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Un verano de Zelda: Ocarina of Time

Publicado el 28 julio 2011 por Monotematicosfm @curnom
Un verano de Zelda: Ocarina of Time ¡Hola de nuevo viajeros! Como cada semana hoy cogeremos nuestro crucero privado a la tierra de Hyrule, no obstante esta vez os quiero preparados porque el viaje de hoy va a ser especial… ¡Tanto como que hoy toca “The Legend of Zelda Ocarina of Time”!
 Antes que nada me gustaría decir dos cosas importantes: primero que hoy haremos un viaje un pelín más largo, ya que quiero analizar con vosotros que fue lo que convirtió esta obra en el emblema que es hoy. Lo segundo y más importante es que, si tú, lector, no has jugado al juego aún, y tienes pensado jugarlo en su reciente versión de 3DS, entonces te recomiendo evitar este artículo, porque pienso comentar con todo detalle aspectos del argumento que si los conocieras dejaría de tener el sabor mágico que lo hizo tan especial en su época.

 Cuando me pongo ante este juego (en su versión reeditada para GameCube que salió en la versión de coleccionista de Wind Waker) no puedo evitar preguntarme una cosa ¿Qué hace tan famoso y tan mítico a este juego? No lo jugué en su momento (1998), por lo que hasta ahora me sigo viendo incapaz de comprender porque jugadores de todo el mundo anteponen esta obra a otras de la saga como A Link to the Past, Majora’s Mask o Wind Waker.
 ¿Serán sus gráficos? Para la época supusieron un auténtico despliegue técnico, pese a que hoy nos resulten poligonales y fríos. Con ellos Nintendo 64 se revelaba como una digna adversaria de Play Station (hasta que esta le superó gracias a la tecnología del CD).
 ¿Acaso su sonido? La banda sonora del juego, compuesta por Koji Kondo, es tanto un emblema de este juego como su propia saga. Temas que quedarán para siempre en la memoria de quienes lo jugaron, como la “Nana de Zelda”, la “Canción de las Tormentas” o “Los Bosques Perdidos”.
 ¿Su jugabilidad? El juego fue el primero en incluir un joystick para la cámara en la saga, pues fue la primera entrega tridimensional, pese a ello el sistema de la cámara (y el de apuntar) era suave, fácil y permitían a este juego tener sin problemas las mismas dosis de acción (o incluso más) que cualquiera de sus predecesores en vista cenital.
 Si, es todo eso. Sus gráficos, su sonido y su jugabilidad le hicieron una obra maestra. Pero aún falta el detalle que creo sinceramente que lo hizo mítico: su historia.
Un verano de Zelda: Ocarina of Time
 Una pantalla negra en el justo inicio del juego nos pone en situación: nuestro héroe (que sigue siendo Link) es en esta entrega un kokiri, una raza de seres que son siempre niños que viven en lo profundo de un bosque encantado. Pese a ello, Link tiene una característica que lo hace “especial” y casi despreciado: a diferencia del resto de kokiri el carece de un hada que le acompañe.
 No obstante una mañana le despertará un hada precisamente. Se presenta como Navi y le revela que será su compañera feérica por orden del Árbol Maku, patrón de los kokiri. Pero claro, el árbol no le ha concedido esta hada para que el resto de niños se rieran de él: lo ha hecho porque tiene una importante misión, que no es otra que detener a la sombra que se está extendiendo por Hyrule.
 Link partirá a la caza de unos artefactos que el Árbol Maku le encomienda reunir y llevar al Templo del Tiempo en la capital de Hyrule. Una vez reunidos se presentará en Hyrule para cumplir su misión, pero entonces asistirá a una tragedia: verá como la Princesa Zelda, a quién conoció durante su viaje y que tenía su misma edad, huye de su palacio perseguida por Ganondorf, la personificación de áquella “sombra” de la que hablaba el Árbol. La Princesa le gritará mientras huye que es él el único que puede detenerle y le hará entrega de forma repentina de una ocarina, “la Ocarina del Tiempo”.
 Esta entrega no es fortuita, es parte de un plan para que Link, que es en realidad descendiente de la raza de los hylianos (razón por la cual no tenía hada), pudiera empuñar la Espada Maestra, única esperanza contra las fuerzas del mal que amenazan su tierra. Pero para poder empuñarla Link deberá ser adulto, por lo que el poder de los dioses le hará “dormir” 7 años en un mundo paralelo, para que así crezca a esta edad en un espacio de tiempo que al jugador se presenta como menos de 3 segundos.
Un verano de Zelda: Ocarina of Time
 Pero claro, no siempre los planes salen bien, y mientras Link dormía Ganondorf pudo entrar en el Reino Dorado y hacerse con la Trifuerza, resto de las diosas que crearon el mundo, para así cubrir el mundo de la oscuridad. Por ello, cuando Link despierte, se encontrará un mundo devastado, para nada similar a aquel feliz Hyrule que dejó atrás (y al cual puede volver en cualquier momento con solo devolver la Espada a su pedestal). Link entonces deberá buscar a los 7 Sabios, los únicos que podrán ayudarle a enfrentarse al Rey del Mal, siendo ayudado por un misterioso personaje, Sheik, cuya identidad secreta es bien conocida por todos aquellos que hayan jugado el juego (o al Super Smash Bros Melee/Brawl).
 Debo contaros la historia (sin aguaros su final) para que comprendáis lo que hizo a esta obra un mito. Como veréis, y otros muchos ya sabréis, no es una obra revolucionaria (hay un bueno, una buena, un malo, un sabio, ect), pero es la forma en la que se cuenta, a ritmo de la música suave de una nana tocada por una ocarina, la que la hace grande y la que le permitió competir sin problemas con aquel “mastodonte dramático” que era Final Fantasy VII, buque insignia de la Play Station.
 Creo que podemos entonces concluir que lo que hizo a este juego mítico y la obra maestra de la saga es todo lo que contiene más su historia, que pese a ser simple, supo ser épica.
 Y nada más, con el sonido de la ocarina me despido de este “crucero” que hemos hecho a la tierra de Hyrule. Pero claro, la saga no acaba aquí, así que las siguientes semanas os quiero ver a todos por aquí para viajar de nuevo al mundo del elfo de ropas verdes. ¡No os lo perdáis! ¡Hasta la semana que viene hylianos! Un verano de Zelda: Ocarina of Time

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