Revista Belleza

Un jueves, un relato (XXVIII): Collage temático.

Por Gadirroja

Un jueves, un relato (XXVIII): Collage temático. En esta semana es Neogeminis quien nos propone un reto: ha elaborado collages con diferentes objetos y nos propone que, inspirándonos en uno de ellos, hilvanemos nuestro relato.La verdad es que solo ver el primero me vino a la cabeza la historia que hoy te cuento, así que a ver si te gusta.


Pequeño tesoro.

Un jueves, un relato (XXVIII): Collage temático. 02
La casa estaba fría y algo oscura. La recordaba cuando estaba llena de vida, ella apenas una niña y llegar allí, a casa de sus abuelos maternos, era toda una explosión de vida para sus sentidos: la luz de los ventanales entrando al salón e iluminando de lleno el sillón de lectura del abuelo; el olor de un caldo, potaje o cocido que la abuela tenía al fuego, borboteando a llama lenta, alguna copla acariciando sus oídos, cantada por su tía mientras faenaba. Y ahora todas las habitaciones parecían atrapadas en un duermevela de soledad y abandono. Algún gusano caminaba distraído por la cocina y telas de araña brillaban en los rincones.

Qué recuerdos. Como los de aquella caja, que parecía contener un pequeño tesoro: la pipa del abuelo, la fragancia de la abuela. La rama de acebo bajo la que se besaron aquellas navidades de 1950. La tirita con la que ella quiso ayudarlo a él, que torpemente se había pellizcado los dedos con aquellos alicates mientras montaban el cuarto de la tía Rosa, que sería su primer bebé. Las cartas que se escribieron cuando eran novios.De toda la vida que aquella casa había emanado, de sus propios abuelo y abuela, solo quedaba eso: un puñado de objetos. Cogió el camafeo de ella, y el reloj de arena de él y se los guardó en el bolso. Qué pena que dos vidas se reduzcan, con la muerte, a un puñado de cosas.Pero entonces, al levantar la cabeza, se vio reflejada en el espejo de la cómoda: reconoció, en su propio rostro, los ojos verde aceituna del viejo. Y en su cuerpo, rotundo y fuerte, la estructura de su abuela. Y más allá de eso, - pensó sonriendo - supo ver la determinación de ella en aquella arruga que a veces se marcaba entre sus cejas, cuando estaba obcecada en algo. Y también la ilusión de él, su capacidad de ver el lado bueno y alegrarse ante cualquier vicisitud de la vida. El despiste de tía Rosa ...y su buen oído, también estaban en ella.Así que no, la vida no se había reducido a una caja de cosas. La vida latía en sus venas con la fuerza de sus ancestros. Esa era el verdadero tesoro.

Como siempre, te animo a que leas a otras personas que participan el reto. En esta entrada han ido dejando sus aportaciones.

Me costó un poco esta vez escribir un relato con el que encontrarme satisfecha, pero ayer tarde, la lluvia y la bajada de temperaturas me inspiraron muchísimo.
Un jueves, un relato (XXVIII): Collage temático. 03 Un jueves, un relato (XXVIII): Collage temático. 04

Gracias por seguir en este viaje. 

 ¡A vivir!


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