Revista Cine

Un perro zombi y una oda al cine

Por Javier Parra González @xavipargon

FRANKENWEENIE (Tim Burton, 2012)

Un perro zombi y una oda al cineEn todo un ejercicio de superación como director, el pasado 2012 Tim Burton nos presentó dos proyectos que no eran más que sendos homenajes al cine de género de los años 50 y 60. Vengo a referirme a Sombras tenebrosas, adaptación del serial  homónimo de corte gótico retransmitido por la ABC entre 1966 y 1971; y Frankenweenie, remake de un cortometraje propio que parodiaba el argumento del Frankenstein de Mary Shelley cambiando el monstruo antropomorfo por un perro. Es en esta segunda obra donde el universo burtoniano queda reflejado plano a plano en una deliciosa obra realizada en stop motion pensada para toda la familia acerca de los valores de la amistad e hilvanada a través de una historia sobre un joven que decide utilizar el poder de la ciencia para retornar a su difunto y fiel amigo canino del más allá.Contada en un impecable blanco y negro, la historia homenajea al cine de monstruos (Gamera, la tortuga gigante nipona, incluido) y a la época dorada de la Universal a través de unos oscuros personajes que caminan por la delgada línea que separa lo macabro y lo cómico, en todo un alarde por demostrar lo magistral que resulta la batuta de Burton, autoreafirmándose una vez más como todo el experto en la plasmación del universo gótico en la gran pantalla que es. Entre lo trágico y lo espeluznante, la maravillosa banda sonora del siempre genial Danny Elfman, nos hace testigo de una historia que hace que volvamos a creer en la magia y en los tan denostados valores que el cine de los ochenta inculcó a niños y no tan niños.Los fans de Burton estarán de enhorabuena, pues no cabe duda de que Frankenweenie es una de sus mejores obras recientes, una película que hay que ver, porque filmes así son de agradecer para todo espectador que se precie, te guste o no su particular universo. Un regalo.Lo mejor: el plantel de personajes y la serie de situaciones derivadas por la invasión de los monstruos en el pueblo.
Lo peor: algún que otro personaje secundario desaprovechado.

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