Revista Opinión

Una enfermedad para toda la vida

Publicado el 26 mayo 2013 por Waspy @Neuro_impasible

UNA ENFERMEDAD PARA TODA LA VIDA
Bueno, este año quise ser fiel a la cita con las EII (Enfermedades Inflamatorias Intestinales)  y vamos que si lo he sido. La primavera me está afectando mas de lo habitual, debido también al estado en el que se encuentra mi cuadro clínico. 

Cuando se está pasando una mala racha, un brote por ejemplo, la desgana se apodera de uno. Y ahora mismo es lo que me pasa. Que estoy vago ...

Digamos que la enfermedad pasa por distintas etapas, que van dañando la parte afectada hasta que no queda más remedio que cortar por lo sano. Normalmente, la cirugía es el último recurso, porque la enfermedad volverá y no se trata de cortar y cortar ... 

En la enfermedad de crohn, de la que soy socio, el intestino delgado se va deteriorando. De tanto inflamarse el tejido, resulta en un estrechamiento del mismo por la formación de fibrosis en las paredes. Esto da lugar a que el tránsito sea muy lento e incluso que se produzcan dilataciones justo antes de la zona afectada. Que se nos amontona el trabajo. Y ni que decir tiene que la tolerancia a la inflamación es menor ya que a nada que esta aparezca, la oclusión está garantizada. 

Normalmente las explicaciones son mas técnicas y extensas, pero es para no aburrir...

Como ya había comentado en posts anteriores, esta enfermedad genera sufrimiento tanto físico como psicológico. El estrés es un factor muy importante. Cuanto más estrés, más molestias, y claro cuantas mas molestias, mas estrés.

UNA ENFERMEDAD PARA TODA LA VIDA
El malestar físico continuo nos sume en un estado inapetente general, de mala leche. No queremos ruidos, ni que nos hablen ni que nos miren. Esto es lo que nos hunde aún mas psicologicamente: la pescadilla que se muerde la cola.

También debemos de pensar que los que están a nuestro lado, también sufren y padecen esta enfermedad a través de nosotros. Y si bien en un principio no somos conscientes de ello, no lo podemos ignorar. 

Por ello, hay que aprender a vivir con ello. Desde un primer momento, hay que asumir lo que nos acaba de tocar una suscripción de por vida. Y no es fácil, porque se pasan canutas. A veces, es bueno que alguien que también sea socio nos hable un poco de su experiencia, ver que se puede hacer vida normal a pesar de padecer esta enfermedad. No me refiero a charlas o reuniones de enfermos (que es muy respetable), sino a charlas distendidas vis a vis, tomando un café, dando normalidad al asunto empezando por el entorno.

Los brotes a fin y al cabo llegarán por igual y estaremos mal, pero en las etapas de quiescencia (inactividad, ausencia de brote) las disfrutaremos mejor, con mas ganas. Y eso al fin y al cabo es también mas saludable tanto para nosotros como para los que nos rodean.


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