Revista Opinión

Un poco de nostalgia

Publicado el 05 agosto 2015 por Liberal

Como ya he dicho en decenas de ocasiones, nunca he pensado que todo lo del pasado sea “mejor” ni todo lo de ahora “bueno” o “malo”. Todas las épocas tienen sus retos, cosas positivas y negativas, crímenes, inquietudes, valores, y un largo etcétera. Pero es que anoche regresé a Nueva York después de unos días en la Florida y el taxista que me conducía desde el aeropuerto La Guardia a mi residencia estaba bastante drogado, con pelo largo, una reliquia del Nueva York de los años 70, pues era “hippi” y se le notaba enseguida. Yo todavía no sé cómo llegué vivo a mi casa, pero digamos que suelo ser el tipo de persona flemática que toma las situaciones alocadas con cierto aplomo y resignación. Los ingleses lo llaman el “https://en.wikipedia.org/wiki/Stiff_upper_lip, pero yo ni soy inglés ni creo que sea una característica exclusivamente de ellos. Creo que tiene mucho que ver con tu formación en la vida y las experiencias que has tenido. El taxi atravesó todo Manhattan constantemente en riesgo de chocar…aumentaba la velocidad considerablemente conforme nos acercábamos al famoso Túnel de Lincoln para llegar a mi casa en Weehawken.

Toda esta experiencia me hizo recordar los comentarios que mis conocidos suelen lanzarme: “qué tolerante eres con las locuras o excentricidades”, “no te molesta nada!!”, “no te quejas nunca de nada por la calle”, “no te molesta el tabaco, dejas que la gente fume en tus oficinas o casas o aulas”, “bebes alcohol antes de las 12″, y el más conocido ya “eres de la vieja escuela aunque seas joven”. Pues sí, puede ser que yo simplemente sea de “la vieja escuela”. Hay muchas cosas de la vida contemporánea que me molestan bastante, aunque como todo, tolero. Aquí va una lista de cosas “nostálgicas” del pasado que sí me gustan — con “pasado” hablo tan solo incluso de hace 30/40 años atrás.

1. Los padres no se parecían en nada a sus hijos en vestimenta. Se sabía perfectamente por las fotos que eran “tus padres”. Nada de vaqueros a los 60 años ni zapatillas deportivas, ni padres intentando parecer más joven de lo que realmente son. Existía un sentido de lo ridículo muy fuerte.

2. No existía eso de “soy tu padre pero también soy tu amigo”. Pues no – el padre era el padre y no había mucha comunicación entre hijo y padre, porque además los problemas personales de cada uno no se comunicaban mucho en familia, especialmente de carácter moral. Hoy en día la gente cuenta demasiado sobre sí misma, cosas que a nadie le interesaban antes. ¿Tenías un problema con un “bully” en el colegio? Tú problema en los años 70 y 80. “Pégale unas hostias” te decían los padres y profesores. Los profesores no eran tus niñeros y los problemas de la calle se resolvían a hostias y en la calle.

3. Los padres no gastaban el dineral que hoy gastan en sus hijos para absolutamente cualquier capricho, por muy dañino o estúpido que sea. Los padres tampoco pensaban que sus hijos eran lo mejor del mundo, incapaces de no hacerle daño a nadie ni portarse mal en las aulas.

4. Aunque la violencia y la delincuencia estaban por las nubes en los años 70, especialmente en las urbes americanas y europeas, había muchísima más libertad relativa que ahora. Los chavales sabían irse de fiesta DE VERDAD, aunque fuera escondiéndose de sus estrictos padres que al enterarse pegaban unas palizas impresionantes con el cinturón, pero no había la cantidad de regulaciones y “complejos” por la salud que hay ahora. Ahora muchos chavales parecen más reprimidos que nuestros abuelos con respecto al alcohol, fumar, probar cosas o comer comidas con alto contenido en grasa. No existían las leyes de cinturón, ni tantas leyes contra conducir bajo los efectos de alcohol. Sí, sí, había accidentes pero la gente no esperaba que todo fuera resuelto por leyes.

5. Más sencillez en muchas cosas: ¿querías llamar a tus padres después de una fiesta para decirles que estabas en camino a casa? Sin problema: ibas a una cabina telefónica, metías una moneda y listo. No hacía falta comprar “datos”, ni contrato de móviles a x cuota por mes, ni decenas de planes como ahora tampoco. Tenías la cabina pública o el teléfono fijo en casa.

6. Se comía menos que ahora, pero sin tanto complejo de si tal o cual cosa era “orgánica”. La gente era bastante más delgada (de hecho hoy en día la imagen de un americano es que es un gordo) pero en aquella época, todos sabemos que nuestros abuelos, cuando pensaban en un “americano típico” pensaban en una mujer o un hombre delgado, RUBIO, y alto…no en un gordo como ahora.

7. No existía la cantidad brutal de “pruebas” escolares que hay ahora, pero los chavales tenían más cultura general. No es que todos fueran lumbreras ni mucho menos, pero en general los libros de texto eran de mayor calidad, se escribía más y en clase de matemáticas ni de broma permitían calculadoras. Hoy en día, mucha prueba, mucha tontería para todo, pero poca cultura y menos educación. Aquí en USA estresan a los niños para todo, todo es una prueba, una competencia, un estudio que tienen que superar. Es realmente exagerado y dañino lo que le están haciendo a los niños, no les dejan ni salir a la calle a jugar, vivir la vida, resolver sus problemas.

8. El paro era anecdótico, nadie se preocupaba tanto como ahora hacen los jóvenes (y con razón) de no tener empleo. No era necesario ni siquiera tener un título universitario. Con el simple graduado escolar podías tener un empleo de clase media y hasta hipoteca sin problemas, con coche si hacía falta. Las entrevistas eran sencillas, al grano, sin tantas “fases” o rondas como ahora, tanto comité y tanta tontería de “candidatos” como si fuera un casting.

9. No había cadenas apenas y mucho menos Starbucks, por suerte para esas generaciones. El café era café de toda la vida, sin tanto “frappé”, “moca latte”, y ya he perdido la cuenta de la cantidad de opciones que hay. Pero que haya mucha opción no significa mejor calidad. Ahora pagar una barbaridad por un vaso grande lleno de líquido marrón que llaman café en el Starbucks.

10. NO existía el “buen rollo” falso de ahora. A los desconocidos se les solía tratar como es normal: con desconfianza, indiferencia y a veces hasta con cierta agresividad. No había necesidad de sonreír como un empleado de ventas ni existía tanto acto puramente ceremonial como ahora.

11. La educación universitaria no costaba casi nada, incluído en los EEUU. No existían los terribles préstamos estudiantiles que ahora esclavizan a todo estudiante, impidiendo su verdadera emancipación. Casi nadie tenía tarjetas de crédito, por suerte para ellos. Si no podías comprar algo, te aguantabas, ahorrabas en tu trabajo y entonces lo comprabas.

12. Los hombres, incluído los casados por supuesto o con novia, NO TENÍAN QUE DAR EXPLICACIONES sobre si salían a beber con sus amigos o a cualquier otro sitio. Hoy en día, existe una verdadera obsesión egoísta de muchas mujeres (NO DIGO TODAS) al querer dominar a sus novios para que éstos hagan lo que ellas quieren siempre – desde llevarle a compras (Algo que para la mayoría de los hombres es una tortura psicológica) a querer “participar” cuando éste sale con sus amigos a beber. No sé si será por desconfianza o qué sé yo, pero yo tengo algo bien claro: si yo salgo a beber con amigos, ni de broma quisiera a mi novia o “pareja” como dicen ahora, conmigo. ¿Por qué? Te cuento un secreto por si no lo sabías: tu novia no tiene que saberlo todo, no todo lo de tu vida. Díle que te dé tu espacio y que lo respete, como tú harías con ella.

13. Menos coches por familia: Hoy en día, todos los miembros adultos de una familia en muchos países quieren tener su propio coche. Hace 30 años, solo el padre y como mucho, la madre, tenían su coche.

14. Menos “todo” – no había un champú para cada chaval de la familia, se usaba el mismo jabón o champú entre toda la familia, sólo había una tele por casa (a veces ni eso).

15. Más sencillez en todo, generalmente y resumiendo: no había listas de cientos de bocadillos, ni tantas bebidas diferentes, ni tantos sabores en el supermercado, ni comida “china” u otra comida étnica, se comía más en casa, mucho más y cocinado de verdad, no precongelado o al microhondas.


Un poco de nostalgia

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