Revista Coaching

¡Un genio! ¡He practicado catorce horas diarias durante treinta y siete años, y ahora me llaman genio!

Por Ignacionovo

(FLASHBACK OCTUBRE 2009) Autor: Pablo Sarasate. "La inspiración existe, pero debe encontrarte trabajando". Así señala una de las  máximas clásicas más populares y atribuida a diferentes personajes a lo largo de la historia. Pensar en ella, ayuda a superar los momentos en los que la creatividad nos abandona y ese fértil territorio para las ideas de otras veces, se torna estéril e incapaz de darnos ningún ningún fruto 'comestible'.
Cuando afrontamos una labor que se nos resiste, creo que a todos nos ocurre, sentimos la tentación de abandonar y mudar nuestro esfuerzo hacia otros quehaceres menos complejos, en busca de una mayor facilidad o de una menor resistencia, según como se mire. No lo hagamos. Debemos de ser lo suficientemente disciplinados, fuertes y consistentes como para volver siempre a terminar aquello que hemos empezado y que nos hace sufrir eventualmente por su falta de resolución.
Renunciar ante las dificultades jamás debería de ser una opción a considerar. Y seguro que en la vida nos vamos a encontrar en muchas ocasiones con momentos en los cuales parece que no avanzamos y con pinta de callejón sin salida; entonces sólo cabrá aplicarse en la tarea, recurrir a la técnica aprendida, insistir en el esfuerzo (siendo constantes en él) y seguir trabajando, en espera de que el paseo de las musas por otros lares no sea demasiado largo.
El violinista Pablo Sarasate se sorprendía en la frase de hoy de la calificación de genio que le atribuían y que, por otra parte, se merecía sobradamente. No entendía que la gente creyera que su virtuosismo no era el resultado de un perseverante estudio y aplicación.
El sacrificio no es exclusivo, obviamente, porque también estuvo tocado por la divina musa de la inspiración, sin la cual sería  imposible explicar el genio de todo gran personaje, pero esa es la combinación y no creo que haya otra: tenaz, constante e insistente ensayo (trabajo) y aprovechamiento máximo de los contados pero mágicos instantes de iluminación, arrebato, entusiasmo o excitación, en los que somos capaces de crear por encima de nuestros límites o de los que creemos que lo son.
Reflexión final: "La inspiración es trabajar una buena porción de horas" (Camilo José Cela)


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