Revista Cultura y Ocio

Un lento aprendizaje, de Thomas Pynchon

Publicado el 19 agosto 2010 por José Angel Barrueco
Un lento aprendizaje, de Thomas Pynchon
Una de mis asignaturas pendientes es la lectura de las obras de Thomas Pynchon. Admito que siempre me ha dado pereza. Tengo que subsanar esa falta y lo haré poco a poco. De momento, he leído su libro de relatos Un lento aprendizaje, que encontré en alguna librería de viejo. Son cinco cuentos entre los que destacaría la frescura del primero, Lluvia ligera, con soldados chistosos que me recuerdan a los de la película 1941, y la perfección del último, La integración secreta. Aunque sé que no es su mejor libro, por lo que dicen otros y asegura el propio autor, me agrada el humor de Pynchon, me divierten sus diálogos y sus estrafalarios personajes y sus intentos de cultivar los géneros (véase el cuento Bajo la rosa, de espionaje). No me olvido de la extensa introducción en la que Pynchon destripa los errores de estos relatos, sus fallos como escritor novel y su manía juvenil de documentarse más con lecturas que con experiencias. Y por supuesto me gusta que reconozca su deuda con los beat: considera En el camino, de Jack Kerouac, “una de las grandes novelas norteamericanas”, lo cual me hace muy feliz dada mi pasión por ese libro. De ese introito dejo aquí un pedazo:
No sé de dónde había sacado la idea de que la vida personal del escritor no tiene nada que ver con su ficción, cuando lo cierto, como todo el mundo sabe, es casi todo lo contrario. Además, tenía a mi alrededor abundantes pruebas de esa verdad, aunque prefería ignorarlas, pues, de hecho, la ficción tanto publicada como inédita que me conmovía y satisfacía entonces y ahora era, precisamente, la que resultaba luminosa y sin ninguna duda auténtica porque había sido hallada y elevada, siempre pagando un coste, desde unos niveles más profundos y más compartidos de la vida real que todos vivimos. Detesto pensar que no lo comprendí así, aun cuando fuese de una manera imperfecta. Tal vez el precio del alquiler era demasiado alto.

[Traducción de Jordi Fibla]

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