Revista Opinión

Un rostro para la sonrisa

Publicado el 25 junio 2014 por Eugenioolivares
Los surcos marcados en la piel de su rostro por esa tendencia a la sonrisa. No a la carcajada, ni a la pose de portada, sino al reflejo facial de un convencimiento profundo, que sólo da la fe: Dios es padre.Un rostro para la sonrisa
Porque la sonrisa de Álvaro del Portillo, don Álvaro, como muchos le conocieron y aún le conocen, no era la de un hombre bonachón, ni mucho menos la del iluso. Él sonreía con sus ojos claros, con el brillo de quien ve a Jesucristo en cada persona, y a la voluntad de Dios tras cada situación. Y esto era fruto del hábito, de la práctica -como el atleta que tiene sus músculos en tensión, listos para la ocasión. Para don Álvaro, siempre era la ocasión, y por eso su musculatura facial ya se había acostumbrado al ejercicio de la sonrisa. También frente a las contradicciones, cuando rondaba el desánimo o se atisbaban los nubarrones en el horizonte. Y siempre, en medio del trabajo continuo, el esfuerzo y el tesón para llevar a cabo la tarea encomendada. Don Álvaro del Portillo (1914-1994), primer sucesor de san Josemaría Escrivá al frente del Opus Dei (1975-1994), será beatificado el próximo 27 de septiembre en Madrid. Se unió a la Obra en 1935 y, nueve años después, fue ordenado sacerdote. San Juan Pablo II le designó Obispo en 1990 y, cuatro años después, falleció en Roma, justo al regresar de un viaje a Tierra Santa. Gente de todo el mundo se reunirá para dar gracias a Dios por haberle conocido, por haber recibido favores de él desde el cielo o, simplemente, por haber visto su rostro sonriente en una foto y conocer también el motivo de su profunda alegría.

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