Revista Salud y Bienestar

Un nuevo amanecer

Por Javier Rojo @blogtueii

Cada mañana el sol brilla entregando los buenos días, de la misma forma en que cada otoño vuelan hojas en cada parque de la ciudad, lo que termina en aquel árbol desnudo que cambia para dar inicio a una nueva etapa. De esta manera, aquella joven, logró comprender lo que estaba viviendo a su corta edad, una reflexión que fue resultado de meses de esfuerzo por superar aquella enfermedad que ahora tanto respeta.

-¡Francisca! ¿Por qué vas tanto al baño? Debes intentar controlarte.

Ella, una chica de diecisiete años, amante de la danza y las artes marciales, un poco loca por lograr lo que quería, característica que hizo que la definan como una enferma por el estudio y una persona poco agradable para salir, bueno, eso veían los demás, pero en realidad aquella joven vivía feliz, intentando olvidar la pérdida de su madre a tan corta edad. Francisca pensaba que ningún dolor la podría derrotar después de lo ocurrido.

-¡No puedo controlarme!

Sus cercanos no entendían lo que le ocurría, solo pensaban que era un problema psicológico a causa de su edad, o que comió algo que le generó un dolor de barriga, o no… de seguro Francisca estaba tan estresada que olvidó cuidarse. La joven no encontraba normal que después de comer deba correr al baño, y nadie se imaginaba el miedo que sentía al pararse y ver tinta roja en lo que había salido de su cuerpo.

-De seguro tienes hemorroides, no te preocupes, a muchos nos pasa

Francisca ya estaba cansada, no podía sentir comodidad, y aunque la mayoría pensaba que todo iba a estar bien, ella sabía que algo malo estaba pasando, su piel se manchaba, y sus ojos dolían. Ella sabía que ya no era la chica sana y deportista, al contrario, ahora era una chica que no disfrutaba del amanecer ni de la brisa del día pegando en su rostro, Francisca decidió el momento justo:

-Papá, me duele la espalda, mi barriga se escucha como un tambor, esa tinta roja es sangre, por favor, ayúdame.

Después de ser escuchada, tras unos días, un humano estudiado de bata blanca dio inicio a una seguidilla de acontecimientos que formaron la peor y a la vez la mejor etapa de la vida de ella, tuvo una gran paciencia, y luego de revisar y conversar acerca de lo que estaba ocurriendo, el doctor de pocas palabras, abrió su boca y dijo:

-Pueden ser varias cosas, primero debemos descartar enfermedades, te enviaré a muchos exámenes para estar seguros, tranquila, lo más feo que puede ser es Colitis Ulcerosa, y la verdad, espero que no lo sea.

A la espera de esos exámenes, pasó su cumpleaños, ya era mayor de edad, una adulta responsable con toda la vida por delante, claro, ese no fue su mejor día, pero bueno, ella tenía que hacer el esfuerzo, al fin y al cabo, nunca nada es tan malo…

-Toma todo el laxante Francisca, mañana tienes tu colonoscopía.

Y a pesar de que el laxante era asqueroso, ella se encontraba feliz, por fin había una posibilidad de que supieran lo que le estaba ocurriendo. Pasó la noche en el baño, cosas que pasan, era una botella de laxante, ¿Qué más esperaban?

-Joven de dieciocho años, con problemas en la piel, presencia de heridas bucales, dolor abdominal complejo, deposiciones continuas con mucosidad y sangre, colonoscopia muestra resultados de una enfermedad inflamatoria intestinal, se le tomó una biopsia. Francisca se encontraba algo confundida, nunca había escuchado sobre aquel tema, en su país no es una enfermedad conocida, por lo que sintió un profundo temor, pero decidida luego de escuchar al hombre de bata blanca experto en tripas, fue en búsqueda de sus resultados:

Francisca, Agosto 2017

Diagnóstico:

Colitis Ulcerosa de larga evolución en fase activa.

Francisca estaba tranquila, por fin estaba tomando medicamentos, pensaba que todo iba a mejorar, pero eso no fue así, cada día todo fue empeorando, ella trataba de asistir a la escuela, al dar un examen atrasado recibió por parte de su profesora un comentario que la descolocó:

-Francisca, si sigues faltando tus calificaciones comenzaran a descender. Entiendo que estés enferma, pero tus obligaciones son primero.

Aquella noche, la joven no durmió en su hogar, cambió su cama por una camilla, se encontraba hospitalizada por primera vez en su vida. Mesalazina y Prednisona fueron su fuente de energía para poder mejorar, luego de siete días de tratamiento, Francisca pudo salir de aquel lugar nuevo en su vida, donde es obligación tener una aguja clavada en el brazo. Ella pensaba que todo estaba mejor, y pudo bailar en el teatro de su ciudad, por primera vez después de un tiempo, sintió que su vida mejoraba, que todo iba a estar bien, en esa noche… La joven vivió sin Colitis Ulcerosa, o bueno, eso es lo que ella pensaba.

A los días, sintió como su cuerpo se debilitaba, ya no era la chica activa con fuerza para hacer todo, la fiebre comenzó a aparecer, y ya no podía si quiera mantenerse de pie.

-Ya no puedo, llévenme al hospital, no tengo más fuerzas.

¿Qué creen que ocurrió? Obvio, Francisca quedó hospitalizada por segunda vez en su vida, pero esta vez fue algo nuevo, las enfermeras mencionaban una tal bacteria llamada Clostridium Difficile, lo que complico todas las cosas… pesando cuarenta kilogramos y con poca fuerza, Francisca solo tomaba lo que le daban: Mesalazina, Prednisona, Metronidazol, Azatioprina. La esperanza de su doctor ayudaba:

-Estarás bien, pronto lo lograremos.

Tras otra hospitalización y cambios de medicamentos, ella pudo entender lo que es amar la vida, lo que significa tener una enfermedad crónica. Aquella chica aprendió a valorarse, a querer salir adelante, a cuidarse, y a ser guerrera de su vida, de sus tripas, de su corazón.

Todos los guerreros deben recordar que son fuertes, y no deben dejar que algo oculte su sol, recuerden, cada día se despierta para ser mejor.

Se despide: Una tal chica llamada

Francisca.

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