Revista Tendencias

Un skatepark de cinco estrellas

Publicado el 23 diciembre 2015 por Freshcommerce

Skatepark-en-Aspotogan

Si ha existido un paraíso para los riders, sin duda, ha estado en Canadá. Allí, en la costa de Nueva Escocia, asediado continuamente por las olas, es donde se ubica el hotel Aspotogan; un majestuoso edificio abandonado hace 20 años que, durante unos meses, albergó un skatepark único en el mundo.

Y es que no hay duda de que los lugares abandonados gozan de un gran atractivo para los skaters. Al igual que sucedió con los viejos parques acuáticos reconvertidos en skateparks en Bruselas o Barcelona, los suelos de este hotel terminaron por acoger las ruedas de los monopatines. Aunque éste no fuera para nada su propósito inicial…

Cuando se inició su construcción -en el año 1992- se concibió para ser un gran complejo de lujo, con más de 130 habitaciones y un entorno natural sin igual; no obstante, debido a problemas económicos, el proyecto se paró antes de ser finalizado, los obreros se marcharon y así permaneció, abandonado y olvidado, durante casi dos décadas.

54.000m2 de diversión

Skate
No fue hasta el año pasado cuando un grupo formado por algunos de los mejores skaters de
Norteamérica
se lanzó en su búsqueda para dar vida a las paredes y pasillos solitarios de este hotel. Ryan Decenzo, TJ Rogers, Joe Brezinski, Cody Lockwood, Nate Lacoste, Nick Moore y Cam Schuster encabezaban esta curiosa expedición, que recibió el nombre de #RBLastResort.

Con sus largos pasillos, sus bordillos, sus escaleras y sus tres amplias plantas, Aspotogan prometía ser un espacio lleno de posibilidades para los monopatines de este selecto grupo de riders… ¡y así fue! No hizo falta más que unos cuantos escombros, materiales abandonados y -eso sí- unas buenas dosis de trabajo duro para convertir el sueño en realidad y dar forma a uno de los skateparks más impresionantes que han existido: infinidad de obstáculos recorrían como un laberinto los 54.000m2 de superficie del viejo hotel.

Desgraciadamente, la diversión no duró mucho y, hace un par de meses, el dueño del hotel, decidió comenzar con su demolición para convertirlo en una urbanización; por lo que a los amantes del skate ya sólo les queda el recuerdo de lo que fue el proyecto #RBLastResort, plasmado a la perfección en este corto:


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