Revista Economía

Una ley de la robótica que no es de Asimov: el 'uncanny valley'

Publicado el 22 septiembre 2017 por Ignacio G.r. Gavilán @igrgavilan
Una ley de la robótica que no es de Asimov: el 'uncanny valley'
Ahora que la robótica se ha puesto de moda, en arte por sus resultados y futuro, en parte por una cierta moda, parece que buscamos referentes sobre cómo entender esta tecnología y cómo relacionarnos con ella.
Las tres leyes de la robótica de Asimov son casi una ´etica para robots', unos robots androides de comportamiento y aspecto casi humano.
Pero, física y tecnología aparte, hay alguna ley más de la robótica. En concreto, allá por 1970 Masahiro Mori formuló la hipótesis del 'uncanny valley' que podemos traducir como el valle inexplicable, asombroso o inquietante. Se trata de una ley (en realidad una hipótesis) que relaciona hasta qué punto un robot se parece a un humano y lo que eso significa en cuanto a empatía o rechazo.

Una ley de la robótica que no es de Asimov: el 'uncanny valley'

Uncanny valley

Según esta ley, a medida que un robot se hace más parecido a un humano, crece de forma continua la empatía del verdadero humano hacia él. Sin embargo, cuando el robot se parece ya mucho a un humano pero todavía no perfectamente, se produce un brusco y sorprendente giro de los acontecimientos y el robot pasa a producir un fuerte rechazo.
Si el robot sigue perfeccionándose y ya parece completamente humano, la empatía se dispara de nuevo.
Aunque creo que no está plenamente explicada, la justificación parece ser que, cuando el robot es muy imperfecto, sabemos claramente que no es humano... y entonces valoramos el que se perfeccione. Cuando ya es muy perfecto, se activa la empatía que sentiríamos por un humano normal. 
Pero justo en el valle, vemos al robot como una especie de humano extraño, enfermo, deforme.. y por tanto repulsivo. Es como si inconscientemente lo considerásemos ya humano...pero un humano raro un humano que rechazamos.
La psicología es muy importante en la relación entre hombres y máquinas más o menos inteligentes por lo que los diseñadores de robots que deban interaccionar con humanos, conviene que tengan en cuenta esta ley de la robótica que, al contrario que las más famosas, no fue definida por Isaac Asimov.

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