Revista Ciencia

Un verano atípico

Publicado el 28 agosto 2014 por Hugo
Un verano atípicoEl ángel del hogar (1937) de Max Ernst
Por lo menos en España, este verano ha empezado inusualmente más tarde y puede que también acabe más tarde (*), ha sido más lluvioso e inestable, sobre todo en la mitad norte de la península, menos ventoso en Galicia y más en Málaga, y sin duda seguirá siendo uno de los más calurosos de los últimos siglos, aunque no el más caluroso. Quien se esté preguntando qué clima nos depara el futuro (con una probabilidad de acierto, a mi juicio, superior al 75%), en esta otra entrada puede saciar parte de su curiosidad. 
(*) Al menos en el municipio de Alicante, según mi propia experiencia (por definición, menos contrastada que la información aportada en el párrafo anterior) no es habitual que durante las madrugadas de los últimos días de agosto se sigan alcanzando los 26 ºC, como de hecho está ocurriendo (la temperatura mínima media y la temperatura mínima absoluta de los últimos treinta años han sido de 21 ºC y de 13 ºC respectivamente), a horas tan nocturnas como las 04:00, lo cual, sumado al escaso viento y a una humedad superior al 80% durante la noche, hace que la sensación térmica sea de unos 28 ºC. Hecho que, de seguir confirmándose en los próximos años, en realidad era de esperar. Además, no por casualidad el verano anterior ya me pareció más largo que los precedentes, con un septiembre y un octubre tan suaves que la camiseta seguía sobrando la mayor parte del día hasta bien entrado el otoño. Si mis recuerdos de infancia y adolescencia no me engañan -y los de mi hermano, unos años mayor que yo-, a últimos de agosto de finales de los noventa ya empezaba a refrescar por la tarde en la playa, sobre todo si te mojabas y no te secabas a conciencia, cosa que últimamente no ocurre. Ahora, por lo general, se puede estar incluso de madrugada sin pasar frío. Al parecer, los días de temperaturas medias y altas se estarían incrementando tanto por un lado (adelantándose la primavera) como por el otro (retrasándose el verano), de modo que las diferencias estacionales se estarían reduciendo. Otro indicador del cambio climático a nivel local, si bien algo subjetivo por ahora a falta de más datos, sería la reducción de los días de lluvia, al menos en Alicante. Esta última primavera y el otoño del año anterior (las estaciones más «lluviosas» en Alicante) han sido especialmente secos, lo que hace prever nuevas e incluso peores olas de calor como la vivida en Europa en 2003. Parece que cada vez llueve menos en Alicante, impresión que coincidiría con los últimos escenarios proyectados por los climatólogos. 

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