Un poquito de... corrección

La Universidad de Michigan ha hecho un estudio que ha sido publicado en una revista llamada Plos One, y en el que dicen que si no toleras los errores ortográficos, igual es que eres un poquito -bastante- introvertido o poco agradable.
En total, 83 personas leyeron correos electrónicos de candidatos a compañeros de piso. Había tres tipos de texto: los perfectos, los un poco imperfectos con errores gramaticales y los de que te quieres sacar los ojos por no seguir leyendo tanta falta ortográfica. Después de leer, se les pidió a los sujetos que juzgaran la amabilidad y confianza de los candidatos, así como sus habilidades sociales y académicas.
Y además, como les debía sobrar el tiempo, les pidieron realizar un test basado en el modelo de los Cinco Grandes, que examina la personalidad del que hace el test o de otra persona, según cinco elementos universales: apertura a la experiencia, responsabilidad, extraversión, amabilidad y estabilidad emocional.
El estudio demostró que la edad o la educación del lector no hacían que reaccionaran más o menos a los errores, pero el grado de amabilidad e introversión, sí. Esto quiere decir que los más introvertidos tienen a juzgar de manera más negativa a los que cometen faltas ortográficas. Los extrovertidos, sin embargo, ignoran los errores, son más happy flowers -esto lo añado yo de cosecha propia-.
Por otro lado, los que tenían una personalidad menos agradable, también son más sensibles a los errores, así como los más meticulosos y menos abiertos. Vamos, los asociales son unos odiadores y unos nazis de la gramática, así por resumir.
Caballeros, señoritas, he de decir que soy lo más antipático del mundo. No soporto las faltas ortográficas o gramaticales. Sí, iría repartiendo diccionarios por el mundo, o mejor dicho, tortazos con diccionarios, por aquello de que la letra con sangre entra, pero la gente es afortunada. Un diccionario pesa mucho para mi espalda, que sino iría por ahí con uno en el bolso.
Así que ya sabéis, si me veis con cara de perro, no es que tenga un mal día, es que alguien no ha escrito bien y lo he leído. O simplemente tengo un mal día.