Un país gobernado por trileros

España es un país gobernado por trileros de la peor calaña y las consecuencias son cada día más evidentes puesto que en dos años estos desalmados que se hacen llamar gobernantes han asolado todo tipo de servicios sociales, han pisoteado derechos fundamentales como la libertad de expresión, la libertad de información y el derecho a manifestar libremente lo que a los ciudadanos nos parece mal; han hecho de la corrupción y el fraude norma y ley, de la mentira, su medio de vida, de la crueldad su deporte y del robo descarado a los ciudadanos su modus vivendi.

Mientras, en las calles no se ve más alegría como dice Soraya, la vicepresidenta, sino más decepción, enfado y hartazgo. La gente ya no aguanta más precariedad, más exigencias y más austeridad porque ve cómo los únicos que están haciendo esfuerzos sobrehumanos son los ciudadanos  y no los trileros que nos gobiernan; además ven cómo de estos sacrificios se están aprovechando políticos y empresarios para hacerse más ricos, cuando muchas personas están viviendo situaciones límite.

No existe ninguna recuperación económica por mucho que cacareen los trileros del gobierno porque no hay ningún lugar del mundo que crezca económicamente si tiene una tasa de paro superior al 25 %, una deuda pública que ya es el 100 % y un empleo tan precario que quien lo posee no es capaz de salir de una situación de pobreza. Esto no había ocurrido nunca en España. Hace no tanto tiempo, las dificultades se las encontraba quien no tenía trabajo, ahora, pese a trabajar, muchos ciudadanos se mueven en el umbral de la pobreza porque sus gastos –hipotecas, facturas de luz, gas, compras, impuestos indirectos injustos como el IVA o llenar el depósito de gasolina- superan sus ridículos ingresos gracias a la caída de los salarios, la temporalidad e inestabilidad del empleo que se ha creado y la destrucción masiva de todo tipo de empleo estable.

Sin embargo, este gobierno del terror insiste en que el crecimiento y la recuperación económica son un hecho, coreado sin cesar por la CEOE y los grandes empresarios –otros trileros de tres al cuarto-, a los que sí les ha ido muy bien con estas políticas, ya que a corto plazo les han dado pingües beneficios y a largo o medio plazo no les importa lo más mínimo si el país queda arrasado como un desierto.

Además -se venía sospechando desde hace tiempo y se está confirmando poco a poco- el gobierno falsea los datos del paro y la seguridad social con sus sucios trucos de trileros callejeros, poniendo aquí y quitando allá para maquillar y ocultar los datos que no quiere que se sepan mucho y presentarlos tanto aquí como en Bruselas como un éxito de su política. Pero no sólo los datos del paro y la seguridad social se falsean, los presupuestos generales y los balances se cuadran a conveniencia para presentarlos en la Unión Europea como un éxito; así, a finales de 2013 desaparecieron 5.000 millones de € para cuadrar el balance anual de déficit  a presentar en Europa y se pasaron al primer trimestre de 2014. A ver qué hacen con esos 5.000 millones cuando tampoco les cuadre el balance de este año.

Todos estos chanchullos presupuestarios del maestro de trileros Montoro y compañía han alertado a la U.E., quien, ante el riesgo de que España esté haciendo lo que hizo Grecia con sus cifras y que la llevaron a la quiebra total y su posterior intervención, ha decidido abrir una investigación. Ya veremos en qué acaba todo esto.

En un país civilizado todos estos trileros no sólo habrían tenido que dimitir, sino que se verían obligados a responder ante la justicia por todo tipo de delitos de fraude, malversación, evasión fiscal, prevaricación, etc. Aquí en España no sólo no pasa absolutamente nada, además se pueden permitir el lujo de legislar contra derecho, amenazar a los ciudadanos, insultar y perseguir a quien o quienes les denuncia y delata y seguir como si nada en sus cargos públicos que, no lo olvidemos, son cargos que se pagan con nuestro dinero. Hace falta algo más para echar a esta gentuza y pretender un gobierno honrado. ¿Qué vamos a hacer? ¿Esperar a que sigan robándonos la dignidad como país?