Revista Cine

Un harén para salvarnos.

Publicado el 09 febrero 2011 por Francissco

Virilidad y buena compañía.Un harén para salvarnos.

Perogrullada: la presencia de varias hembras, siempre que sean inteligentes y atractivas, aumenta la líbido y las hormonas masculinas en la madurez,  ale, dale que te pillo y toma Lacasitos. Esta obviedad, de seguro que ya la conocían perfectamente los árabes que podían costearse el mantener varias esposas.

Sospecho que la condición contraria, la de que las mujeres sean pocas, tontas y feas empeoraría el rendimiento masculino. Pero vayamos por partes, como siempre decía Jack el Destripador.

La cuestión, es que ahora nos lo cuenta la neuróloga Louann Brizendine, en El cerebro masculino, escrito a petición trás su éxito de ventas anterior. Sí, buena deducción, el anterior se llamaba El cerebro femenino.  Como, además de neuróloga, es una tía, tenemos asegurada la descontaminación machista de las conclusiones. Podemos leerlo, por tanto, con tranquilidad de conciencia.

Pues van y estaban comprobando los resultados de inyectar andrógenos  -testosterona y otros-  en varones ya mayorcetes.  Los mismos, se quejaban de falta de líbido, gatillazos traidores y desconsiderados, así como falta de forma física y otras putadas varias, por lo general asociadas a ser viejo, feo y vivir en un pueblo pequeño.

Louann y su pandilla les pinchaban los andrógenos erógenos esos (que moorbo, por dios) y, tras encuestarlos y realizar otras “comprobaciones” (¿indagar en los puticlubs de la zona, quizá?) concluyeron que sí  ¡yuupi!  que había mejoría y se levantaban los “ánimos”.  Ponderaron que se daba una mejoría individual*  del cuarenta por ciento (sea esto lo que sea) y se consideró un éxito.

Pero, ah, que sería de la ciencia sin los grupos de control. En paralelo a lo anterior, se habían reservado condiciones especiales para otros frígidos maduros. A estos, se les  inyectó, por contra, un placebo inocuo.  Y se les aplicó una terapia inusual,  consistente en charlar durante una temporada con mujeres seleccionadas por su belleza e inteligencia. Tan solo eso (que quizá no es poco, Mariano)
Y preguntaron y “comprobaron”, claro. Cual no sería la sorpresa, cuando la mejora resultó ser, esta vez  ¡¡del cuarenta y uno por ciento¡¡  ¡oh, my god!  que viva el vino y las mujeres, joder, si esto ya lo sospechábamos todos…

Que es que no puede ser. Que siendo ya mayorcito, tras años y años de calzar  -y hablar-  siempre a la misma, la química no está motivada y pasará lo que suele pasar.  Y con las mujeres mayores sucedería lo mismo haciendo lo propio y a la inversa ( si se atreven a probarlo, claro)

Bueno, para más arriba  -y para cuando tenga ganas-  he subrayado otro factor para el debate. El segundo factor ese -después de la variedad y el físico-  que asimismo poseían las mujeres terapeutas era, recordemos, la inteligencia.  Si de esta ya se conocía el atractivo que ejercía sobre las mujeres, ahora se confirma lo mismo para los hombres. Así que chicas, agilizad las neuronas que nos elevareis el “espíritu”.

*Palabra editada, después de la sagaz puntualización de Sim.

Un saludín. Espiritual, claro.



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