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Un hotel, una isla y la chica de la Ducati roja

Publicado el 19 septiembre 2010 por Evagp1972
Un hotel, una isla y la chica de la Ducati roja
Hay infinidad de ejemplos en literatura que demuestran la poderosa fascinación que ejercen sobre el artista la imagen y el concepto de una isla. Quizá porque en ella se dan la mano dos sentimientos profundamente humanos y completamente contradictorios: de un lado, el deseo de estar a solas con un@ mismo; del otro, la imperiosa necesidad de hablar e interactuar con otros seres humanos. Un claro ejemplo de ello es la última novela de Flavia Company de la que os hablé en esta anotación, y que pronto tendrá su edición en castellano, publicada por Lumen (podéis ver la portada aqui). 
En la blogosfera encontramos diversos ejemplos de diarios escritos desde la perspectiva del náufrago en una isla desierta, como el llamado  Cabo Leeuwin. Anne Bonny, una dama forzada por la tripulación a abandonar el barco y quedarse en una isla, comparte con nosotros las vicisitudes de su vida diaria: contemplar las nubes, descubrir nuevos amigos entre los insectos, construir una cabaña y su terraza de conchas, o simplemente  disfrutar de la paz de un hermoso día en la isla...). Esta dama comparte cautiverio con su gato Viernes y un burro llamado Martes. Escribe su diario en una libreta, con la ayuda de un carboncillo, y confía que alguien encontrará sus escritos, que envía al mar en una botella. A veces, sin embargo, parece delirar un poco. No sólo porque en ocasiones confunde a su gato con su burro (Empieza la aventura de conseguir que Viernes engorde un poco… ¿A los burros les gusta el coco?), sino porque 22 días después de su llegada a la isla, Anne Bonny afirma haberse percatado de la dura realidad: que está muerta. Sin embargo, y aunque podría haber sido interesante y original seguir las aventuras de una mujer fantasma en una isla, al día siguiente Anne está convencida de lo contrario, ofrece una extraña explicación para su misteriosa vuelta a la vida y continúa comentando que está habituándose a comer algas, como todo náufrago que se precie. Tampoco parece muy claro de dónde ha obtenido Anne -a juzgar por su historia y su foto, una dama del XIX- una cámara fotográfica y el ordenador (¿conectado a qué palmera eléctrica?) para redactar este diario en Internet e ir respondiendo a sus comentaristas (a los que tampoco pide ayuda para salir de la isla). Quién sabe, quizás nos escriba desde un universo paralelo. Interesante perspectiva, en todo caso.
En algunos casos, como en el del escritor Javier Marias, la relación con la isla va más allá de lo imaginario, pues es rey literario de una isla imaginaria, el reino de Redonda, con poder para designar a su corte de nobles, entre ellos Pedro Almodóvar, nombrado Duque de Trémula. Un lugar rodeado siempre de polémica, pues varios escritores le disputan el trono e incluso ha tenido que hacer frente a un levantamiento militar (tenéis toda la información aquí).
El Hotel Melancoisla, del que quiero hablaros hoy, conecta con esta idea de reino literario en una isla remota:
El Hotel Melancoisla se encuentra estratégicamente situado en un paraje privilegiado sobre el Mediterráneo, en la Isla de Alejandra, al lado del Faro de San Judas Tadeo, patrón de los imposibles.Dominando buena parte de la Costa Atormentada, en el Siglo XIX fue una posada frecuentada por los marineros de corazón sin ancla. El fundador de la hospedería fue Miguel Monforte abuelo, un pescador de la zona. Más tarde fue su propio hijo el que se hizo con el timón del hotel, y actualmente es regentado  por Clara Monforte, sobrina de éste.El Hotel Melancoisla dispone de 14 habitaciones con terrazas encaradas a poniente y levante, y un restaurante con un mirador sobre el acantilado.
Podéis acceder a  los relatos que van dejando en el hotel l@s 19 ocupantes de las habitaciones, así como a la lista de libros que recomiendan en la biblioteca, y también a fotografías de las habitaciones y la bolsa de trabajo (por cierto, veo que  están buscando un/a pianista con reptertorio de jazz, rock’n'roll y clásico). Pues bien, la directora del hotel, Clara Monforte, escribió en el Hotel este relato, titulado "Una Ducati roja":
Una Ducati roja ha cruzado la carretera partiendo la isla en dos. El instante en el que te enamoras y el sonido del motor de una Ducati es imposible recrearlo en la mente por mucho que lo intentes. Se lo he contado a Anais, parece una chica sensible. Era roja. Una raya blanca en el depósito. Una SportClassic. Una Ducati. Música, Anais, música hecha motor. Risssssssssssssss. El silbido. Tú me entiendes. Ha roto la isla. Una sierra radial. Un corte afilado. Brillante. ¿Tienes idea de quién puede ser?  Es urgente. Pregunta en el café del pueblo. Allí lo saben todo.He pasado la mañana en la playa, pero no estaba sola. Una extraña presencia  se ha acomodado en mi toalla. He sentido  una mano helada en mi  espalda.  Me he levantado enseguida, como cuando llegan las avispas.
A partir de aquí, surgió la idea de convocar un casting para bloguer@s, destinado a encontrar a la chica de la Ducati roja.  Sólo tenéis que enviar al correo electrónico[email protected] una descripción de la chica de la Ducati roja y lo que sería la primera anotación, en primera persona, como si fuera el diario de la misteriosa motorista.  Tenéis todos los detalles en la última entrada de "Qué mala soy dosificándote," el blog de esa gran agitadora culltural que es Paola Vaggio,  aquí  ¡Ojo avizor!: el plazo expira el próximo lunes 27 de septiembre de 2010. ¿Quién se anima?

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