Revista Cultura y Ocio

Una historia de amor interrumpida

Publicado el 26 julio 2013 por Vinilo77

"Ella iba en el tren. La última vez que hablé con ella fue a las 20:35 y me dijo que iba llegando a Santiago. Cinco minutos después fue el accidente"

C uando sucede una tragedia de tales dimensiones y que afecta a tantas personas, soy partidario de personalizar. Hablar de este tipo de tragedias es hablar de nombres propios. Sólo así podemos tomar consciencia del horror más allá de las cifras.

A partir de ese momento comenzó el periplo de su novio que, desde Veracruz, intentó localizarla sin éxito alguno. Una vez más la tan denostada por el poder red de redes, consiguió unir a toda la gente. Twitter ardía y las súplicas de su novio a través de la red social, pronto tuvieron una respuesta masiva de gente que se hizo eco de la angustia.

"Se llama Yolanda.... es Mexicana, tiene 22 años y estudia en la Universidad de Santiago. Está de intercambio. Viajaba en el tren en el momento del accidente. No sé nada de ella, por favor ayúdenme. Haz RTT" (pedía Luis).

A muchos este suceso nos recordaba otras situaciones, otras tragedias, otros horrores vividos, quizás en primera persona, años atrás y por otras circunstancias mucho más macabras pero con un nexo: "El teléfono al que llama, está apagado o fuera de cobertura en este momento. Inténtelo de nuevo más tarde".

Los bancos de sangre se desbordaron en los hospitales; los bomberos dejaron aparcadas sus reivindicaciones laborales y trabajaron a destajo; los hoteles cedieron habitaciones gratuitamente a los familiares de los afectados; los médicos trabajaron horas de más y los que estaban de vacaciones volvieron a sus puestos de trabajo... ¡había que arrimar el hombro!. "Teníamos que estar allí" (decía uno de ellos). La Policía coordinó la situación en todo momento de manera ejemplar y sin escatimar recursos....

Los habitantes de Angrois acudieron en masa con: mantas, hachas, radiales, picos...todo lo que fuera necesario para asistir a la gente que pedía auxilio desde el interior de los vagones. Ellos son los héroes de esta tragedia. Por ellos, y sólo por ellos, vale la pena vivir en este país en el que vivimos. Una vez más me quedo con el mejor ejemplo de Amor que hemos dado como país. Quizás sea el único ejemplo de amor verdadero, el que nos hace a todos iguales: a reyes, a ricos, a pobres. No sabe de edades, ni de colores, ni de ideologías.

El final de la historia de amor de Luis y Yolanda se escribe con letras de sangre. Se escribe con letras de tragedia. Ya no habrá final feliz ni comerán perdices. El cuento de hadas se estrelló macabramente contra una realidad plagada de injusticia, de brusquedad, de -¿por qué no?- insensatez. Ya no habrá regreso triunfal a Mexico. Ya no habrá una oportunidad más. Luis y Yolanda no se volverán a ver nunca más. El miedo, las consecuencias, residen en ese NUNCA precisamente; ese nunca que da paso, una vez más, a una historia de amor desgraciadamente interrumpida.


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