Revista Europa

Un negocio de miseria: El periodismo comprometido

Por Carmelanegrete
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Título original: La vida locaNacionalidad: España, Francia y MéxicoDirector: Christian PovedaGénero: DocumentalIdioma: Español Duración: 1h,29mAño: 2008
Después de tres años viviendo en San Salvador, el periodista franco-español Christian Poveda fue encontrado cruelmente asesinado a tiros en las cercanías de La Campanera, un barrio a las afueras controlado por las maras. Al parecer la causa de su muerte está relacionada con el documental que había concluido, y que narra la realidad de una de las dos grandes pandillas juveniles del país centroamericano: La mara 18. Uno de los protagonistas del documental declaró en una entrevista que la muerte podría estar relacionada con la idea en la comunidad de que el profesional haría negocio de su miseria. Fuentes policiales señalan la posibilidad de que un agente, que se encuentra detenido y acusado del asesinato junto con un pandillero, hubiera incitado el odio de este grupo contra el periodista creando la idea de que estaba filtrando información sobre ellos, algo que este cuerpo de seguridad niega.Estas líneas podrían ser el argumento de una buena ficción, pero desgraciadamente corresponden a la realidad de septiembre de 2009. El documental “La vida loca”, que costó la vida al veterano Christian Poveda, reportero ya en El Salvador de la guerra civil entre 1980 y 1992, aún no había sido estrenado en Francia, país donde sus padres, republicanos refugiados del franquismo español, huyeron en la primera mital del s.XX. Christian Poveda cubrió, entre otras, como fotógrafo y reportero, la guerra de Iran e Iraq, la del Líbano, las dictaduras chilena y argentina y los conflictos guerrilleros de Perú o Guatemala. Durante unos dos años, para grabarlo, convivió con una población marcada por la guerra, la violencia, las drogas y la delincuencia. Estas personas se presentan en su tiempo de ocio, pero también en el trabajo a través del cual intentan reinsertarse en la sociedad. Durante el rodaje fue testigo de siete homicidios, tres de ellos de protagonistas de su producción. Christian Poveda les acompaña al hospital, a los juicios. En un tribunal que aparece en la película, un policía declara contra un joven pandillero acusado de llevar un arma de fuego. El juez pregunta al policía si es práctica habitual desnudar a los jóvenes detenidos y el policía desconcertado contesta que no. De ahí, el juez deduce que el joven es inocente, porque según las fotos de la propia policía “el joven fue entonces encontrado en boxer y entonces no habría posibilidad de esconder un arma. De este modo, declaramos al acusado inocente”.Las maras tienen su origen en las pandillas de Los Ángeles, creadas por los emigrantes durante la guerra civil en los 80. La Mara Salvatrucha, la otra gran pandilla de El Salvador, es considerada una de las mas peligrosas del mundo. En El Salvador hay unos 25.000 pandilleros. Se estima que entre Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua y México, actúan más de 100.000 mareros. Centroamérica cuenta con alguna de naciones con los índices más elevados de violencia. Hay asociaciones, un ejemplo aparece en el filme, que tratan de alejar a los jóvenes de las pandillas y emplearlos en alguna actividad productiva. Las maras son un movimiento juvenil fanatizado, que aporta a los jóvenes protección y seguridad. Los conflictos con las autoridades son habituales y las cárceles  y centros de menores forman parte de la vida de los pandilleros. La pobreza, los bajos niveles educativos y la ausencia de oportunidades lleva a muchos jóvenes a formar parte de estos grupos. Muchos de ellos, además, son menores. Tomás Andino, de Save The Children, alertaba en una entrevista de que “Grupos de exterminio del crimen organizado y de agentes policiales se dedican a darle una solución final a este problema, eliminando físicamente a sus miembros”. Terrorismo de estado, algo parecido al caso GAL español pero a gran escala y en toda Centroamérica. Además, hay organizaciones que denuncian los asesinatos de dirigentes sociales y militantes de izquierda que el Gobierno atribuye a la delincuencia común de las maras.

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