¿Un rey frente a la guillotina? El debate en Fort Apache sobre el que nadie se atreve

Pues aquí estamos de vuelta en nuestro Fort Apache/La tuerka, discutiendo con nivel (no valen comparaciones fáciles con la condición diagonal de las guillotinas) acerca del eje sobre el que pivota el nacional-catolicismo español, el que hace de nuestra democracia un sarcasmo en deslizamiento creciente hacia farsa, el que nos hermana con sátrapasa y dictadores: la monarquía inaugurada por el Rey Juan Carlos por decisión del dictador Franco, la de los seis millones de parados, de los cientos de miles de desahucios, de los políticos corruptos, de la casa real o su entorno enmerdados en el tráfico de influencias y el latrocinio, del desprecio a América Latina y África y la sumisión a Europa, de los jueces franquistas y de los jueces cobardes, de los inocentes encausados y de los maridos de las delegadas de gobierno en paradero desconocido, de los ricos indultados o con los delitos prescritos, del elogio decembrino y navideño de la familia católica emitido por un adúltero que paga el colchón con cargo a los presupuestos generales del Estado, de la universidad otra vez para los ricos, de unos medios de comunicación al servicio de sus capos, de un sistema de partidos sostenido sobre la corrupción inmobiliaria, de una impotencia que no puede seguir explotando cada cincuenta años con espasmos dolorosos que ayudan a regresar otra vez a los pasados oscuros…
En España, República significa cambiar el imaginario democrático. Y eso pasa por una Constitución debatida entre todas y todos. Ya estamos tardando.