Revista Belleza

Un jueves, un relato (VI): EL MANUSCRITO ROBADO

Por Gadirroja

Un jueves, un relato (VI): EL MANUSCRITO ROBADO ¡Casi no llego!Esta semana, como estuve fuera de puente, he entrado a lo justo a la convocatoria de los "relatos jueveros". Pero bueno, ayer mismo, a la tarde noche, saqué un rato para dejar volar mi imaginación con el reclamo "El manuscrito robado" que nos dejó Myriam, del blog "De amores y relaciones" en esta entrada. Ahí mismo podéis ver quien más participa.

¡Te dejo por aquí mi relato!



EL MANUSCRITO ROBADO

Oculto, tras la puerta, apretaba contra sí aquel valioso manuscrito. Su corazón latía con un ritmo desacompasado, loco, excitado.

¡A su edad! No lo habría creído si llegan a contárselo. A punto de jubilarse, y meterse en tamaña aventura. Pero no podía dejarlo pasar, por principios.

Entre sus manos contenía una prueba inefable que no podía seguir oculta por más tiempo. Eso sí, si llegado el momento, lo pillaban in fraganti, perdería todo el prestigio labrado durante décadas. Así que tenía que hacerlo bien.

Consultando la hora, trotó de una manera poco elegante pero bastante efectiva a lo largo del pasillo y llegó, a lo justo, a la puerta del transporte escolar de aquel instituto de enseñanza secundaria en el que llevaba trabajando más de cuarenta años.

Muchos alumnos dirían de él que era un gruñón, pero no sabían que, como cualquiera, tenía su corazoncito. Y con los años, además de más sabio (tenía más psicología que, como dicen, el que está tras la barra de un bar)…se estaba enterneciendo.

Por eso, tras ser testigo de las eternas miradas de bobo enamorado, después  de leer los descarados sonetos presentados como trabajos de poesía – no dejaban lugar a dudas – y, finalmente, encontrar aquel manuscrito en el que Juan González, de primero de Bachillerato, declaraba su amor incondicional y apasionado por Carmen María Ibáñez, del mismo curso… tenía que hacer algo ¡ya!

¡El muy pazguato no se daba cuenta que ella estaba también pillada hasta las trancas por él! El profesor, que los observaba a ambos desde su atril, desde primeros de curso…bien que lo sabía. Decidió que la causa, bien merecía pringarse.  

¡Y vaya si lo hizo! De camino al autocar metió el pie en un charco y se salpicó entero sus modestos pero elegantes zapatos de profesor de literatura.

-   ¡Carmen, Carmen! – Gritó con su voz cascada – Toma, te dejabas este manuscrito.

-   Pero…profesor Jorge, este cuaderno no es mío…

-   Lo sé – dijo el docente, clavando sus ojos verdes en ella con la mirada más convincente que conocía – pero debes leerlo.

Y con una sonrisa, mitad celestina, mitad templario, se volvió satisfecho a su despacho.

Un jueves, un relato (VI): EL MANUSCRITO ROBADO

Gracias por seguir en este viaje. 

 ¡A vivir!


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