Revista Cultura y Ocio

Un vino espeso y embriagador

Por Maria Jose Pérez González @BlogTeresa

Un vino espeso y embriagadorPedro Paricio Aucejo 

Uno de los dramaturgos representativos del teatro español de postguerra fue José María Rodríguez Méndez (1925-2009), autor también de un libro de cuentos, tres novelas y varios ensayos, además de periodista y adaptador de textos clásicos españoles. Distinguido con el Premio Nacional de Literatura Dramática (1993) y el Premio de Honor Max de las Artes Escénicas (2005), la mayor parte de sus piezas teatrales (Vagones de madera, Los inocentes de la Moncloa, Los quinquis de Madriz, La vendimia de Francia…) están marcadas por un realismo social que –nutrido de vivencias propias– se torna historicista en un momento de su producción.

Un ejemplo de este giro es el ofrecido en su obra Teresa de Ávila (1515-1582): oratorio dramático, estrenada en 1982 en la iglesia parroquial de El Barco de Ávila –ciudad donde vivía el autor–, con dirección de Pedro Carvajal y música de Cristóbal Halffter, que inició gira por España, Hungría, Rusia, Estados Unidos y Argentina. La génesis de esta producción hay que situarla –como pone de relieve Julia Amezúa¹– en 1980, fecha en la que, con motivo de la preparación del IV Centenario de la muerte de la descalza universal, la actriz María Paz Ballesteros encargó a Rodríguez Méndez un texto sobre ella.

El dramaturgo madrileño, preocupado por llevar a escena figura tan rica y compleja, se planteó abordar un proceso creativo que fuese más allá de lo anecdótico y lo tópico. Para ello –según explica en el prólogo de dicha composición– se documentó de la siguiente manera: ‘Volví a leer –con deleite, eso sí, porque siempre enriquece– la obra escrita de la Santa: la Vida, las Fundaciones, las Moradas, las Cartas… Y lo primero que decidimos fue que Teresa tenía que hablar con su propio lenguaje, con su maravilloso lenguaje que es como un vino espeso y embriagador, sin que yo pusiera apenas nada, lo mínimo, de un lenguaje que no podría ser más que remedo, mal remedo’.

Para la profesora Amezúa², “frente a la preponderancia de medios electrónicos en el escenario, Rodríguez Méndez apuesta por la palabra, por lo que en su monólogo deja que fluyan los textos de la santa para presentar cinco momentos biográficos desde la infancia hasta la muerte, aunque sin profundizar en la riqueza psicológica de la santa o en sus experiencias místicas”.

En 2014 –ya fallecido su autor–, en el contexto del V Centenario del nacimiento de la religiosa abulense, Enrique Belloch, director y productor español de cine y teatro y gran amigo de Rodrí­guez, la retomó para llevarla de nuevo a escena y la adaptó combinando texto y música. En palabras del filólogo Fidel Sebastián (1948)³, la obra “se presentó como un relato de la historia de la santa contada por ella misma, desde que era la niña que imaginaba aventuras yendo a tierra de moros, a la joven rebelde que se metió a monja contra la voluntad de su padre; la mujer que descubrió la fuerza de la oración y la unión con Dios; la heroína que no se arredraba en un mundo dominado por los hombres…”4.


¹Cf. AMEZÚA, Julia, ´Teresa de Jesús en el teatro español contemporáneo´, en SANCHO FERMÍN, F. J., CUARTAS LONDOÑO, R. y NAWOJOWSKI, J. (DIR.), Teresa de Jesús: Patrimonio de la Humanidad [Actas del Congreso Mundial Teresiano en el V Centenario de su nacimiento (1515-2015), celebrado en CITeS-Universidad de la Mística de Ávila, del 21 al 27 de septiembre de 2015], Burgos, Grupo Editorial Fonte-Monte Carmelo-Universidad de la Mística, 2016, vol. 2, pp. 497-512.

²Op. cit., pág. 504.

³Cf. SEBASTIÁN MEDIAVILLA, Fidel,Teresa de Jesús, objeto de la literatura”, en Monte Carmelo, Revista de Estudios Carmelitanos, Burgos, vol. 123, núm. 2, (2015), pp. 351-401 [Edición digital en Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, Alicante, 2015].

4Op. cit., pág. 389.

 

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