan paupérrimo material, los integrantes del cartel bastante hicieron con agradar al público, como fue el caso de Eduardo Jurado, el más perjudicado con el sorteo matinal, ya que a su primero bastante hizo con tenerlo en pie con tandas o intentos de ellas, muy suaves, no logrando estructurar faena ante la manifiesta invalidad del animal. Aún así, fogonazos con la izquierda, con mando y gusto, que se diluyeron en un quiero y no puedo constante. En su segundo, que para colmo de males fue el más pequeño del encierro y al que clavar una banderilla, ya fue todo un acierto para los peones., más de lo mismo, muchas ganas del novillero y el eral, por que la ficha técnica dice que tiene dos años, embistiendo a arreones cuando no estaba en el suelo. Para redondear la tarde, estocada que hace guardia y otra muy caída que necesitó del verduguillo, perdiendo un trofeo que le hubiera valido su salida a hombros.
Mejor suerte con el lote tuvo Miguel Ángel Serran, que toreó con gusto a su primero con la zurda, bajando un puntito el nivel de su actuación cuando cambió de pitón. Aún así, actuación resultona, con desplantes y estatuarios finales muy del gusto del respetable pero en absoluto merecedora de las dos orejas, después del bajonazo contrario que, para colmo de males, asomó por el vientre del eral, pecando la Presidencia de excesivamente benévola. En su segundo, de lejos el más potable del encierro, volvió Miguel Ángel a estructurar su faena en los escasos tiempos muertos entre caída y caída de su oponente, esta vez insistiendo por la derecha, aunque con la sensación de que, teniendo en cuenta los escasas fuerzas de su oponente, el eral estuvo por momentos por encima del novillero, que equivocó los terrenos en alguna fase de la faena. Completaba el cartel el rejoneador Luis Valdenebro, que fue a lo fácil en las cuatro banderillas a una mano que clavó, dos de ellas muy caídas, mostrándose más certero con las cortas, sin miedo a equivocarnos, lo mejor de una actuación brevísima, tanto o más que las fuerzas del ganado, sin duda, el triste protagonista de un festejo que había levantado cierta expectación en cuanto a la recuperación de la asistencia de público a la plaza de Priego pero que esperemos, no sea la gota que ha colmado la paciencia de muchos aficionados a los que, por última vez, como se escuchaba en la salida, “les dan gato por liebre”.

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